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Ferrero anima la fiesta

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Tomás de Cos

El valenciano atraviesa otro buen momento. Lo escribimos cuando ganó en Casablanca y lo recordamos en la entrada anterior. Ha mejorado su físico y está con confianza. Lo demostró en Queen's llegando a la penúltima ronda, en la que fue apeado por el campeón: Andy Murray.

Muchos aficionados perdieron su fe en él hace tiempo. Sin embargo, cada cierto tiempo se encarga de levantar el dedo, explicándoles que aún no se ha retirado y que no deben darle por enterrado. Por este motivo alguien de este blog ha perdido una apuesta, por cierto. El que tuvo, retuvo. Y Ferrero pertenece a una generación brillantísima de tenistas (los 'new balls') que en las últimas fechas parece vivir una segunda juventud.

Cuatro de sus más ilustres representantes, el propio Ferrero, Hewitt, Roddick y Haas, se han colado en los octavos de final de Wimbledon, ronda en la que sólo España, Suiza y a República Checa cuentan con más de un representante.

Pero volvamos a Ferrero. En el duelo frente su amigo 'Mano de piedra' González volvió a dar una lección de tenis. Resistió sus cañonazos de saque, bailó frente a sus reveses cortados y sobrevivió a sus derechas invertidas. Con talento y una gran fuerza mental. Esa de la que siempre hizo gala y andaba medio perdida en los últimos años. Parece que el tenista genial, volcado desde hace tiempo en su faceta empresarial y perseguido por las lesiones, vuelve a disfrutar con la raqueta en la mano.

Con la ilusión renovada y dispuesto a volver a sufrir, a remar sin descanso, Ferrero tiene aún cuerda para rato. Cuenta con los golpes que le llevaron al número uno, la edad ideal y el poso de la experiencia. Carlos Moyá ya demostró la eficacia de ese cocktail. Los cuatro primeros de la lista están un peldaño por encima, pero frente al resto no tiene nada que temer. Lo demuestra su victoria, "bastante inolvidable, bastante increíble".

Ya sueña con "estar entre los quince primeros a final de año", lo que será "una inyección de moral importante". Amén. Ganar un partido más supondrá igualar su mejor actuación en Wimbledon y seguir cogiendo puntos. Pero no hay que fiarse. Enfrente estará Simon, que juega muy fácil y es muy listo. Hagan sus apuestas.