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La tecla de Ivanovic

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“Fran Vázquez juega”. Con esas palabras anunciaba el delegado del Real Madrid la noticia a seis minutos de comenzar el partido a Joan Plaza. El técnico recibía la novedad con su habitual gesto hierático pero en su interior calculaba las complicaciones que causarían a su planteamiento de la final.

Ivanovic apostó por primera vez en la temporada en su quinteto inicial por Fran Vázquez y Jordi Trías en el juego interior. Las dos primeras jugadas de ataque del Real Madrid acabaron con dos tapones del pívot gallego. Plaza consultaba con sus técnicos y comenzaban a jugar con los exteriores. Ahí se encontraron con Navarro, quien cuajó una de las mejores defensas a Louis Bullock de esta temporada. Así, la desesperación de los blancos se acumulaba a sus dudas respecto a los partidos del torneo, sus tiros no entraban y en los dos primeros cuartos no sumaban ni una sola asistencia. Ivanovic ya tenía ganada la partida psicológica.
El desarrollo posterior del encuentro con un quinteto inicial que mantuvo durante 12 minutos y que estuvo particularmente acertado en la faceta defensiva le ha dado al técnico montenegrino el crédito que había perdido tras una temporada de altibajos que no se perdona a una plantilla tan potente. Pero todo cambió en Málaga: los propios aficionados comenzaron a corear el nombre de Dusko a 30 segundos para el final –panorama bien distinto al que se vio tras la derrota en casa con el Bruesa- y muchos de sus jugadores le dedicaron el triunfo a él al tiempo que recordaban las múltiples críticas que habían recibido.

Regreso al Olimpo
De esta manera, Dusko Ivanovic ha recuperado su prestigio en la élite del baloncesto cuando parecía que no lograba dar con la tecla adecuada en el Barcelona. Su carácter autoritario –por ejemplo, él es quien marca las jugadas de ataque a sus bases-, su inflexibilidad a la hora de castigar cualquier error y su impredecible manera de rotar a sus pívots habían llevado las dudas al Palau -e incluso algunos creíamos que no se clasificaría para la Copa-.
Dusko tiene problemas para ser carismático ante el aficionado por su carácter bronco y apasionado con cada fragmento del baloncesto –plantilla, árbitros, etc-, aunque luego demuestra ser un tipo muy educado y con un gran respeto por todo el mundo. Pero su mejor carta de presentación es su currículum de títulos y ahora que ha logrado el primero con el Barça se siente aliviado y su crédito no se le va a terminar, al menos, hasta que lleguen los playoffs.