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Federer agiganta su leyenda

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Tomás de Cos

El español David Ferrer no pudo completar con una quinta victoria la mejor semana de tenis de su carrera deportiva. Roger Federer hizo buena su condición de líder indiscutible del tenis para anotarse su cuarta Copa Masters y acercarse un poco más al récord de leyendas como Sampras o Lendl, de las que ya sólo le separan un título más de maestro. El suizo no conoce su techo y lo había avisado tras perder contra Fernando González, responsable del despertar de la bestia. El domingo volvería a sonreír. Una seguridad en sí mismo basada en la demoledora experiencia. De 34 enfrentamientos directos contra sus rivales del grupo rojo, sumaba 33 victorias y una sola derrota. Una estadística como para confiar en uno mismo.

'Mr Perfecto' no dejó resquicio alguno para la sorpresa y endosó al fiero alicantino un contundente 6-2, 6-3 y 6-2 con una magistral lección de tenis. "Roger es el mejor tenista de la historia", afirmó Ferrer durante la prolongada ceremonia de entrega de premios. Un reconocimiento sincero de la superioridad manifiesta mostrada por el suizo durante todo el duelo. Porque Federer impidió que el de Jávea impusiera su guión de partido, que acabó caminando por el sendero directo que inspira el talento. A golpe de ace, de constante agresividad, de voleas definitivas y soberbios golpes ganadores de derecha y de revés.

David Ferrer se mantuvo fiel a su estilo y se vació sin reservas. No salió acomplejado ni resignado ante su bestia negra. Sencillamente Federer fue inalcanzable. De principio a fin. Ferrer apenas tuvo cuatro bolas de break a lo largo del encuentro y en ninguna de ellas pudo imponer su condición de mejor restador del circuito. La primera fue a comienzos de la primera manga (1-0 y 30-40) pero el atrevimiento de Federer en su toma de la red le permitió salvarla con su volea de derecha. Como marca el manual práctico de técnica del que hace gala el de Basilea: preparando el golpe con la mano delante, la cabeza de la raqueta alta, los hombros correctamente orientados y apoyándose en su pierna izquierda. Para las tres restantes debió esperar demasiado el español, hasta el primer juego de la tercera manga (0-40), cuando el prodigio de Basilea ya tenía los dos primeros sets en el bolsillo.

El primer set resultó especialmente frustrante para Ferrer, que se topó de bruces con la magnificencia del juego de su rival, que en 26 minutos y con dos roturas de saque en el tercer y quinto juego cerró el parcial por un inapelable 6-2. De nada sirvieron los buenos propósitos de Ferrer, que insistió en castigarle el revés y moverle siguiendo la receta de Nadal, tratando de aprovechar la potencia de sus golpes y la velocidad de sus piernas. Pero Federer no entró en ese juego, evitó que Ferrer conectara más de cuatro derechas seguidas y acortó los puntos con cada bola corta. Ni siquiera necesitó taparse el revés, que varió con maestría, ya que la pelota de Ferrer no alcanzaba tanta altura como la del manacorí.

Al comienzo de la segunda manga Ferrer pareció volverse a motivar, a confiar en el milagro. Comenzó sirviendo, por delante en el marcador e incluso se anotó un juego en blanco con el servicio (2-3). También se estrenó con un ganador de revés al ejecutar un efectivo passing shot cruzado. Pero Federer, sin la brillantez al servicio demostrada ante Roddick, se mantuvo intratable en sus juegos. Y como los grandes depredadores esperaba agazapado su momento para dar el zarpazo definitivo al set, lo que ocurrió en el séptimo y noveno juego. Este último (6-3) tenía un valor doble: significaba caer o seguir vivo en el set y conceder o no a Federer el privilegio de empezar sirviendo en el tercer parcial. Por eso fue el juego más igualado de la segunda manga y en él se vio el punto más bello del encuentro, celebrado por el número uno con el puño en alto.

El tercer capítulo de la brega fue una versión corregida y aumentada del primero. En lugar de una opción de break en el primer saque del helvético fueron tres las que malgastó Ferrer. Tres ventajas al resto que no olvidará fácilmente el español, que vivió con impotencia como el servicio y la volea volvían al rescate del virtuoso Federer. Pasado el mal trago el suizo volvió a mostrar su mejor versión.

Con un genial passing paralelo 'tipo banana' (con efecto de fuera hacia dentro) forzó el error del alicantino con la volea y se anotaba un nuevo break (3-1), convenientemente consolidado acto seguido con dos aces tras el 30 iguales del quinto juego. Después del esfuerzo llegó el merecido descanso del experimentado cazador -cómodo juego de Ferrer para acortar distancias (4-2)- antes del asalto definitivo. Ferrer ha dejado claro con cuatro victorias ante los mejores que no es una presa fácil. Al servicio Federer se anotó el 5-2 por la vía rápida, sin desgaste, con la naturaliadad y sencillez que caracterizan su juego. Y al resto levantó un 40-15 hasta encontrar un soberbio ganador de derecha cruzada sobre la desesperada subida a la red de Ferrer. Una nueva jugada con la que archivar el quincuagésimo tercer título de su carrera deportiva.

El que le permite un año más acabar con más títulos que ningún otro tenista (8), entre ellos tres de Grand Slam (Abierto de Australia, Wimbledon y US Open) y su cuarto título de 'mestro'. En simple anécdota queda el hecho de haber conseguido acabar por segundo año consecutivo por encima de la barrera de los ocho millones de dólares, estableciendo un nuevo récord de ganancias en una temporada (8.343.885$ en 2006 y 8.630.620$ en 2007, con el suculento cheque de 1.200.000$ recibido hoy). Con tales cifras, el lujoso Mercedes Benz regalado por el principal patrocinador del torneo se queda en pecata minuta. El chico simpático y elegante agigante un poco más su leyenda.