Brett, eres perfecto
Aún no me he recuperado de la conmoción. Anoche no vi jugar a un tipo con casi 40 años. Vi a un chaval, con la ilusión de un novato, bailar como Cassius Clay, regatear como Pelé, lanzar como Jordan y alcanzar la perfección como quien es: Brett Favre.
Hace unos días os dije que para mí Brady era el mejor de todos los tiempos. Anoche me arrepentí de esas afirmaciones que hago en caliente. Por eso voy a seguir haciéndolas hoy, también en caliente, sobre Favre.
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Hay varios QB con argumentos para sentarse en el trono del Olimpo. Joe Montana por sus títulos y por ser la imagen del descubrimiento de la NFL por el resto del mundo. Es el nombre que todo el mundo se sabe, aún hoy, muchos años después de su retirada. Su popularidad es inigualable pero también fue, posiblemente, el mejor rodeado de todos los grandes. Muy pocas veces ha habido en un equipo tantas estrellas como en los 49ers de Montana.
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Steve Young, por su genialidad. Hasta hace muy poco yo le consideraba el mejor. Era imprevisible, imaginativo, valiente, dominante… Si no le habéis visto jugar, buscad vídeos suyos en ‘Youtube’. Young es un auténtico placer para los sentidos. Tenía un don natural y creo que podría haber hecho campeón al peor equipo de la NFL.
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Dan Marino era un huracán. Tal vez nadie ha tenido el don de jugar al football como quarterback como él. Su brazo era el Cañón Berta, sus ojos un ordenador e incluso en sus primeras temporadas sus piernas eran de bailarín. Le falta un anillo adornando su mano como siempre le faltó un corredor que le diera verdaderas opciones. Según muchos fue culpa suya. Nunca quiso que un RB de relumbrón le hiciera sombra y creo que ahora se arrepiente.
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Peyton Manning es la inteligencia. A veces pienso que es capaz de saber lo que están haciendo en cada instante cada uno de los miles de espectadores que hay en el estadio. Desde niño su padre enfocó su vida hacia el football y no hay nada más que football en su cabeza. Además es un superdotado, así que en él se acumulan todas las virtudes necesarias para ser el mejor. Pero insisto, lo mejor de Manning es que es capaz de decir lo que piensan los otros 21 jugadores que hay en el campo antes de un snap.
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Tom Brady parece un robot. No es humano. Es increíble la rapidez con la que levanta la vista y lee el campo. Encuentra a todos sus receptores y decide, en el acto, cual es la mejor opción. Cuando Kasparov jugó sus míticas partidas contra el ordenador Deep Blue, se enfrentaba a Tom Brady. Su mecánica es perfecta, sus movimientos en el pocket son perfectos, el spin de sus lanzamientos es perfecto. Ha hecho buenos a receptores que en otros equipos tendrían un papel testimonial. A veces pienso que Brady en realidad fue construido en una fábrica… o en el infierno.
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Brett Favre es la alegría. Sale al campo y te hace feliz. Y no sabes porqué. Es como ver dar palmas a tu hijo de unos meses, o como la sonrisa de un niño en el teatro de guiñoles, o como la ilusión de una pareja que se da su primer beso y apura un momento irrepetible. Favre es el football. Sin aditivos, sin restricciones. Favre tiene un poco de lo que hace grandes a todos los demás: es popular, y genial, y un huracán, e inteligente, y robótico. Y todo eso mezclado es Favre. Recuerdo aquel partido en el que un aficionado no pudo aguantar más, saltó de la grada y se lanzó a por él antes del snap, en los últimos segundos de un partido, para evitar la remontada. Porque Favre es mágico. Siempre he dicho que es el único jugador que no lanza intercepciones. Favre completa pases al contrario. Y son pases perfectos, preciosos.
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En la redacción del periódico me pregunta por Favre gente que nunca ha visto un partido de football americano. Porque todo el mundo sabe quién es Favre, y que, como todos, se enamoró de Mary. Y jugó un Monday Night inolvidable pocas horas después de que muriera su padre. Favre es el hermano, el amigo, el compañero que todos querríamos tener. Y con su barriga es humano. Y el deporte, como la vida, esta lleno matices que en Favre se ven mejor que en ningún otro. Todos los años se retira. Todos los años vuelve. Y cada vez damos un suspiro de alivio.
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Y todo eso es lo que sentí anoche. Cuando Favre, en otro partido inolvidable, ganaba al equipo que le faltaba. Y estoy seguro que miles de aficionados de los Packers celebraron cada uno de sus touchdowns.
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No se si Favre es el mejor, pero a mí me hace feliz.
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Posdata. En este artículo he hablado de la perfección. Y por eso tengo que homenajear a un compañero de trabajo. Mario Peña es perfecto. O al menos lo ha sido esta semana. La quiniela que veis en este blog también la hacemos varios compañeros del AS y Mario ha logrado el primer pleno de la temporada. Catorce aciertos incluida la victoria de los Jaguars sobre los Titans. Hoy, cada vez que pasa por mi lado, no puedo evitar una reverencia. Es un honor trabajar rodeado de sabios.
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mtovarnfl@yahoo.es
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