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Segundo servicio (I)

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Tomás de Cos

Nicolás Almagro ha sido el tenista español encargado de abrir la lata de los títulos españoles en 2008 (14 sumó en total el bando masculino de ‘La Armada’ en 2007). Y lo hizo en el Abierto de Costa do Sauipe, Brasil, un torneo de tierra donde Rafa Nadal comenzó a forjar su leyenda y en el que releva a Juan Carlos Ferrero en el palmarés.

El viejo rockero Carlos Moyà acabó sucumbiendo ante la explosividad y juventud del murciano, que ya demostró su buen momento de forma en los dos puntos individuales cosechados en la primera eliminatoria de la Copa Davis celebrada en Perú. Eso sí, en tres sets, lo que dice mucho del sobresaliente ocaso tenístico del mallorquín. No hay pruebas que relacionen su segunda juventud con su relación con la popular Carolina Cerezuela, pero da que pensar.

Enorme Nishikori

En Delray Beach la sorpresa fue mayúscula. Un joven desconocido japonés, procedente de la fase previa, se anotó el primer título para el país del sol naciente en 16 años. Kei Nishikori se llama el fenómeno, que ya derrotó a principios de año en tierra batida a Gastón Gaudio, ganador de Roland Garros en 2004.

Con 18 añitos y clasificado en el puesto 244 del ranking de la ATP, el joven afincado en Florida derrotó al cabeza de serie número cinco Florian Mayer, a los norteamericanos Amer Delic y Bobby Reynolds, al tercer favorito Sam Querrey levantando cuatro puntos de partido y al mismísimo James Blake en la final. Hasta Shuzo Matsuoka, que tenía el extraño privilegio de ser el último japonés que conquistó un torneo ATP en Seúl en 1992, debió dar saltos de alegría.

El viejo Bollettieri no reparó en gastos y le puso al chaval y a su entrenador, Glenn Weiner, una limosina hasta el aeropuerto, donde tomaría rumbo al torneo de San José. Un buen detalle, sin duda.

Federer, a lo suyo

De lo que no hay duda es que a Roger Federer le queda bien el esmoquin. Seguro que tiene varios y no los alquila como el común de los mortales. Él sí los amortiza. Por cuarta vez a lo largo de su carrera se engalanó para recibir el premio ‘Laureus’ al World Sportman of the year. Un récord más para su extensa colección. Nunca antes un deportista había cosechado cuatro ‘Laureus’ de forma consecutiva.

Pero el tenis fue el gran vencedor en la gala celebrada en San Petersburgo, porque la belga Justine Henin recibió el premio a la mejor deportista del año. Dos estrellas de la raqueta con una carrera casi paralela y acostumbradas a posar juntos para los fotógrafos.

Además, Esther Vergeer, recibió el ‘Laureus’ para deportistas discapacitados por segunda vez. Y es que no hay quien gane a la holandesa jugando sobre una silla de ruedas. El tenis sigue de moda.