Vick-tima a los Eagles ¿o no?

Yo nunca ficharía a Vick para mi equipo de la NFL. Pero, al contrario de la mayoría, tampoco lo hubiera fichado cuando fue el número 1 del draft más mediático desde Troy Aikman. Porqué Vick no es quarterback ni corredor, simplemente es un atleta superdotado para ser atleta… y que alguien me explique para lo que sirve eso.
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Vick llegó a Atlanta en una época en que estaban de moda los QBs que en vez de pasar corrían. Una época desquiciada que gracias a Dios parece haber pasado a la historia. ¿Alguien me puede decir un QB de los considerados corredores que haya ganado una Super Bowl en la última década? ¿Brady, Peyton o Eli Manning, Big Ben, Warner? Los QBs ganadores del anillo se plantan en el suelo y echan raíces. Pero que a nadie le extrañe la moda de correr; ahora lo ‘in’ es que el pase lo lance cualquier jugador excepto el QB. La formación Wild Cat que Miami ha rescatado del football escolar augura una nueva etapa en la que todos los jugadores harán exactamente lo que no saben hacer.

Hay que matizar que grandes mitos como Montana, Steve Young o incluso el Favre de los primeros años, (o mi admirado Brunell que por algo se formó con Favre y también tenía unas magníficas piernas de bailarín hasta que se le destrozaron las rodillas) eran QBs móviles. Pero en ellos siempre primaba el pase. La carrera era un arma secundaria, pero nunca la solución ideal.
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Así que en Atlanta se frotaban las manos tras el draft de 2001 porque Vick iba a correr, y correr, y correr hasta el anillo. Lo mismo que Vince Young hace dos temporadas con los Titans. Y Vick corrió. Vaya si corrió. ¡Se hinchó a correr! Lo de Forrest Gump, una mariconada. Y Vick llegaba corriendo a postemporada. Pero, igual que sus virtudes eran evidentes, sus cadencias eran obvias y los equipos que llegaban a enero tenían suficientes recursos como para hacer lo lógico: no dejar correr a Vick. Así que, después de un par de años, en Atlanta se dieron cuenta que Vick corriendo no podría llegar a la Super Bowl y pidieron a Jim Mora Jr. que le enseñara a pasar.
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Y vimos anuncios de Vick lanzando el balón fuera del estadio, y gráficas que demostraban que su mecánica era perfecta, su spin un taladro y su puntería infalible. Pero ¿a quién lanzaba Vick? El pobre Michael cogía el balón, alzaba la vista, armaba el brazo, “doctor, no veo nada”… y rompía a correr. Mucho y muy bien. “Vamos a perdonárselo al chaval. ¿No veis lo bien que corre?” Y mientras Vick veía que le pedían algo que no sabía hacer, y se descentraba cada vez más, en Atlanta crecían las voces que proponían que no sería mala idea jugar con quarterback para ver qué pasaba.
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Pero Vick poco a poco se iba convirtiendo en un jugador descentrado, victima de su ego y de la adulación exagerada de aficionados y medios.
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El callejón sin salida parecía irresoluble hasta que le pillaron montando apuestas ilegales con peleas de perros. Todos los lamentaron mucho pero creo que en los despachos de la franquicia de Atlanta se felicitaron al descubrir que era el primer jugador de la historia que venía con garantía de por vida por defectos de fábrica. Así que buscaron el papel de envolver que les dieron en el draft, llamaron al juez, le pidieron a Vick la pasta que le habían pagado, le envolvieron para regalo con lacito y lo enviaron, vía mensajero, a la prisión federal de Leavenworth, Kansas.

19 meses después Vick salió de la cárcel y hasta el día de hoy todos estuvimos pendientes del valiente que se haría con sus servicios. A no ser que en la cárcel haya encontrado a Dios, y la manera de leer rutas y defensas, (ambas cosas gracias a Tony Dungy) me temo que Vick seguirá siendo un atleta un poco más mayor que ya no correrá tanto. Pero como yo contemplé, con estos ojitos que se comerán los gusanos, a Randall Cunningham dejar de correr como un pollo sin cabeza por el campo y asentarse como un pocket passer puro lanzando balones mágicos a Cris Carter y Randy Moss, no me atrevo a asegurar que el milagro sea imposible.
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Tengo que decir que retiraría todo lo dicho hasta ahora si hubieran sido los Falcons quienes hubieran fichado hoy a Vick… o si los elefantes volaran.
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Pero se me han quedado los ojos como platos cuando me he enterado de que ha fichado por los Eagles. Dos temporadas y sin olvidar que le queda una sanción de varios partidos. ¿Para qué narices quieren los Eagles a Vick?
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Opción 1: Quieren tener dos quarterbacks compartiendo jugadas. Es una opción, pero a los últimos que recuerdo habérselo visto fue a los Dolphins. Jay Fiedler entraba en primeros downs y en segundo y tercero y largo; Ray Lucas salía en las jugadas de segundo o tercero y corto. El invento terminó como el rosario de la aurora: los jugadores a tortas y el vestuario dividido. Además el choque de egos entre McNabb y Vick sería explosivo.

Opción 2: Quieren sustituir a McNabb. Pero para eso ficharon a Kevin Kolb. Dicen las malas lenguas que Kolb empezó a frotarse los ojos cuando se enteró de la noticia y a estas alturas ya ha perdido la vista. Yo he criticado muchísimo a McNabb en los últimos años pero la temporada pasada pudo ser la mejor de su carrera. Todo el mundo se acuerda de su sustitución ante Baltimore, pero por fin vimos a un McNabb dirigiendo de verdad el ataque: asentado en el pocket, más rápido a la hora de soltar el balón, con paciencia, más empeñado en mover las cadenas que en alimentar su ego, maduro, preciso, agresivo y templado. El histérico que nunca debió ser se convirtió en el QB que siempre debió haber sido. Y justo es cuando más han criticado su juego. Si el McNabb de 2009 hubiera llegado en 1999, los Eagles no tendrían dedos en una mano para los anillos.
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Opción 3: Quieren protegerse de las lesiones de McNabb. Kevin Kolb se sigue frotando y ya perfora el hueso. McNabb lleva casi dos temporadas sin lesiones importantes y ahora, que se protege más y queda menos expuesto en su viejo afán de figurar, no comete tantas imprudencias que puedan terminar en lesión.
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Opción 4: Buscan un QB de futuro. Kevin Kolb ya no tiene nada en la cara que frotarse… ni ojos para llorar.
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Opción 5: Andy Reid apostata de la West Coast Offence. Vamos a ser serios, ya lo hizo en 1999 cuando llegó a los Eagles (el mismo año que McNabb) con fama de mago de la WCO. Dejó de ser fiel a si mismo incluyendo en el plan de juego demasiadas variantes de carrera del QB y dándole libertad. Donovan, que podría haber sido el jugador perfecto para una West Coast, no creció como pasador por culpa de esa libertad. Se sentía más cómodo optando por la carrera o buscando big plays en jugadas rotas gracias a su facilidad pasmosa para retener el balón sin ser derribado. Eso provocó que el jugador tuviera un problema crónico para leer rutas ante rivales con defensas de verdad, y que su equipo tuviera dificultades para controlar el reloj y el ritmo de juego en los partidos decisivos. Es ahora que no tiene tanto potencial físico cuando McNabb está demostrando más capacidad para pasar rápido desde el pocket… Digan lo que digan ahora es cuando da gusto verle jugar.
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Opción 6: Ni siquiera ellos tienen claro para qué coño lo han fichado y le despedirán el año que viene. Yo me apunto a esta última opción.