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Lo que Marc le debe a Pepu

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Una vez terminado el Mundial y con España como campeona del Torneo llegó el momento de los análisis y Pepu Hernández reconoció que en la convocatoria de Marc Gasol a la selección tuvo mucho que ver que se podría perder a un gran jugador. El tiempo ha dado la razón a José Vicente y el ala-pívot de Sant Boi ha pasado de ser un jugador convencional con el Barcelona a destacar con el Akasvayu.

Marc Gasol comenzó su carrera como jugador de baloncesto con la alargadísima sombra de su hermano, un auténtico fuera de serie como él ha reconocido. Con ese apellido todo el mundo le miraba con lupa, aunque tampoco era muy necesario por sus problemas de peso cuando llegó a Barcelona procedente de Estados Unidos.

Debutó el 26 de noviembre de 2003 en la ACB con el FC Barcelona, donde a pesar de su clase y buena mano su juego se veía lastrado por su corpulencia, su bisoñez y por el “peso” de su apellido. Su entrenador en el Barcelona, Dusko Ivanovic, tampoco le dio muchas oportunidades ni confianza y en su primera temporada completa con el primer equipo (2005-06) el mediano de la familia Gasol tampoco respondía en los partidos: jugó 21 de liga regular, con una media de diez minutos y con una pobre estadística de tres puntos y tres rebotes por encuentro. Para colmo, el equipo catalán fichaba al griego Giannis Bourousis para los playoffs, el español sólo saltaría a la pista en dos partidos y la moral de Marc notaba el aviso del técnico.

El Mundial de Japón
Llegó el momento de preparar el Mundial y Marc tampoco estaba entre los elegidos, con lo que se presumía un verano sin novedades para el jugador. Se lesionó Fran Vázquez, Pepu llamó al de Sant Boi y la historia cambió. Empezó a entrenar con tensión y muchas ganas –se lastimó un pie a los dos días de llegar- y su actitud y su capacidad convencieron al técnico español para que lo llevara a Japón.

En el Mundobasket 2006 Marc sorprendió a todos –incluido a él mismo- con su buen hacer. De hecho, tuvo más minutos e importancia en el juego durante el Mundial que con las rotaciones de Ivanovic. Nadie discutía su calidad,se alababa su evolución en la cancha, se aplaudía su perseverancia y su pérdida de kilos –aunque sus compañeros le bautizaron como ‘la tanqueta’- y y su caché y prestigio aumentaron. Además, allí tenía también el apoyo de Pau, quien no se ha cansado de valorar positivamente cada avance de su hermano y de animarle para seguir mejorando, pero sin caer en el halago fácil del familiar.

De vuelta a España su destino estaba ligado por dos años al Akasvayu Girona, equipo en el que ha asumido un rol importante hasta llegar a ser nombrado ‘Mejor Jugador Nacional’ en la jornada del pasado fin de semana.

Podríamos indicar que Ivanovic tuvo la culpa, pero tampoco Svetislac Pesic es de los entrenadores más queridos en los vestuarios –su marcha del Barcelona fue un alivio para muchos de sus jugadores-. En definitiva, el bueno de Pepu ha posibilitado que Marc evitara su estancamiento como jugador y que llegara a Girona enfadado consigo mismo y con el mundo para que al final pudiera demostrar todo lo que apuntaba. Pero ¿qué pensará Eduardo Hernández Sonseca de todo esto?