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De la Eurocopa a Wimbledon

Santana con una foto de Nadal

Tomás de Cos

Después del triunfo de España en la Eurocopa de Austria y Suiza, del triunfo del talento y del colectivo, el de unos chavales capaces de tocar la pelota más y mejor que el resto de Europa, llega el momento de que Nadal conquiste su primer Wimbledon y acabe con la increíble racha de Sir Roger Federer.

El manacorí es tan buen tenista como aficionado al fútbol, el deporte del que se alejó para hacerse un hueco entre los grandes de la raqueta. Una especie de mezcla perfecta entre la exquisitez y la precisión de Xavi (o de Iniesta o Cesc), la contundencia y fortaleza de Senna (o Torres, o Puyol), y la competitividad y el ángel de la guarda de Casillas, por citar a algunos de los héroes del Prater de Viena.

Nadal pertenece a esa nueva cara de España, nacida de la Transición, de la que habla Alfredo Relaño, y que desde hace cuatro años salpica de alegría y orgullo a los españoles. Este país cuenta desde hace años con grandes ganadores en la práctica totalidad de las disciplinas deportivas, lo que da una idea del estado del bienestar al que de forma sigilosa nos hemos aupado.

Pero quizás nadie como él represente en España el espíritu de lucha y la competitividad en un deportista. “Quiero ganar, ganar siempre. La única motivación es ganar. Es lo que mejor sabe, de lo mejor que te puede pasar. Eso es lo que me hace dedicar a esto el máximo tiempo”, le confesó a nuestro compañero Alejandro Delmás en el día de descanso en el torneo londinense, horas antes de vivir en su apartamento el triunfo de La Roja rodeado de los suyos.

Convertido ya en referente del deporte español, Nadal irradia su carácter y su imagen luchadora más allá de las pistas, del mismo modo en el que lo hacen Pau Gasol o Fernando Alonso, convirtiéndose en un ejemplo a seguir por todos. En especial, por los más pequeños.

Los chicos de Luis Aragonés ya han dado a España un nuevo título continental tras 44 años de larga espera y con Torres ejerciendo de Marcelino. Un gran salto en el tiempo que nos ha permitido pasar del blanco y negro al color. Ahora es momento de que Nadal, a la tercera, consiga repetir la hazaña lograda por Santana, ante el estadounidense Dennis Ralston (6-4, 11-9 y 6-4), en el verano de 1966. Será el próximo domingo si Dios quiere.