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ACB 2008/09: Primera toma de contacto

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Como un tiro -tres jornadas en el visto y no visto de una semana- ha arrancado la ACB 2008/09. La de los 17 equipos, la temporada post Pekín (y pre Eurobasket de Polonia, porque el baloncesto de selecciones no da tregua) en la que se ha dicho adiós a, quizá, los dos grandes referentes a nivel individual de la pasada campaña, Rudy Fernández y Marc Gasol, pero en la que se celebra la vuelta de una de las personalidades principales de la última década, Juan Carlos Navarro; en la que el profesor Aíto cambia de aula para seguir impartiendo cátedra o el polémico Ivanovic completa su particular círculo con el regreso a Vitoria. Una temporada, además, que puede estar marcada por las consecuencias de la nueva propuesta de la Euroliga y sus licencias A, y una competición que seguirá siendo la más igualada e interesante en términos globales del continente pero en la que los grandes se enfrentan al reto de calibrar sus posibilidades en una Europa cada vez más fragmentada, con un puñado de equipos en una escalada brutal de gasto que venderá a precio de oro las plazas de Final Four. Una ACB larga, con los esfuerzos medidos en hitos invariables (Copa, Playoffs, lucha final por eludir el descenso) que convierten estas primeras jornadas en una prolongación de la pretemporada, donde apenas es posible vislumbrar tendencias e ir poco a poco afirmando las líneas perfiladas en las semanas de preparación.

Un primer vistazo a la clasificación arroja las primeras conclusiones, todavía poco fiables en términos absolutos pero con su cuota de valor. El Tau queda como único invicto tras la derrota del Barcelona en la pista de Gran Canaria en partido adelantado de la cuarta jornada. En las tres primeras los azulgrana fueron los más anotadores (junto a Fuenlabrada) y los que menos puntos concedieron en su aro. Pamesa, una de sus víctimas, apunta maneras en su perenne búsqueda del salto cualitativo, Estudiantes tiene mimbres para pasar menos apuros y el Cai aparece como una buena noticia junto a la consolidación del proyecto del Iurbentia mientras, por abajo, Bruesa y Murcia se perfilan ya como candidatos al sufrimiento mientras el Cajasol amenaza con otra ración de vísperas de mucho y días de nada. A golpe de vista, así se plantea un primer borrador que se irá llenando de borrones, correcciones, ajustes y cambios o más menos previsibles.

Un nuevo nivel en el Palau Blaugrana

Buen trabajo de planificación y buenos resultados. Así se va definiendo el nuevo Regal Barcelona de Xavi Pascual y, sobre todo, de Joan Creus, cuya llegada transmitió optimismo y confianza al dañado y algo deprimido entorno blaugrana. Creus no sólo aporta trabajo incansable y liderazgo sensato, sino que trae bajo el brazo experiencia y un profundo conocimiento del juego y el mercado para sentar las bases de un proyecto tremendamente mejorado y que ha vuelto a enganchar al Palau, récord de abonados incluido. La primera decisión de Creus fue entregar el mando a Xavi Pascual, con el aval de la ilusión, la juventud, y la mejora del equipo tras la salida de Ivanovic. La segunda, diseccionar la situación de la plantilla y trazar un plan de altas y bajas que aportara sentido común a los notables recursos económicos de la sección.

Dicho y hecho a pesar de que había ciertas dudas a priori porque, en la práctica, la dirección deportiva no pudo completar su regeneración y terminó adoptando soluciones que no eran las previstas. Los primeros pasos fueron firmes: descartada la imposible opción Marc Gasol, se trabajó bien y rápido para cerrar la vuelta de Navarro, la llegada de Andersen y la contratación de Barton. Se optó por dar continuidad a Basile y se convenció a Ilyasova, un diamante en bruto al que Xavi Pascual (gran tanto para él) resucitó acercando al aro y dando la confianza que le había negado Ivanovic. Con salidas cantadas (Pepe Sánchez, Marconato), el plan maestro se remataba con la marcha de Lakovic y Kasun, y se buscaban alternativas de primer nivel como Mcintyre o Lavrinovic. Cuando la realidad del mercado trastocó estos ambiciosos planes, la reacción demostró rapidez y flexibilidad. Sí hubo salida para Kasun y se trabajó para normalizar la forzada continuidad de Lakovic. Se apuntaló el puesto de base con el hijo pródigo Sada y el trotamundos norteameriano Barrett, y se afianzó el juego interior con Santiago, no la pieza más necesaria pero, al fin y al cabo, un pívot con unas características de lo más aprovechables siempre que se cuente, como es el caso, con alternativas para paliar sus deficiencias.

Y el Barcelona ha respondido, antes del patinazo en Canarias, con tres triunfos incontestables, dos de ellos (como local, eso sí) ante rivales tan duros como la Penya y Pamesa. Y todo ello con Navarro casi inédito por una lesión, con Santiago recién aterrizado y con Andersen o Barton acomodándose a un nuevo rol en un nuevo equipo. El Barcelona tiene trazas majestuosas, alternativas de todo tipo, equilibrio y capacidad para abrasar al rival con intensidad máxima gracias a su profundidad de banquillo, que ofrece soluciones para cualquier tipo de partido. Esto permite esperar con paciencia a que cristalice plenamente el equipo y comprobar si Barrett va o viene (de momento ha regalado señales tanto positivas como negativas). Mientras, Ilyasova sigue afianzándose como un 4 excelente y en pleno crecimiento, reboteador insaciable, versátil en ataque y capaz de defender en el poste a jugadores de mayor presencia física. Fran Vázquez también parece dar pasos hacia su verdadera dimensión y Lakovic ha aparecido de lleno, liberado y como una sorpresa hasta cierto punto inesperada, fino en el tiro y líder de la liga en asistencias. El Barcelona puede percutir por dentro con pívots anotadores y con buena mano para buscar una línea exterior donde puede esperar, por ejemplo, una batería formada por Navarro, Basile y Lakovic. Casi indefendible. Si el partido es de sudor y sangre, el perímetro puede desgastar al rival con la intensidad defensiva de Sada, Grimau o Barton. Lo dicho, máximas posibilidades y cartel de favorito si todo cuaja y Xavi Pascual no paga su inexperiencia en las grades citas y consigue hacer que tantos gallos sepan y quieran ser importantes en el gallinero azulgrana.

Juego de banquillos en Vitoria y Málaga

Para el campeón, Tau, y el aspirante Unicaja (recién salido de una temporada demasiado irregular) la brújula de la nueva temporada apunta al banquillo. A Vitoria regresa Ivanovic tras una salida polémica y un período frustrante en Barcelona. A su servicio, una plantilla tremenda que tiene como mejor fichaje la continuidad de Splitter tras rechazar nada menos que a los Spurs. Junto a él, sigue Mickeal, un superclase que se destapó en la pasada final y del que se espera más regularidad, al igual que sucede con McDonald, un pívot magnífico que ofreció una imagen demasiado confusa durante la pasada temporada. A estos nombres hay que sumar la maestría de Prigioni, el cañón de Rakocevik (en vena en el inicio de campaña), la progresión de Teletovic, un jugador de extraordinarias posibilidades para el juego entre pívots que propugna Ivanovic, la llegada de San Emeterio como guinda para la línea exterior, la incógnita de un base como Shakur y la confianza en que explote otra perla como Barac. Por todo ello, el Tau sigue siendo un aspirante de absoluto primer nivel, que ha comenzado la temporada ganando la Supercopa y sus tres primeros partidos de liga, incluido un triunfo de prestigio en cancha de Unicaja. Y todo ello sin Splitter ni Vidal, lesionados, y con Prigioni entre algodones. Un equipo temible a pesar de que puede pagar en alguna pista modesta la suficiencia con la que a veces se desenvuelve y que ya le pudo costar caro en Menorca, donde se salvó tras un final polémico.

En Málaga, pese al jarro de agua fría de la visita del Tau, también parecen alumbrar buenos tiempos. Difícilmente será de otra manera con Aíto en el banquillo. Sin hacer demasiado ruido, Unicaja ha perfilado un equipo al gusto del técnico (o quizá es que éste consigue que todo acabe encajando según su gusto), que defenderá a muerte y atacará desde todos los flancos. Una mezcla de talento y mucho físico comandada por un Cabezas que ha comenzado muy fuerte la temporada a las órdenes del entrenador que le dejó fuera de la lista de Pekín. Pese a la plaga de bajas (sensible la de Berni y de miras largas la última de Germán Gabriel) el equipo malagueño pinta bien con la fuerza en la pintura de Ndong y Archibald, un Haislip más concentrado y menos ciclotímico, los minutos de energía de Cook y sobre todo Gomis y la llegada de un escolta muy interesante: Thomas Kelati.

Trabajo de afirmación en Madrid, Badalona y Valencia

Del nuevo Real Madrid ya se habló largo y tendido en este blog. Los primeros partidos han confirmado las dudas sobre un equipo, eso sí, en fase de acoplamiento y quizá orientado hacia una economía de esfuerzos que invierta la tónica del último año, donde se barrió en temporada regular y se falló en cada cita trascendente, en España y Europa. Plaza sigue mostrándose firme en su particular manera de aplicar las rotaciones y ha mostrado los primeros síntomas de no tener una confianza precisamente infinita en Tomas o Papadopoulos (cuya mejora de la pretemporada no se ha trasladado por ahora a la competición oficial). Todavía sin Hamilton y con un Hervelle muy descentrado, el juego interior del Madrid gravita en torno al sensacional Felipe Reyes, cuyo comienzo de temporada está siendo estruendoso. Por ahora, con Pepe inconsistente, Bullock en un lento proceso de puesta a punto, Mumbrú una vez más irregular, Hosley dejando destellos (partido ante el Granada) y Massey todavía fuera de foco, sin Raúl y con un Llull entonado, parece que todo gira en torno al pívot cordobés y a la capacidad reboteadora de un equipo que puede tener problemas graves derivados de la falta de constancia fiable de su tiro exterior.

Mientras en Madrid hay dudas y teórica planificación a largo plazo, en Badalona se trabaja hacia una nueva reinvención en una temporada en la que será más difícil plantar cara a los poderosos. Aún así, hay que dar crédito a un equipo que aparece una vez más como una alternativa refrescante pese a las capitales pérdidas de Aíto y Rudy y las bajas de Laviña y Ricky Rubio, que mejorará al equipo tanto en ataque como en una defensa hasta ahora bastante deficitaria con respecto a la pasada temporada. Sin una referencia fuerte en el cinco, el Joventut ha sumado dos sufridos triunfos remontando a Estudiantes y Menorca, y cuenta con las bazas de un Mallet que parece dispuesto a duplicar su responsabilidad dentro del equipo y de un Bracey Wright que está confirmado que es aquello que se fichó: un anotador constante y fluido con una personalidad propia que evita las destructivas comparaciones con Rudy. La Penya necesita mejorar en defensa y que Mensah-Bonsu sea tan constante como espectacular. Y sería ideal que por fin viéramos al mejor Jasaitis, un jugador de tanto potencial por lo que acostumbra a demostrar con su selección y por sus indiscutibles facultades físicas y técnicas.

Uno de los equipos que aspira a ocupar el rol de los verdinegros en las últimas temporadas es un Pamesa que hace méritos para convertirse, por fin, en una alternativa real, para dar un rendimiento acorde a su inversión y sus posibilidades. Hay equipo para ello bajo la sensata y meticulosa dirección de Katsikaris. Por ahora, mientras Oliver reclama más protagonismo, hay cierta dependencia excesiva del fuego de largo alcance de Douglas y Williams, y se precisa más consistencia de Dikoudis y Perovic por dentro y la explosión definitiva de Claver, cuya progresión reclama sin demora el salto de calidad que le convierta en el alero de futuro del baloncesto español. En ese sentido es fundamental la buena gestión de su hasta ahora débil consistencia psicológica.

Estudiantes busca un lugar lejos del infierno

Después de estrenarse con paliza al Murcia tras fallar ante el Iurbentia y rozar el éxito en Badalona, Estudiantes parece capacitado para vivir una temporada más tranquila que la anterior, donde se evitó el drama del descenso de forma épica, casi milagrosa. Cuenta con la experiencia de Luis Casimiro, seis fichajes y juventud necesitada de cierta estabilidad, la que da las victorias, para crecer. Es un acierto fundamental la contratación de un pívot tan eficaz como Wideman, muy del gusto de Casimiro, aunque la consistencia como director de Cummings no parece la ideal. En espera de la recuperación de Udrih y Rancik, sus bazas residen en la personalidad de Jasen, la fe en el crecimiento de Carlos Suárez, las posibilidades de Popovic o el potencial de Jayson Granger (19 años y muy buenas maneras)… suficiente en principio para lograr el objetivo mínimo de no flirtear de forma dramática con el descenso.

En esa misma zona templada, tratando de evitar situaciones embarazosas y optando a una buena clasificación si el viento sopla de cara, se sitúan un buen puñado de equipos, algunos más pendientes de evitar el vía crucis de la lucha por la permanencia, otros con las miras puestas en la Copa o los playoffs, como el renovado pero siempre fiable Kalise Gran Canaria (con ese impecable Savane y Salva Maldonado al frente) o el consolidado Iurbentia, que parece dispuesto a mantener su extraordinario nivel de la pasada temporada pese a la marcha de Marcelinho Huertas. Su principal aval es la continuidad, representada por Txus Vidorreta, y entre sus caras nuevas ya empieza a dejar destellos Seibutis, finura exterior para un equipo con especialistas contrastados como Weis, Paco Vázquez, Banic o Recker. Mirando hacia arriba sin disimulo, pese a su condición novato, se sitúa también el Cai, un regalo para la ACB por tradición y afición y un equipo solvente si no le pesa la inexperiencia en una categoría que recibe al explosivo Paolo Quinteros y a un doble campeón de la NCAA como Taurean Green, y que saluda de nuevo a Garcés, Larry Lewis o Darren Philip. En una situación similar debería estar el Granada, que debe olvidar su pésima segunda vuelta de la pasada temporada y estabilizarse en torno al curtido Trifón Poch y, en la cancha, a un pívot de tanto nivel como Curtis Borchardt, por desgracia lesionado de nuevo. Aún sin él, el equipo debe funcionar (así lo hizo ante Cajasol) gracias a la dirección de Gianella, las rachas de puntos de Hunter, la polivalencia de Juanpi Gutiérrez o la proyección de Pablo Aguilar, salido de la cantera del Madrid y que naufragó ante su ex equipo pero dio la talla en el derbi andaluz ante un Cajasol que ha arrancado con 0-3 y parece en peligro de volver a caer presa de su propia frustración y de la presión de un entorno que sigue soñando con el regreso a los playoffs. Está por ver si Manel Comas consigue que despegue un equipo que hasta ahora no ha mostrado el potencial de su renovada plantilla: Bennett, Ignerski, Ellis, Carter, Pecile, Triguero…

Bruesa y Murcia, primeros candidatos a sufrir

En la parte de abajo, será difícil que no tengan que pelear hasta el final Bruesa y Murcia. Los donostiarras, tras la machada de enlazar un ascenso tras un descenso, cuentan con la ilusión y el trabajo de Pepe Laso, pero necesitarán aportación máxima de ilustres veteranos como Hopkins, Roe o un hasta ahora desaparecido Marconato, además del trabajo de Doblás, los fundamentos de Panko o la electricidad de Sergio Sánchez, que alternará el puesto de base con Popovic, que debe tratar de desquitarse de su fallido primer paso por Málaga. En Murcia, el club busca tranquilidad económica y Manolo Hussein tratará de sacar petróleo de un equipo que ha perdido a Trigueros y Hunter y que se basará en la tripleta Moss / Dean / Thomas a la esperar de comprobar el rendimiento de Bojan Bogdanovic. Otro destinado a sufrir, pero con un inicio radicalmente diferente (2-1) es el Ricoh Manresa, también en una delicada situación económica pero siempre difícil de batir en su pista y agrupado en torno al descomunal despliegue físico de Ibaka. Se rindieron a la lógica en Vitoria pero han enseñado los dientes ante Iurbentia, con una gran defensa y un gran Asselin, clave también en el triunfo inicial ante el Cajasol. Victorias que suman y que pueden valer su peso en oro en el futuro.

Otros contendientes de la lucha por la permanencia que han dejado luces y sombras han sido Fuenlabrada y Menorca. Los primeros viven de Saúl Blanco y Oleson, a la espera de saber si Ramos será finalmente un pívot fiable, y han alterando buenos partidos (debut ante Murcia) con derrotas inexplicables, como la sufrida ante Gran Canaria tras una gran primera parte. En Menorca, por su parte, cuentan con la ventaja de la estabilidad del entorno y la continuidad del proyecto de Ricard Casas, además del plus que le aporta su rendimiento como local. Sin embargo, su duro (calendario en mano) estreno liguero le ha dejado el mal sabor de boca de derrotas que pudieron ser victorias. Ante DKV y Tau perdió in extremis tras mandar en el marcador y en Bilbao también tuvo opciones antes de terminar cediendo. Sin embargo, y al menos a priori, es un equipo al que no hay que situar entre los máximos candidatos a perder la categoría.