Como comenté ayer, han sido muchas las sorpresas que me llevé durante las dos semanas que estuve en Cádiz. Seguramente la que más me llamó la atención fue el poder convivir con los jugadores que hasta unos meses antes sólo vería por televisión, pero lo que me dejó totalmente perplejo es la predisposición al trabajo que tiene este grupo de amigos. Porque son eso, amigos.