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Se acabó el culebrón: Ricky jugará en el Barcelona

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Fin a la madre de todos los culebrones: a falta de confirmación oficial, el DKV Joventut aceptará la nueva oferta del Barcelona (que parece que por fin se ha ido por encima de los 3 millones y medios de euros) y Ricky Rubio será azulgrana. Tal y como se había enquistado la situación, parecía que cualquier escenario era ya posible, pero realmente esta era la única solución viable a estas alturas. Una solución que satisface al DKV (a nivel institucional, quizá no tanto desde el punto de vista sentimental), al Barcelona, que toca techo en lo que al mercado europeo se refiere, y por supuesto al jugador, que se ha visto sometido a un agridulce carrusel de acontecimientos, muchos alentados por su propio entorno y que comenzaron cuando se supo el orden de elección de los equipos NBA para el draft 2009.

Desde luego, el posicionamiento de las franquicias de cara a la lotería no ayudó, y la materialización de las elecciones, tampoco. Entonces se gestó la, durante mucho tiempo improbable, continuidad de Ricky en Europa. Con culpa del contrato que en su día firmó con DKV, de la torpeza y los dudosos métodos de su agente americano, Dan Fegan, e incluso de las cosas azarosas (o no tanto) del sorteo NBA. Entre todos la mataron y sola se murió la opción de ver a nuestro niño prodigio, cada vez menos niño, en la mejor liga del mundo.

Parto de la base, y escrito quedó en su día en este blog, de que era de los estaba convencido de que lo mejor para Ricky era saltar ya a la NBA. Su futuro está allí -tanto talento no admite otra posibilidad- y siempre he discrepado de los que aseguraban que mejoraría más en Europa. Como considero que el único lunar del juego de Ricky es el tiro exterior y creo igualmente que es una cuestión de trabajo que se puede realizar por igual a ambos lados del Atlántico (véase José Manuel Calderón), nunca entendí muy bien el apego de muchas voces a la continuidad del jugador en la ACB.

Claro que este razonamiento vivía al margen de su enorme cláusula de salida a la NBA y de las confusas gestiones de Dan Fegan especialmente cuando los peores augurios se confirmaron y Ricky, al que prácticamente ningún analista veía por debajo del número 3, fue elegido en el número 5 del draft por los Timberwolves. Un puesto que le abocaba a un salario que convertía en casi inviable el pago de la cláusula y una ciudad y una franquicia que no entraba en los planes de Ricky. Al ínclito Fegan se le puede acusar de la mala conducción del tema de la denuncia a la ‘Penya’, que estropeó la imagen del jugador, pero sobre todo de la forma en la que cerró puertas a Ricky rechazando de forma prematura a determinadas franquicias o renunciando a determinadas reuniones y entrenamientos privados. Así que, seleccionado Blake Griffin en el totalmente cantado número 1, la cosa se fue torciendo por los desencuentros de Ricky con Memphis y Sacramento, por los centímetros de Thabeet, por las opiniones de Russell Westbrook, por el extraño movimiento de Minnesota en las horas previas al draft y en la propia elección (dos bases en los puestos 5 y 6). Después no han cesado los rumores: el interés de los Wolves yendo y viniendo, los Knicks, los Grizzlies… nada, Ricky seguirá en España en lo que considero una oportunidad perdida para él pero, claro, una excelente noticia para la ACB.

El asunto en Europa ha sido todavía más complicado, espinoso y extenso. Jordi Villacampa ha jugado sus cartas hasta las últimas consecuencias con actuaciones que también pueden ser reprochables en un ejercicio de estilo, y lo digo para los que cargan con especial dureza contra Ricky Rubio. Pero Villacampa velaba legítimamente por los intereses de su club, y eso es lo que ha exprimido al máximo. Hubo rumores y desmentidos, amenazas con dejar al jugador en la grada, notificaciones de todos los colores y un desenlace que ahora parece obvio pero que resulta sorprendente porque hace no tanto tiempo el Barcelona parecía una opción prácticamente inexistente para Ricky.

Por entonces, mientras el DKV reforzaba el puesto de base y las noticias desde el otro lado del Atlántico eran cada vez más vagas, la opción de Ricky parecía el Real Madrid de forma unívoca. El jugador no quería ir a Grecia (Olympiacos era el único que podía pagar los 5’7 millones íntegros de la cláusula) y Florentino Pérez veía en el joven base de El Masnou la trascripción al baloncesto de su modelo galáctico y una guinda de oro al proyecto de Messina. La oferta blanca era suficiente para el Joventut (3’5 millones de euros) y el propio Florentino movió fichas para encontrarse con algo a lo que no está demasiado acostumbrado: el portazo del jugador, que había decidido seguir en casa o lo más cerca posible en casa de no saltar a la NBA. Por entonces ya no existían las vías de Unicaja (pese a la fuerza de Aíto) y Caja Laboral, y todo apuntaba ya a un nuevo caso más o menos traumático entre DKV y su vecino y eterno rival, un Barcelona que había ofertado primeramente casi con la boca pequeña y que parecía más preocupado en rearmar su juego interior tras las salidas (siempre la NBA de por medio) de Andersen e Ilyasova.

Así que creo que la resolución a esta historia interminable es buena para todos. Para las arcas y la imagen del Joventut (¿se imagina alguien una temporada con Ricky Rubio viendo los partidos sentado en la granda?); para el jugador, cuya progresión requiere el nivel de competitividad que el Barça garantiza a golpe de talonario (y jugar Euroliga sí o sí) y para el Barcelona, que rompe el mercado y remata un equipo descomunal, otra vez aspirante a todo.



Quizá los únicos damnificados sean el Real Madrid, que no tuvo forma de convencer al jugador de que tomara el puente aéreo y Víctor Sada, siempre en este caso a priori porque todavía no sabemos como va a mover sus numerosas y lujosas cartas Xavi Pascual. Quizá haya salidas -Sada, Trías o incluso la cesión de Barton cuando vuelva de su lesión- o quizá haya un momento y un lugar para cada uno con una posible rotación de fichas. El caso es que Pascual tiene un sus manos un arsenal demoledor y una plantilla que sigue siendo extraordinaria pese a las importantes bajas en la zona. Pero ha llegado N’Dong, un lujo, y dos refuerzos como Lorbek y Morris que pueden aportar mucho a pesar de que son inferiores a aquellos a los que sustituyen, lo cual era prácticamente inevitable. Habrá que ver como mezcla la nueva rotación interior y si Fran Vázquez da un nuevo paso al frente. Un Fran que, como N’Dong, se puede inflar cerca del aro con Navarro rompiendo defensas y Ricky pensando a la velocidad de la luz. Con la, por fin, apuesta firme del Real Madrid por volver a competir por lo máximo en ACB y Europa y la enésima reinvención del Caja Laboral (costará acostumbrarse a la nueva denominación) nos queda una temporada extraordinaria en la que todo, incluso la llegada de Messina y el rearme del Real Madrid, quedará eclipsado cuando se confirme el pase de Ricky al Barcelona. Sí, la madre de todos los fichajes.

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