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Nadal tiñe de oro el número uno

Nadal

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Por Tomás de Cos

El nuevo nº 1 del mundo superó al chileno Fernando González por 6-3, 7-6 (2) y 6-3 sumando la cuarta medalla de oro de la delegación española en Pekín. Rafa Nadal no conoce el conformismo. Es una palabra que no entra en su vocabulario y una actitud que no existe en su repertorio de reacciones. Cada vez que alcanza una meta encuentra un nuevo objetivo en el horizonte. Tras sumar su cuarto Roland Garros consecutivo afrontó sin complejos su asalto a la hierba de Wimbledon. Pero tampoco se relajó tras acabar con la cuenta pendiente del tenis español y de camino a los Masters Series de Toronto y Cincinnati fijó su intimidante mirada en el número uno del mundo. Ahora ha hecho realidad su sueño olímpico, un final de oro a su feliz estancia en la Villa Olímpica de Pekín.

El gladiador balear impuso el paso desde el inicio, como lo ha hecho hasta la saciedad Michael Phelps, a quien visitó horas antes de su último partido. Con un tenis sólido y seguro desde el fondo de la pista, gracias a un esquema de juego preclaro, hizo sentirse inferior a González en todo momento. Muy inteligente, Nadal rehuyó la temible derecha de 'mano de piedra' y trabajó con criterio sobre el revés del último bronce olímpico, para cerrar los puntos con su tremenda derecha cruzada invertida.

Nadal controló con maestría los nervios y salió en tromba para evitar sorpresas, con un arranque de orgullo de número uno que le permitió hacerse la primera rotura de servicio en el segundo juego del partido. Ahí se acabó la historia del primer set, en el que González nunca se encontró cómodo con el ritmo impuesto por el manacorense, cometió demasiados errores no forzados y abusó de su revés cortado. Un golpe que permitió a Nadal moverle a placer y mostrar su lado más implacable. El español ganó siempre el duelo de zambombazos.

En la segunda manga, resuelta en la muerte súbita, Nadal mantuvo el pulso con firmeza ante un González que se aferró a su servicio. El chileno, merced a la eficacia de sus primeros servicios, logró encontrar algunas derechas ganadoras que recompusieron mínimamente su fe. Nadal aguantó la presión de ir por debajo en el marcador sin titubeos y sacó su casta y su mentalidad ganadora en el único momento delicado del encuentro. Ocurrió en el duodécimo juego, con 5-6 y 15-40 en contra, en el que con su habitual saber estar levantó dos bolas de set sin pestañear. Un golpe moral para González, que sufrió un ataque de vértigo en el tie break (7-2).

Con un rival ya ofuscado e impotente, Nadal le aplicó la puntilla sin piedad. Siempre tuvo opciones de break al resto, mientras se anotaba los servicios con insultante facilidad. El 'bomberdero' de La Reina dio claras señales de desesperación, improvisando soluciones imposibles, precipitándose con alocadas subidas a la red, ante las que Nadal se lucía para deleite del animoso público chino. González salvó por los pelos su primer servicio (1-1) pero se le atragantó el tercero, lo que permitió al buque insignia de La Armada firmar a placer el 4-1. Nadal ya sabía que la medalla de oro tenía dueño y volvió a demostrar un control total de la situación, salvando dos nuevas bolas de break en el 5-2 y dejando geniales detalles de su tenis excelso. Una victoria made in Nadal, que inscribe al gladiador en la historia del olimpismo español.