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El enigma Kasun

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Arribó al Barça con la vitola de estrella el pasado verano, pero Mario Kasun va camino de marcharse como una de las grandes decepciones de la temporada. El pívot, salvo algún esporádico destello, se ha mostrado despistado y descentrado en un equipo que debe regirse por la filosofía de un entrenador que se basa en la concentración.

Cuando aterrizó Kasun en Barcelona procedente de los Orlando Magic los aficionados al baloncesto bucearon en su memoria para encontrar el grato recuerdo de un pívot dominador de la zona e intimidador con su selección. Sin embargo, en la ACB apenas ha sido una sombra torpe en ataque y adormilada en defensa que su club ha tenido compensar con la mejor plantilla de la liga.

En su primera temporada en el Barcelona, este pívot de 2,13 y con 27 años ha jugado una media de 12 minutos en los 18 partidos de la fase regular con números discretos (2,8 rebotes, 6,3 puntos y 3 faltas por partido) que se han convertido en paupérrimos en los dos primeros partidos de las eliminatorias por el título –valoración negativa –, maquillados por los 7 rebotes en 18 minutos en el tercero. De hecho, la remontada del Barcelona hasta el cuarto puesto de la clasificación en la fase regular coincidió con su lesión y con la victoria del conjunto en la Copa del Rey.

Hay que reconocer que nunca ha contado con el apoyo incondicional de Ivanovic, quien –a pesar de todo- ha querido recuperarle para su equipo en el final de temporada. En el segundo partido de la serie final se podía ver al pívot sonriendo con sus compañeros en el calentamiento y plenamente apoyado por ellos, pero tras una participación poco afortunada en Vistalegre terminó el encuentro en el banquillo con una mirada fulminante de Dusko para no volver a salir de su refugio en las sillas. De hecho, en los partidos transcurridos hasta ahora ha transmitido la sensación de ser un chico alto con carácter y facilidad para cargarse rápido de faltas y cometer pasos cuando tiene que moverse con la pelota y que pocas veces aprovecha sus gran potencial defensivo.

Pase lo que pase en esta final apasionante, la secretaría –con Savic al frente- tendrá que hacer frente a este punto conflictivo, pues un jugador que está entre los tres con mejor sueldo de la plantilla –cobra más que Navarro o Basile- debe justificar al menos con esfuerzo su presencia en el pabellón y no mostrar momentos tan escandalosos como sus cinco faltas personales en apenas tres minutos ante el Akasvayu Girona. Con todo este historial ¿logrará Ivanovic rescatarle? ¿Debería el Barcelona seguir confiando en él para la próxima temporada?