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La supremacía de Nadal

Tomás de Cos

Rafa continúa imparable, con el paso firme (rítmico, militar) y la mirada decidida. Con su habitual 'modus operandi'; que Nadal, como Alonso, no entiende de levantar gratuitamente el pie del acelerador. Este domingo volverá a morder el trofeo que ya saboreó en 2007. Y lo hará porque no hay quien pueda con su estado de forma, tanto física como mental. Al menos a esta altura de temporada. Del Potro ha sido el último en sufrirle. Y tanto Federer, como Roddick y Murray, los últimos vivos en Indian Wells, están ahora un peldaño por debajo del español.

El número uno tiene la confianza en su tenis por las nubes, como el Federer de hace tres o cuatro años. Sabe que jugando bien es invencible y que, incluso sin sentir del todo bien la bola, es capaz de reconducir cualquier situación imprevista. Su remontada ante Nalbandián demostró con creces esto que escribo. Su mentalidad, unida a su descomunal capacidad de aprendizaje (su tenis sigue evolucionando y perfeccionándose), resistencia y sufrimiento, le permite afrontar cada partido con un as en la manga. Y además, parece totalmente inmune al calor del desierto californiano, tan dañino para otros (léase Djokovic).

El estudio de John Yandel sólo ha puesto números a la observación que del juego de Nadal hacemos todos los aficionados. Pero los números van desnudos de prejuicios y confirman que estábamos en lo cierto: el juego ultra liftado de Nadal, tanto de derecha como de revés, es uno de los grandes responsables de su éxito. Es el último hito en la evolución de la técnica del tenis. Borg revolucionó y modernizó el tenis apostando por una vía -cambio de empuñaduras incluido- que ahora Nadal ha perfeccionado hasta el extremo. Su bola corre tanto como la de los demás, pero pesa más y complica más las cosas cuando el contrario estrella sus cuerdas contra ella para contrarrestarla. La pista mide lo mismo para todos, pero la parábola que dibujan sus tiros le permite golpear más fuerte sin rebasar las líneas.

Y sí, todos los tenistas juegan liftado (efecto top spin) por este motivo. Es inexacto lo que comunmente se entiende como 'planazo', ya que el mero hecho de atacar a la bola con el canto superior de la raqueta adelantado, provoca que las cuerdas enganchen y despidan la pelota girando hacia delante. Luego, el ángulo con el que se ataca a la bola, el tipo de swing (o trayectoria de golpeo) y la aceleración de la muñeca en el momento del golpeo determinan la potencia y el peso del golpe. Todos golpean liftado, decía, pero nadie hace girar tanto a la bola como Nadal. Sus golpes ultra liftados definen su tipo de tenis (poderoso y todoterreno) y la estética de su juego. Sobre lo segundo caben opiniones, que ya se sabe que para gustos se hicieron los colores. Lo que no es debatible es la maestría y la eficacia de su técnica, tan perfecta y depurada como letal. Como todos los grandes de este deporte, Nadal conjuga sus golpes con la perfección de una máquina lanzabolas. Pero la suya tiene dos puntos más en la escala de los efectos.

Roddick no será rival en semifinales

Al tenista de Nebraska se le volverá a atragantar el manocorense, por más que su ánimo esté por todo lo alto tras tumbar en dos asaltos al vigente campeón. A-Rod es un grandísimo sacador pero no tiene un juego tan completo como para hacer frente al ciclón Nadal. Ataca bien, pero le cuesta cerrar los puntos en la volea y se mide con el mejor pasador del circuito, que además restará dentro la mayoría de sus misilazos de saque. Y desde el fondo de la pista sabe que tiene el partido perdido de antemano. No tiene grandes dotes defensivas y Nadal volverá a poner a prueba su paciencia. De cualquier manera es de celebrar su constancia, profesionalidad y actuación brillante ante un desconocido e impotente Nole.

Federer-Murray, a cara de perro

En la otra semifinal, Andy y Roger volverán a verse las caras. No se caen bien y pueden volver a saltar chispas. El escocés es el tenista que más ha evolucionado en el último año, por encima incluso de Djokovic, y conoce la receta para desesperar a Federer con su tenis sólido y táctico. Juega como nadie a dos velocidades, como Gilles Simon, y tiene un revés y un servicio temibles. A Federer le descoloca que Murray no sea más decidido y agresivo con el enorme talento que atesora. Pero la gran esperanza del tenis británico es muy listo y sabe que no puede pelear de tú a tú con el suizo. Nadie lo hace ya y por eso comenzaron a ganarle hace tiempo. Se han medido en siete ocasiones con sólo dos victorias de Roger, por cinco de Andy. Eso sí, las dos del suizo le valieron dos títulos: Bangkok 2005 y US Open 2008. En esta última, Federer dio una de las mayores lecciones de tenis que se recuerdan. Pero el gran año de Nadal hizo que pasara casi inadvertida.

En cualquier caso, y salvo sorpresa mayúscula, lo suyo, sea quien sea el finalista, será remar para morir en la orilla. Nadal volverá a sacar de paseo el rodillo para recordarles quién es ahora el primero de la clase. Porque como bien dice Alejandro Delmás, con Nadal no hay rebajas.

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