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McEnroe fue el ganador moral

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Tomás de Cos

El viejo rockero agarró su guitarra y se puso delante del micrófono para poner la nota de color en la fiesta final del Master Senior de la Comunidad de Madrid. Un torneo que guiña un ojo a los nostálgicos y que basa en gran medida su éxito en la presencia del eterno chico malo del tenis.

El Palacio de los Deportes ve poblarse a sus gradas cuando las luces se apagan para anunciar la entrada en la pista del norteamericano nacido en Wiesbaden (Alemania). Cuando el cañón de luz ilumina la cabeza canosa y la mirada del último genio del tenis, a más de uno se le ponen los vellos de punta. Ningún otro jugador es tan aplaudido y aclamado como él. Ni siquiera los españoles. Como gran 'showman' que es -ha realizado un cameo en un capítulo de la serie CSI- se apodera de la escena.

La segunda edición del torneo ha mostrado a los aficionados el gran estado de forma de Sergi Bruguera, quien fuera número tres del mundo y dos veces campeón de Roland Garros, hoy primer espada del circuito senior y que se distrae con el pádel tras haber abandonado el fútbol. El catalán superó a Borg, McEnroe y en la final a Courier, tenista al que nunca pudo ganar en activo. Pero el ganador moral volvió a ser 'Big Mac'.

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McEnroe, el tenista más vistoso de la mejor generación de la historia del tenis, a la que pertenecieron Björn Borg, Jimmy Connors e Ivan Lendl, demostró mantenerse muy en forma. Juega seis días a la semana y mantiene intactas sus mejores armas: el servicio y la volea. Nadie ha lucido un servicio más variado y más complicado de leer. ¡Bendita lesión de espalda que le hizo transformarlo! Y benditos todos sus entrenadores, que no se empeñaron en cambiar su golpe de derecha, tan feo como efectivo.

Madrid volvió a disfrutar de su competitividad, del flotar raso de su revés cortado y sus geniales voleas. Ni siquiera las dejadas se le resistieron en una pista ideal para su juego: rápida, cubierta y en altura. El pobre Pato Clavet, sustituto de última hora del maltrecho Becker y que eliminó a McEnroe en un Villa de Madrid, sufrió la revancha del gran John diecisiete años después. Y un día antes obligó a Bruguera a llegar al súper 'tie-break' de desempate demostrando que domina como nadie en los intercambios planos.

Y ‘Superbrat’, tres veces campeón de Wimbledon (1981, 83 y 84), cuatro del US Open (1979, 80, 81 y 84) y cinco de la Copa Davis (1978, 79, 81, 82 y 92) revivió su particular idilio con la capital de España, en la que volvió a gozar de sus tres grandes pasiones: el tenis, la música y el arte. Sea siempre bienvenido.