Cuando el río suena...
Tomás de Cos
Todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Pero algunas personas parecen obsesionadas en demostrar su 'culpabilidad', o incapaces de realizar gran cosa por deshacer el entuerto en el que se hayan metidas. Este parece ser el caso de Nikolay Davydenko (Severodonezk, Ucrania, 02-06-1981), número cuatro del ranking mundial. El tenista ruso está en el medio de las polémica sobre el amaño de partidos por apuestas deportivas que salpica al tenis desde hace unos meses y ha vuelto a reivindicar su condición de sospechoso.
A la par que es investigado por su derrota ante el argentino Martín Vasallo Argüello en Polonia (se retiró en el tercer set alegando una lesión en el pie), Davydenko caía ayer eliminado en San Petersburgo ante el desconocido croata Marian Cilic. Un duelo en el que lo de menos fue el resultado (1-6, 7-5 y 6-1) ante la alarmante imagen de su tenis. Tanto es así que hasta el propio juez de silla, Jean-Philippe Dercq, tomó cartas en el asunto y le recriminó que no estaba empleándose a fondo. Como recordaba el gran McEnroe los jueces no son profesionales de la raqueta, pero están hartos de ver tenis. De ahí la importancia que adquiere la anécdota.
La ATP, que anda enfrascada en este feo asunto desde que el escocés Andy Murray levantara la liebre en unas declaraciones a la cadena televisiva británica BBC (que apresuradamente desmintió acusando de mala praxis al mensajero), ha reaccionado con rapidez. El organismo que regula el circuito profesional masculino ha multado con 2.000 dólares al tenista ruso por no jugar a tope en San Petersburgo. Un primer paso de los muchos que deberá dar para evitar la contaminación y la pérdida de credibilidad del tenis.
Sabido es el daño que las trampas han hecho sobre otros deportes, colectivos o no. Desde el escándalo del Calcio en Italia (que acabó en detenciones y con los descensos de la Juve, el Lazio y la Fiorentina), a las sospechas sobre el colectivo arbitral en la Bundesliga o las nefastas consecuencias del dopaje sobre el atletismo (Kenteris, Tanou, Jones) y el ciclismo (Operación Puerto, Armstrong, Landis, etc).
"Cuando cometí una doble falta, (el juez de silla) me avisó de mal comportamiento en la pista, como si yo estuviera tirando el partido. Estaba sorprendido. No había oído nunca algo así", afirmó indignado Davydenko sobre el incidente. "Él no podía solucionar mi problema de ninguna manera porque de primeras le dije que todo estaba bien, pero ya no jugué como en el primer set y por eso me dio el aviso... Más tarde le dije que mis piernas estaban agotadas. No me podía mover", se excusó el ruso sobre el incidente. Nadie salvo él sabe la realidad sobre lo ocurrido pero sus diez dobles faltas en los últimos dos sets dejan algo más que un resquicio para la duda. En el próximo Masters Series de París defiende el título, apuesten a que allí no habrá sorpresa. El tenis vive un momento formidable y estas dudas le hacen un flaco favor.