NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Sergio Rodríguez, en la encrucijada

Blog_foto

Ampliar

A nadie se le escapa que Sergio Rodríguez afronta una temporada que será decisiva para su futuro. El niño que maravilló al mundo está creciendo y, nos guste o no y por diversos factores, su carrera se ha visto frenada y ahora mismo el debate está más abierto que nunca, desde los que creen que puede ser un base importante en la NBA hasta los que opinan que su mejor opción pasa por volver cuanto antes a la ACB. Cualquier punto de vista queda a la espera de comprobar si el canario logra hacerse un hueco de calidad en la rotación de Portland Trail Blazers. Pero lo cierto es que es muy difícil ser optimista al respecto.

Estos son los hechos: Sergio Rodríguez cumplió 22 años en junio. Su nombre creció de forma meteórica, MVP del Europeo Junior celebrado en Zaragoza en 2004 (con 19 puntos y más de 8 asistencias por partido) y Jugador Revelación de la ACB en la temporada 2004/05. Internacional absoluto desde los 19 años, fue campeón del mundo en Japón y subcampeón de Europa en 2007 (la fatídica final de Madrid ante Rusia). En 2006, Phoenix Suns le eligió en la posición 27 del draft y le traspasó a Portland Trail Blazers, que le convirtió entonces en el sexto jugador español en debutar en la NBA.

Pero esto también son los hechos: su estancia en Portland ha involucionado de sueño a pesadilla. En su primera temporada tuvo un recorrido irregular pero con cierta presencia y algunos destellos importantes rematados en enero de 2007 con un tremendo partido ante Denver Nuggets (23 puntos, 10 asistencias, 4 rebotes y 3 robos en 30 minutos con 11/14 en tiros de campo). Pero los Blazers perdieron ante unos Nuggets liderados por dos recién llegados: Allen Iverson y… Steve Blake, un nombre que tiene mucho que ver con el presente y el futuro de Sergio. En su segunda temporada todo pareció venirse abajo. Nate McMillan, técnico blazer, perdió la poca confianza que hasta entonces había tenido en Sergio y el canario apenas tuvo minutos y estos nunca fueron de calidad, ni siquiera en los últimos partidos de temporada regular en los que nada se jugaba su equipo, partidos que generalmente utilizan los entrenadores para ver en acción a jugadores sobre los que quieren resolver dudas o aclarar circunstancias. Todas sus estadísticas se vinieron abajo en un equipo en el que el puesto de base lo ocupaban entonces el sobrio y eficaz Blake y un base sin mucho peso específico como Jarrett Jack. Sergio no fue nunca titular (por una vez e su primera campaña). Sus minutos bajaron de 12’9 a 8’7; sus puntos de 3’7 a 2’5; sus asistencias de 3’3 a 1’7, su porcentaje de tiro del 42% al 35…su única mejora fue en el tiro de 3, en el que alcanzó un poco reseñable 29% por el 28 de su año de novato. Si en el Mundial de Japón tuvo un papel brillante como tercer base (inolvidable su actuación en semifinales ante Argentina, donde fue decisivo con 14 puntos y 3/3 en triples), en el Eurobasket mostró un alarmante descenso en sus constantes vitales sobre la pista. Errático, pagó los pocos minutos acumulados en cancha y la pérdida de confianza que viajaban en su maleta en su regreso desde el otro lado del Atlántico. El final de ese camino descendente fue su ausencia del la lista de Aíto para los Juegos de Pekín. Un duro golpe para él, pero una decisión difícilmente criticable a la vista del rendimiento de Ricky Rubio. De hecho, parece mucho más lógico debatir acerca de la ausencia de Carlos Cabezas que de la de Sergio.

Portland, el equipo en boca de todos

Para profundizar en las dificultades con las que se va a encontrar Sergio en su tercera temporada en la NBA hay que analizar el absolutamente excitante papel que se atribuye a Portland en este nuevo ejercicio. Casi sin discusión, los Trail Blazers son uno de los equipos a los que todo el mundo quiere ver jugar. Una franquicia joven y llena de talento, que lleva varios años acertando en las tareas de reconstrucción (excelente trabajo de Kevin Pritchard) y que está señalada como equipo de playoff ya y aspirante al anillo a medio plazo. Las eliminatorias parecen un objetivo real en la nueva temporada, toda vez que el año pasado, con la lesión de Oden de por medio, firmaron un balance de 41-41 en un Oeste más duro que nunca y en el que ahora se espera el retroceso de algunos equipos, que abrián una brecha por la que seguramente se cuele una franquicia que no resultaba tan atractiva desde los tiempos de los JailBlazers y que ni entonces apuntaba a un futuro tan brillante a pocos años vista. Los Jailblazers han quedado finiquitados definitivamente con la marcha de Darius Miles y ahora Portland presenta un grupo joven e intachable, obligado a dar mucho que hablar.

Nate McMillan ha sabido dirigir con mano firme y acierto la transformación. Y con un estilo de juego que me gusta. Porque McMillan me parece un buen entrenador y un tipo con las ideas claras y un concepto en el que hasta ahora no ha entrado Sergio Rodríguez. Por eso muchos han cargado desde España contra él. Pero sinceramente no me parece justo. Bajo mi punto de vista, por ejemplo, Sam Mitchell sí es un mal entrenador (a pesar de tener un título de Entrenador del Año), responsable del retroceso de Toronto la pasada temporada, entre otras cosas por su pésima gestión del asunto de Calderón y el ahora traspasado TJ Ford. Por el contrario, McMillan sí me parece un buen técnico, aunque por supuesto me gustaría que hubiera dado más oportunidades a Sergio.

El potencial de los Blazers asusta. La plantilla es equilibrada e insultantemente joven con uno de los juegos interiores más prometedores de la liga: LaMarcus Aldridge (un jugador que me encanta y que no para de crecer) y Greg Oden, sin debutar en la temporada en la que defendía su número 1 del draft y llamado a ser un center totalmente dominador (si él y Bynum evolucionan como se espera, sus duelos en el Oeste pueden ser antológicos). Además, en la pintura aportará minutos de esfuerzo Przybilla y de calidad Frye, otro jugador en progresión que no comenzó bien en Portland tras su llegada desde los Knicks pero que mojoró en el último tramo de campaña hasta demostrar parte de lo mucho que puede aportar.

Los Blazers tienen también variantes para el puesto de alero, con la progresión (otra más) de un Martell Webster cada vez más fino en el tiro (partirá como titular) y la potencia de Travis Outlaw, que puede jugar de 4 para acabar incluso como alero titular. En el backcourt no falta calidad, más bien todo lo contrario; Brandon Roy es, en mi opinión, uno de los grandes jugadores de la liga (y será mucho mejor). Poco amigo de la espectacularidad gratuita, su juego es una lección de inteligencia y elegancia sobre la pista.Un fuera de serie que ya ha jugado minutos como base y que si persiste en ese rol perjudicará a Sergio pero beneficiará a Rudy Fernández, que ha disparado las expectativas en Estados Unidos tras su puesta de largo a ojos de los amantes de la NBA en los pasados Juegos Olímpicos. Para el puesto de base, el de Sergio, se mantiene Steve Blake, un buen jugador y un base del gusto de McMillan, pero la marcha de Jarrett Jack (teóricamente beneficiosa para Sergio) coincide con la llegada de un huracán llamado Jerryd Bayless. Número 11 del draft (se le esperaba algo más arriba) es pura ambición y un verdadero talento físico con unas condiciones anotadoras sobresalientes. Ha sido MVP en las ligas de verano y es un jugador explosivo que se está ganando la confianza de McMillan. En Portland no son pocos los que piden ya su titularidad, aunque es más un base / escolta (bajito para ser un 2 clásico) con talento anotador pero limitado como creador de juego. Eso, sin embargo, le puede convertir en una buena pareja en pista para Roy, alternando ambos sus roles teóricos. Y Sergio Rodríguez…

Una temporada para luchar contra todo

Así que el año se presenta muy difícil para un Sergio que tiene que trabajar como nunca para ganarse el sitio que ahora mismo parece que no tiene en el equipo, y que perderá definitivamente si las cosas comienzan bien para los Blazers sin él en el roster habitual. Todo parece jugar en su contra. Bayless puede ser una sensación pero también quedarse en mucho menos, al menos en su año de novato. Pero de momento ha ganado peso entre el cuerpo técnico y los aficionados y ahora mismo las cosas apuntan a que Blake será titular y el ex de Arizona el encargado de dinamizar la segunda unidad. Además, insisto, cabe pensar que Roy aumente sus minutos como playmaker, en función del rendimiento de Rudy y de la confirmación definitva de jugadores como Webster.

A Sergio Rodríguez, entre tanto, se le achacan problemas defensivos, un sentido espectacular pero errático de la dirección, inconsistencia y una muy pobre aptitud en el tiro exterior. Es cierto que su defensa no es buena y que en sus escasos minutos en pista ha alternado genialidades con decisiones erróneas. McMillan no tiene otro jugador que tenga la visión de juego de Sergio, pero el español está metido en un círculo vicioso muy destructivo, ya que su confianza decrece a medida que su técnico se la retira y su juego se hace alocado en cuanto intenta demostrar demasiadas cosas en los pocos minutos de los que dispone. Un base de sus características necesita precisamente lo que no tiene: minutos, confianza, seguridad e integración en el juego para conocer las rutinas de sus compañeros. Y es cierto también que su porcentaje de tiro exterior es deficiente, lo que le resta valía para un estilo de juego en el que los lanzadores van a tener espacios ante el poder interior del equipo. Con James Jones en Miami, Blake puede ser más importante en esa función. Una estadística de la pasada temporada apunta que Blake falló el 20% de los tiros que ejecutó libre de marcaje. Sergio erró el 40%.

Así que estamos en el punto en el que se debe resolver en qué posición está Sergio, que ha pasado en el banquillo años muy importantes para su desarrollo como jugador y que tiene que dejar de ser, para bien o para mal, una promesa. Debe recuperarse de una mala temporada y de la ausencia de los Juegos y convertir esos golpes en motivaciones, y sabe que tiene que trabajar desde el primer día más duro que nunca, y quizá por eso en verano llevó a Canarias al entrenador de tiro de los Blazers, John Townsend, con el que ha trabajado para mejorar el tiro de tres, para darle más arco y más eficacia.

La cuestión es que, aún con todo, es probable que apenas tenga oportunidades y que esté ya fuera de los esquemas mentales de un McMillan que nunca ha tenido especial aprecio al juego de Sergio (no así Pritchard). Ahora en Portland se habla incluso más de la progresión de Petteri Koponen, mientras que las nuevas perlas españolas a las que todo el mundo apunta en la NBA son Rudy, Marc y Ricky Rubio, al que se espera con los brazos abiertos en América. Incluso estudian los Blazers la contratación de Shaun Livingston, un prometedor base cuya trayectoria se ha visto congelada por una terrible lesión de rodilla. Ante todas estas circunstancias, puede que Sergio deba buscar el traspaso (o directamente sea traspasado por su equipo) para tener minutos en la NBA, o quizá comience a plantearse el regreso en la próxima temporada a Europa, donde también tendría que luchar por recuperar el tiempo perdido. Sinceramente, no sé qué opción es mejor para él. No sé si puede desarrollar su evidente potencial y si éste alcanza para ser un jugador importante (o al menos con participación real en un equipo) en la NBA. Ahora mismo es difícil saberlo. Hace dos años, mi respuesta hubiera sido afirmativa y hace dos meses negativa porque le veía abocado a un regreso, que, esto también está cada vez más claro, no tiene que suponer un paso atrás ni una rendición en su carrera, sino una forma de buscar lo mejor para él. En cualquier caso, se acaba el margen de espera y a lo largo de esta temporada saldremos de dudas. Porque ahora en Portland muchos ven a Sergio como carne de traspaso o, los más críticos, como simple intérprete y guía de Rudy en su primera temporada en Oregon. Yo he perdido fe, pero sigo pensando que aún hay mucho jugador de baloncesto dentro de Sergio Rodríguez. Seguramente no en Portland, no sé si en Estados Unidos. Ojalá me equivoque pero, en cualquier caso, pronto tendremos respuestas.