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Roberto se baja del autobús

Roberto Dueñas no puede más. Su físico le ha dado todo a favor y en contra en el baloncesto y en la vida, cuál metáfora del ying y el yang. El jugador más alto que ha tenido el básquet español hasta el momento nos dice adiós y nos deja con el recuerdo de uno de los hombres más valorados tanto dentro como fuera de la cancha.

Todo comenzó aquel día que un directivo le descubrió en una parada de Fuenlabrada. “La leyenda urbana del autobús, como todas las leyendas, tiene un parte cierta y otra que no lo es. Hubo un entrenador que me vio en una parada del autobús, y durante dos días intentó coincidir conmigo, aunque justo cuando me veía yo me iba en el autobús. Finalmente, Miguel Ángel, que así se llama, habló conmigo y empecé a entrenar con ellos” ha reconocido Dueñas.

Tras los correspondientes contactos, el madrileño pasó a ser un integrante del club blaugrana, que decidió que iniciara su formación baloncestística en Móstoles, Fuenlabrada y en el Cornellá –asociado al Barça-, al tiempo que sufría las primeras operaciones para reparar su maltrecho cuerpo.

En el Barça inició una carrera meteórica –comenzó a jugar al baloncesto a los 16 años- gracias a su capacidad de aprendizaje y comprensión del juego, algo que siempre destacó Aíto Gracía Reneses junto a su ex compañero Pau Gasol. Dueñas no podía moverse con rapidez en la pintura pero aprendió pronto los fundamentos básicos del baloncesto y que su capacidad de intimidación estaba fuera de toda duda gracias a su envergadura.

Éxitos
Resultó una relación muy fructífera para club y el jugador, ya que su palmarés sumó 6 Ligas ACB, 2 Copas del Rey, 1 Euroliga, una Copa Korac y 1 Supercopa ACB, además de destacar como el mejor jugador de la final de la ACB en la consecución del título ante el Real Madrid en el Palacio de los Deportes. Sin embargo, la selección española no pudo disfrutar de su techo nacional mucho tiempo debido a los múltiples problemas físicos que le hacían afrontar operaciones y períodos de reposo obligado entre temporadas a pesar de la insistencia de técnicos como Moncho López. Aún así, el pívot también logró una medalla de plata en el Europeo de Francià99 y participó en los Juegos Olímpicos de Atenas.

No obstante, su físico también le ha perseguido en su percepción por parte del aficionado. Cómo bien saben sus múltiples amigos, Roberto es un tipo tímido y reservado que ha sufrido insultos y burlas improcedentes incluso cuando fue asaltado en su propia casa por cuatro hombres armados.

El declive
Desgraciadamente para Dueñas, sus últimos años no han sido tan fructíferos como los primeros. El proyecto del Akasvayu se quedó a medias en su primer año y con la llegada de Pesic pasó al ostracismo. García Reneses le trató de recuperar para el Joventut, pero las dolencias no menguaban y su intento de recuperación cedido en el Prat –LEB II- contribuyó más a asumir sus dificultades que a recobrar la ilusión. Comprendió que su vida como profesional se había cerrado con un último partido en Fuenlabrada, el mismo lugar en el que había comenzado.

En definitiva, se marcha otro gran tipo del baloncesto español –de Alfonso Reyes y de Nacho Azofra ya trataremos conforme avance el verano-, que recibirá un aplauso por sus éxitos y un gran cariño personal por parte de todos aquellos que compartieron parte de su vida fuera de las canchas.