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Una renuncia dolorosa

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Tomás de Cos

Tal y como ya se podía intuir, la próxima cita de maestros no lo será tanto para desgracia y cabreo del gobierno chino, que desde que estrenara el Qi Zhong Stadium, sede las últimas tres ediciones del torneo final de la temporada, ha visto borrarse a grandes estrellas de la raqueta. Pero las decisiones de los tenistas son siempre comprensibles ante el maratoniano calendario de la ATP, una organización que en los últimos años ha primado los intereses económicos a las repetidas quejas de los jugadores por el desmedido número de torneos.

En la edición de este año el primero en borrarse ha sido el número uno del mundo. Las numerosas fans que Nadal tiene en China echarán de menos su mediática presencia pero no tanto como el propio Rafa, que se quedará sin disputar el torneo de maestros (que ya se lo perdió en 2005) el primer año que finaliza la temporada en lo más alto de la clasificación mundial. “No acudir a la Masters Cup es una de las decisiones más duras y difíciles de mi carrera”, ha afirmado Nadal en su página web. Pero que la salud es lo primero es algo que Nadal ha aprendido con dolor. En 2005 la causa fue una inflamación del ligamento peroneo-astragalino anterior de su pie izquierdo, esta vez es una tendinitis en la inserción del tendón del cuádriceps derecho. Lesiones derivadas de la extenuación física.

Y es que los datos son irrefutables. Nadal ha disputado 111 partidos en el circuito ATP 2008 entre individuales (93) y dobles (18), con un balance de 93 victorias (82 individuales y 11 dobles) y 18 derrotas (11 individuales y 7 dobles). Y a todos ellos hay que sumarles sus 3 encuentros de Copa Davis y los 6 olímpicos, para un total de 120 batallas. Sumados los minutos el resultado es escalofriante. Nadal ha jugado 11.550 minutos, lo que equivale a 192 horas y 30 minutos. O lo que es lo mismo, 8 días y 30 minutos. ¿Alguien da más?

Una marca brutal en su gran año, en el que se ha llevado el título en Montecarlo, Barcelona, Hamburgo, Queen’s y Canadá, además de firmar su cuarto Roland Garros, su primer Wimbledon y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín. El gladiador mallorquín fue este año más guerrero que nunca, pero el cansancio siempre pasa factura y no entiende de excepciones.

Los títulos son junto a los premios en metálico la cara amable de una vida de inmenso sacrificio, de la que también forman parte los entrenamientos diarios (muy alejados de los que vemos realizar a los futbolistas por televisión y que a menudo incluyen partidos a cara de perro contra habituales rivales del circuito) y los viajes intercontinentales de un rincón a otro del globo.

Así que pinta que tendremos una Copa Masters venida a menos porque no sería extraño que Federer y Roddick siguieran los pasos del español y anunciaran su ausencia en Shanghai. Blake, Nalbandián, Ferrer y González ya han avisado que no van a ir a China de suplentes. Creo que muchos en su lugar tampoco lo haríamos.

Nadal ha renunciado a Shanghai pensando en la final de la Copa Davis y hoy el doctor Cotorro le hará unas pruebas en Barcelona para determinar si puede estar en Mar de Plata. Su participación está en el aire ya que hay poco tiempo de recuperación, debe evitar poner en peligro el comienzo de la próxima temporada y la pista que prepara Argentina es el peor enemigo posible. (Por cierto, que va siendo hora de que alguien ponga algo más de orden en la homologación de pistas). Pero por ganas, esfuerzo y capacidad de recuperación no va a ser. Confiemos…