Memphis, otra vez en el camino
Por algo lo llaman lotería. Un año más el sorteo ha dejado damnificados y agraciados con su habitual gusto por un azar poco dado a premiar a aquellos que acumulan derrotas de forma masiva a partir del parón del All-Star. Estos son los datos: desde 1990, sólo cuatro equipos con el peor récord han recibido el premio de elegir al número 1 del draft: Nets en el 90, Sixers en el 96, Cavaliers en el 2003, Magic en el 2004. A los segundos peores balances en Regular Session les ha ido todavía peor: sólo dos primeras elecciones. En el otro lado de la balanza tenemos casos tan improbables como el de los Bulls de la pasada temporada, que se hicieron con Derrick Rose a pesar de partir con sólo 17 de las 1000 bolas del sorteo, o el de 2007, el año de Oden y Durant. Los Blazers partían con el 5’3% de posibilidades por las 9’3 de los Sonics (hoy Thunder). Y para allí se fueron, juguetones, el número 1 y el 2 del draft.
Hay tópicos en torno al draft de la NBA que explican y definen la política de los equipos. Como el de que los centímetros no se enseñan, lo que justifica la búsqueda eterna de hombres altos, o especialmente el que reza “elige por calidad, traspasa por necesidad”. Y este cuenta para las cábalas sobre Blake Griffin y Ricky Rubio, candidatos claros a los números 1 y 2 de este próximo draft 2009. Porque no cuenta tanto los equipos que puedan necesitar un base como el comer. Cuenta mucho más que Griffin se perfila como el gran superclase de este draft y ningún equipo dejará pasar la oportunidad para hacerse con él. El power forward de Olahoma es uno de esos jugadores por los que merece la pena readaptar toda una filosofía, en torno a los que construir un proyecto. Ahora son los Clippers los que tienen en su mano una bomba, un jugador que puede revertir la situación de una franquicia en profunda crisis (de juego, de público, de identidad, de localización…). Los Clippers elegirán a Griffin y cualquiera apostaría dinero ahora mismo por ello. ¿No hay ninguna opción para Ricky de ser número 1? Alguna. Sus bazas son que a Dunleavy, el técnico del hermano pobre de Los Angeles, le gusta mucho el base catalán y de hecho ha hecho un scouting personal recientemente. Y que la franquicia busca un nuevo golpe de volante y se ha rumoreado incluso el regreso de Baron Davis a Golden State tras una muy mala temporada en L.A., lo que abriría a Ricky las puertas de par en par en un equipo que además tendría un problema con Randolph (más bien con su tremendo contrato casi imposible de colocar para un jugador del que todo el mundo sabe ya lo que se puede esperar pese a su indudable calidad) para hacer sitio a Griffin.
Memphis, destino definitivo o estación de paso
Si se asume que Griffin será el 1, las puertas del número 2 se abren para Ricky Rubio, que necesita estar entre los tres primeros para que su contrato le garantice poder saldar su salida de la ‘penya’ y viajar en buenas condiciones económicas en su viaje a la conquista de América. Ricky no tiene nada que temer. Será, de nuevo salvo sorpresa mayúscula que no prevemos ni nosotros ni ningún de los principales analistas U.S.A., número 2 o 3 del draft 2009. El número 2 sólo queda amenazado por una gigantesca sombra de 2’23 metros: Hasheem Thabeet, un descomunal pivot dispuesto para ser ya un referente defensive en la NBA (rebotes, intimidación) y en el que se vislumbra potencial para desarrollarse como amenaza ofensiva y ser algo más que un nuevo Dikembe Mutombo (que no sería precisamente poco).
Con Thabeet y Ricky llegan las mayores cabalas y el primero que se estrujará el coco hasta el mismo día del draft sera Memphis Grizzlies, que es como un mono con una bomba de neutrones con una elección tan alta en sus manos. Sus directivos tienen una oportunidad y quizá un problema, tan proclives como son a encontrarlos en su camino. Memphis tiene un equipo joven y con mucho potencial, ganado a base de elecciones altas gracias a su constante deambular por la liga. Si se pierde el sueño de Griffin (Conley, Mayo, Gay, Griffin, Gasol, un quinteto jovencísimo y lleno de posibilidades para dar por fin el salto de calidad), todo apunta a que iría a por Ricky. Pero hay muchos matices. Conley es un base en el que se invirtió un número 4 del draft hace dos temporadas y que precisamente a medida que avanzaba la pasada campaña empezó a mostrar cosas del repertorio que se le supone. Hay en Memphis además quien opina que OJ Mayo puede reconvertirse con el tiempo en el point guard de futuro de la franquicia. La cosa es clara: los directivos no acostumbran a airear sus vergüenzas de la forma en la que lo harían si traspasan a Conley, pero eso no debería ser un problema irresoluble si realmente quieren afrontar la construcción de un equipo por fin de garantías.
Otras opciones, algunas saludables para Ricky
El tercero en elegir sera Oklahoma City Thunder, y se me ocurren pocos equipos que puedan estar más contentos con su situación o que vean con menos problemas que los dos que le preceden se lleven a Griffin y Ricky. En tal caso, los Thunder se harían con todo el gusto del mundo con Thabeet y rematarían un proyecto que va siendo cada vez más ilusionante. Mucha juventud, mucho potencial, el futuro por delante, con Westbrook, Durant, Green y Thabeet, que cumpliría el rol que el equipo busca desesperadamente: un jugador interior poderoso con maxima presencia defensiva. No olvidemos que durante esta campaña estuvieron a un paso de hacerse con Tyson Chandler. Pues eso. Si Ricky apareciera a tiro, quizá podrían plantear compatibilizarlo con Westbrook, un base explosivo y de gran rendimiento en su primera temporada pero de características totalmente diferentes a las de Ricky, que es más base puro y que tiene un manejo de balón y una lectura del juego muy superior a la Westbrook, que podría funcionar sin embargo como combo guard al lado de Ricky. Un problema para esta opción: ninguno de los dos tiene todavía un tiro exterior sólido.
Sacramento sigue con su pésima suerte y ha pasado de ser el equipo con más opciones de elegir en primer lugar a verse relegado al cuarto puesto, lo que le priva de los tres jugadores de los que todo el mundo habla y resta potencial a posibles operaciones con elecciones que a partir del número 4 distan poco unas de otras en cuanto a calidad y dependen ya de las necesidades de cada equipo en un sentido más puro. Los Kings eligen en cuarto lugar y podrán quedarse con alguna de las piezas jugosas que seguramente no serán elegidas antes (James Harden, escolta de importante proyección ofensiva) o, como decíamos, plantear un trueque con los Grizzlies, toda vez que tienen piezas que pueden interesar en Memphis (Jason Thompson, Hawes) y una necesidad enorme de un base de garantías (atentos también a Brandon Jennings, Stephen Curry, Ty Lawson…) que acompañe a Kevin Martin. Y lo mismo sucede con los Wizards, otro equipo que hubiera recibido con los brazos abiertos a Ricky como pieza importante para reestructurar la plantilla sin que ello implicara la salida de Arenas, al que muchos ven como un escolta que juega de base.
La opción de Minnesota también podría ser (en lo personal) interesante para un Ricky que no tendría una competencia especialmente dura en Telfair y para el que, quizá, manejando otras alternativas de equipos que necesitan base, le iría mejor con D’Antoni en los Knicks que con Nelson en los Warriors. En cualquier caso las previsiones son francamente halagüeñas para Ricky Rubio. En mi opinión, y al contrario de lo que claman otras voces, su lugar está ya en la NBA, que será en cualquier caso su futuro y donde ahora tiene una oportunidad perfecta para llegar por la puerta grande, en lo deportivo y en lo económico. Lo que le queda por mejorar (tiro exterior básicamente) lo puede mejorar también en Estados Unidos, y cada minuto sera un minuto más en su currículum, en su bagaje, desde el momento en el que pise por primera vez las canchas de la NBA, una liga que espera con admiración y máximo interés a un base de 18 años de El Masnou. Así de grande es el actual baloncesto español y, sobre todo, así de grande es este niño-genio, Ricky Rubio.