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2010… ¿El verano de LeBron?

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Un blog para tratar el pasado, presente y futuro del baloncesto tanto nacional como internacional: ACB, ULEB, Euroliga, Eurocup y la NBA.

Autor: Juanma Rubio

2010… ¿El verano de LeBron?


WADE

Todo el mundo en Estados Unidos, de hecho prácticamente todo el planeta baloncesto, lleva más de un año especulando y filosofando en torno al verano de 2010, que ha levantado una expectativa inusitada porque promete convertirse en una de las experiencias más intensas y excitante en lo referente al mercado de agentes libres, al que llegarán jugadores de todo rango (medianos, intermedios, grandes, enormes) y condiciones de todo tipo. Las apuestas llevan mucho tiempo abiertas. Para algunos todo quedará en nada, para otros se redefinirá el mapa de la liga. Y en NY, donde se sueña con el próximo 1 de julio desde hace demasiado tiempo, hablan del ‘Verano de LeBron’. 01/07/2010: Esa es la fecha.


¿Y si cuando llegue ese 1 de julio no quedan tantos cabos sueltos o se han atado los más importantes, los que tienen a la liga en vilo? Hay motivos para sospechar que la supuesta ‘free-agency bonanza’ del próximo verano quedará en nada. Pueden llover las extensiones de contratos y pueden llegar traspasos tan sonados como inesperados (o no tanto…). Hay que tener en cuenta ciertos factores, no precisamente trivialidades. Uno es la posible reducción del tope salarial para unos clubes que en algunos casos han pasado las de Caín, a su manera, con la crisis económica global. De los actuales 57’7 millones de dólares se puede pasar a un arco que algunos general managers sitúan entre 53’6 millones y, atención, 50’4. ¿Cuántos de los jugadores que tienen esa posibilidad -no incluye este supuesto a las grandes estrellas- elegirán su año de contrato garantizado en lugar de saltar al mercado de agentes libres donde quizá les espere un sustancial recorte?

Vamos más allá. La historia enseña que casi nunca una gran estrella (y escasísimas megaestrellas) cambia de aires a través del mercado de agentes libres. Un trade a tiempo suele ser una solución mucho más recurrente y beneficiosa para el equipo vendedor, que además suele tener la mano en la partida para renovar a la estrella de turno, que no tiene veto completo sobre sus propios derechos salvo que se llame Kobe Bryant. Él sí puede interferir en cualquier operación en la que le quiera involucrar su franquicia.

La historia, decía. Un repaso a las últimas décadas nos deja como único movimiento de una megaestrella como agente libre el caso de Shaquille O’Neal y su salida de Orlando Magic para recalar en Los Angeles Lakers, un equipo que llevaba tiempo ajustando sus recursos económicos y sus resortes salariales para conseguir a Shaq y poner en marcha la dinastía amarilla que gobernó durante tres años la NBA. ¿Otros casos? Estrellas ya en un escalón inferior como Scottie Pippen cuando dejó Chicago Bulls para firmar con Houston Rockets. Y abriendo el abanico la lista va creciendo: Allan Houston (Knicks), Steve Nash (Suns), Carlos Boozer (Jazz), Chauncey Billups (Pistons), Gilbert Arenas (Wizards) o más recientemente Rashard Lewis (Magic)… En una lista ya más expansiva van apareciendo casos con sus particularidades: jugadores que sus equipos no hicieron mucho esfuerzo por retener o que directamente dispararon su valor después de su fichaje por un aumento evidente en sus prestaciones. En el pasado verano hemos tenido el baile de Turkoglu (de Orlando a Toronto después de tener un pie en Portland), el encaje de bolillos de los Lakers (renovación de Odom, salida de Ariza, llegada de Artest) o las cosas de los Jazz, que retuvieron contra pronóstico a Boozer y apostaron en paralelo por la continuidad de Millsap.

Recuerdo, antes de perder el hilo con el que comenzó el párrafo anterior, un artículo de ESPN bastante esclarecedor (y pesimista en cuanto a los tan anticipados movimientos de cara a la 2010/11) en el que se señalaba que de los 50 mejores jugadores de la historia elegidos en el 50 aniversario de la liga en el 96, 33 habían completado su carrera en un solo equipo o sólo habían cambiado de aires en un estadio muy tardío de sus trayectorias (citaba los casos de Michael Jordan y los Wizards, Hakeem Olajuwon y Toronto Raptors). De los 17 restantes, sólo dos (volvemos a Shaquille y Pippen) lo habían hecho vía mercado de agentes libres.

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Pero hagamos un brindis a los optimistas, a los que aguardan el éxtasis de la inestabilidad y la excitación de lo nuevo, a los que quieren estrenar -dentro de siete meses- equilibrio de poder en la liga como quien estrena zapatos. Para ellos hay esperanza porque nunca ha habido tal cantidad de estrellas (de primerísimo, primer y segundo nivel) enfiladas todavía, aunque algunas ya han reconducido el paso, hacia el free-agency market. Y por eso pocas veces ha habido tantos equipos encomendados durante más de dos años a ese 01/07/2010, jaleando operaciones de interés puramente económico, haciendo un master al mes en ingeniería de despachos. Hoy por hoy, y en espera de futuros movimientos, hay al menos siete equipos que podrán invertir más de diez millones en agentes libres a partir de… sí, el próximo 1 de julio…

LeBron, Wade, LeBron, Bosh, LeBron…

En Nueva York lo han llamado ‘el Verano de LeBron’. A él han fiado su futuro y casi su destino los erráticos Knicks, para dejar de ser el gran agujero negro de la liga y convertirse por fin en un competidor. En el Madison, agotada la calma hace tiempo, han descubierto un extra de paciencia y aguardan acontecimientos viendo como su equipo encadena derrotas… ¿hacia el éxtasis veraniego final? Los Knicks han ajustado su economía para asaltar el mercado de agentes libres y se ha hablado hasta la naúsea de la posibilidad de reunir a LeBron y otra gran estrella, de convertir al equipo en un aspirante al título en un tremendista golpe de efecto.

Sin embargo, quizá todo acabe en gran decepción en la Gran Manzana. Y parto de que, como muchos otros, tengo desde hace tiempo el pálpito de que LeBron James seguirá en Cleveland. Los Knicks pueden ofrecer al ‘rey’ dinero y un gran mercado a nivel mundial, una ciudad -la capital del mundo- en la que encumbrarse (todavía más, quiero decir). Algo de una mística que sólo podría encontrar en NY o en LA, donde la segura permanencia de Kobe Bryant evita cualquier posible y sugerente suspicacia. Es el tipo de intangible que llevó a O’Neal a los Lakers en la cúspide de su carrera. Además, los Knicks cuentan con Mike D’Antoni en el banquillo, un entrenador con el que LeBron tiene una excelente relación (vía team USA) y con el que podría jugar al galope en un estilo ideal para sus características.

Pero hay más en Nueva York, toda vez que los Nets apuntan también al mercado de agentes libres sobre todo si culmina sus movimientos Mikhail Prokhorov y si la influencia de Jay Z lleva finalmente a la franquicia a Brooklyn en un plazo máximo de un par de años. Los Nets tendrán en principio todavía más espacio salarial que los Knicks y un proyecto deportivo con más base (en torno al eje Devin Harris-Brooke Lopez). Los Knicks, por su parte, tendrán casi imposible lograr la reunión de dos megaestrellas salvo en un caso que incluiría que consigan endilgar a un tercero el contrato de Eddy Curry y sin contar con Robinson o Lee.

Es decir, que se partiría de un solar que no tendría garantía de ser un aspirante de pleno derecho a pesar de la llegada de LeBron, ni de él y otro grande que no fuera Wade (una unión maravillosa, posible en algunas cábalas pero casi inviable en la realidad), aunque en el radar knickerbocker están bien apuntados los nombres de Chris Bosh o Amare Stoudemire (Mike D’Antoni por en medio, otra vez). En esa situación deportiva, LeBron debería vivir además en un nivel máximo de presión y ante un panorama que le pondría convertir en un triunfador masivo pero también en un fracaso sonoro si las cosas no salen según lo previsto. Sería objeto de odios y críticas, todo lo contrario a lo que sucedería si completa el cuento de hadas de guiar a Cleveland Cavaliers al anillo. No olvidemos que LeBron es natural de Akron, Ohio, así que un título con los Cavs cerraría el círculo de la gran historia del gran chico de casa. Y varios con su equipo de siempre le pondría en la senda de los que quiere primero imitar y luego (en su soñado futuro pluscuamperfecto) superar: Kobe Bryant y Michael Jordan. Sumemos que Cleveland está haciendo esfuerzos en lo deportivo para demostrarle que se quiere y se puede aspirar a todo, y el resultado es una ecuación en la que no sería extraño que LeBron James, después de un hype tan terrible que pondrá a prueba su concentración durante toda la temporada, siga en la 2010/11 con la camiseta de los Cavaliers puesta… y por muchos años.

Si LeBron es la medalla de oro en una carrera todavía hipotética en lo deportivo y real en lo financiero, Dwyane Wade es la de plata. Y qué plata. A diferencia de LeBron, Wade ya tiene un anillo y ha demostrado que en plenas facultades físicas puede ser tan determinante como James. Juntos, en ese sueño húmedo del general manager perfecto, formarían uno de los equipos más impactantes de la historia de la liga. Pero dudo que los ojos de ningún aficionado vean tal cosa (lo siento, fans de los Knicks) y no creo igualmente que Wade cambie de aires. Si lo hace, los Bulls suenan a destino ideal toda vez que ‘Flash’ es natural de Chicago y la franquicia también ha logrado (con menos ruido que otras) aligerar su peso salarial de cara a la próxima temporada. Con las opciones de liberar más espacio con un posible traspaso de Hinrich (habrá que seguir también lo que sucede con Tyrus Thomas), los Bulls podrán reforzarse con un jugador de primer nivel que se una al núcleo de reconstrucción que conforman el gran Derrick Rose y el cada vez más sólido Joakim Noah.

La apuesta más firme, ahora mismo, es sin duda apostar por la continuidad de Wade en Miami, una buena ciudad para ser millonario y un equipo que está a unos pocos ajustes de dar un salto de calidad importante. Los Heat podrían pasar de cazados a cazadores el próximo verano en busca de una pieza que sólo podría ser Bosh en caso de que Michael Beasley no muestre la consistencia necesaria. Porque Bosh es, sin duda, el siguiente en la lista y el más interesante de los hombres altos que andan a vueltas con su futuro. Con 25 años está firmando un arranque de temporada fabuloso, esforzándose por corregir algunas de sus principales lagunas (defensa, constancia en la intensidad…) y su continuidad en Canadá sería una sorpresa a pesar de los esfuerzos de Collangelo por convencerle y salvo que los Raptors dieran un salto de calidad de un tamaño improbable toda vez que las jerarquías del Este parecen más que definidas en lo que se refiere a los cuatro primeros puestos (Boston, Cleveland, Orlando. Atlanta: Ordénelos usted mismo según su gusto personal).

Chris Bosh, en cualquier caso, suena como compañero ideal de otro gigante (LeBron, Wade…) para quien quiera y sobre todo pueda sacudir los cimientos de la liga. Sería desde luego un órdago importante. El otro jugador interior de verdadero peso, Amare Stoudemire, queda por detrás por edad (27), mayor propensión a lesionarse e incorregible y escasa IQ, el denominador yanqui para algo que viene a ser la inteligencia sobre la cancha. 

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Y la lista sigue… Paul Pierce, con 33 años, seguirá salvo cataclismo en los Celtics, y el arranque de temporada de los Hawks pone en solfa el futuro de Joe Johnson, que ha rechazado los primeros acercamientos del equipo y que pedirá un contrato enorme que en Atlanta sólo le darán si la dinámica del equipo invita a pensar en cotas definitivamente altas para la(s) próxima(s) temporada(s). Cuesta pensar que Mark Cuban soltará a Dirk Nowitzki o que los Spurs no encontrarán la forma de renovar a Manu Ginobili, pero en cualquier caso la lista de nombres es, salta a la vista, estremecedora. Y sigue: Josh Howard (opción de renovación por parte de los Mavs), Steve Nash, Yao Ming, McGrady (¿acabará la temporada en los Rockets?), Michael Redd, TJ Ford, Tyson Chandler, Mike Miller o Ray Allen, que pese a sus 34 años seguirá teniendo un valor alto en el mercado porque las piernas envejecen pero las muñecas no.

¿Más? Shaquille O’Neal e Ilgauskas sólo tiene comprometida la presente temporada con los Cavaliers, por ejemplo. Y estamos hablando de presas grandes, estrellas menores y jugadores de primer nivel que acaban contrato o pueden optar a cortar su último año para obtener mejores cifras en su cuenta bancaria. Los movimientos serán masivos (con el éxodo que se producirá en Nueva York a la cabeza) y en muchas direcciones, y hay que incluir jugadores completamente sobrepagados que entrarán, la rueda nunca deja de girar, en operaciones de toda índole por cábalas que tendrán poco que ver con lo deportivo.

Así que habrá movimientos, seguro. Sólo hay que saber si éstos serán tan traumáticos y sísmicos como muchos auguran o han augurado durante los últimos meses (casi años). La expectativa es tan alta que el tono final puede ser de decepción pero mientras no se demuestre lo contrario sigue abierta la posibilidad de que un terremoto en forma de cambio de fichas reagrupe y reordene el equilibrio de poder de la NBA de cara a la próxima temporada. Una posibilidad que parece convencer a menos analistas a medida que se acerca la hora señalada, la que puede devolver la ilusión o sumir en una depresión casi perpetuo a públicos tan sufridos como el del Madison Square Garden (sigamos con los Nets, Wolves, Clippers, y en menor medida Pistons, Bulls y compañía ya que hay toda una jauría de candidatos a pescar en río revuelto). Una fecha que forma parte de la mística de la NBA actual, una referencia en cada debate: 1 de julio de 2010.

2 Comentarios

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oscar

ke posibilidades ay de ke se junten Lebron y Wade en Boston???e leido el blog y dice ke tanto Pierce y Ray Allen pueden acudir al mercado de agentes libres, entonces por ké no descartar una renovación de plantel alero-escolta justo lo ke son lebron-wade y siendo de largo mucho mas jovenes para poder dar más años de exito a los celtics??

11/18/2009 11:00:28 AM

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rocky

óscar, creo que esa opción es inviable. en primer lugar y más allá de la cifras, porque es impensable que boston fuerce la salida de paul pierce. además la opción para el año que viene no es de equipo, es del jugador, que tiene asegurados en los celtics más de 21 millones. una cifra además que nadie más le va a dar, más por edad que por calidad,claro.los celtics además tienen que pagar las dos próximas temporadas casi 40 millones a garnett y han renovado a rondo con un contrato alto. súmale que tanto wade como lebron si finalmente salen a la free agent agency lo harán en busca obviamente de contratos máximos, y que tienen garantizados 18 millones de sus actuales equipos para el año que viene si no lo hacen...

11/18/2009 11:25:02 AM