Estudiantes siempre ha tenido una tradición de jugadores norteamericanos con la espectacularidad como característica. En las temporadas más recientes han sido el pasional Corey Brewer, famoso por sus numerosos piques con los rivales, o Andrae Patterson, un jugador que se empeñó durante sus tres temporadas en conseguir un mate para la posteridad.
Anteriormente recordamos al saltarín Chandler Thompson y en la década de los ochenta a John Pinone o David Rusell (tan idolatrados actualmente que un aficionado repartió este sábado un DVD de su partido ante el Real Madrid en 1986). Esta temporada se ha reenganchado a esta lista Marlon Garnett, un escolta absolutamente imprevisible.
Una escolta 'metralleta'
Marlon Garnett es un tipo de Los Ángeles que tiene por costumbre lanzar a canasta todo balón que le llega en un partido. Domina toda clase de tiros, ya sea al salir de un bloqueo o un dribbling, sacando rápido la muñeca o con tiempo parar armar el brazo, en suspensión o tras una finta, aprovechando su rapidez en un contragolpe o como arma contra una zona. Le gusta anotar desde largas distancias, pero con frecuencia intenta la penetración el tiro desde cuatro metros si el rival le flota. En el triple tampoco tiene preferencias y puede lanzar esquinado o perpendicular al aro. En definitiva, resulta un jugador difícil de defender… si tiene su día.
Lo curioso del caso es que no sigue un patrón de conducta fácilmente deducible. Cuando salta a la cancha tanto los aficionados como sus compañeros esperan que esté fino porque igualmente lanzará a canasta tantas veces desee. Resulta paradigmática una jugada del Estudiantes ante el Murcia este sábado. En plena ebullición de logros se plantó en la línea de 6,25 y ninguno de sus compañeros fue al rebote, simplemente esperaron que volviera anotar porque era el día de los aciertos y llegaría hasta los 26 puntos.
No obstante, si sumáramos las tres jornadas anteriores nos encontraríamos con 16 puntos en una hora y nueve minutos de juego. Contra el Murcia consiguió 26 puntos en 29 minutos. Esto no es nuevo para los aficionados estudiantiles, pues ya militó en el equipo durante las temporadas 2000-01 y 2001-02. No brilló a lo grande, pero sí enseñó con altibajos su buena mano. Especialmente recordado es un partido en el que se fue a los 46 puntos, contra el Cáceres en el Palacio de Vistalegre.
Unos años por Italia
Sus buenos números, 52,3% en tiros de dos, 39,7% en triples y 77,8% en tiros libres durante sus dos temporadas, le llevaron a fichar por el equipo italiano Pallacanestro Messina durante un año, del que pasó al Benetton en la temporada del retorno de Garbajosa a España. El año pasado promedió 13 puntos por partido con un 39,7% en triples con el Varese, del que salió este verano para volver al conjunto español.
En definitiva, el escolta de 31 años es un reflejo en la cancha de su ajetreada vida deportiva, pues ha estado en la NBA con Boston Celtics, en la CBA, la ABA, la ACB, o en la Lega con diversa suerte (Campeón de Coppa en Italia, participante en un All-Star de la CBA y MVP de la semana en la ACB y en la NCAA). Sin embargo, él reconoce que nunca se ha encontrado tan a gusto como el conjunto madrileño donde tiene licencia para tirar. La cuestión es si en el futuro próximo se quedará en sus 12 puntos de media habituales o su estrella volverá a brillar como aquella tarde del 8 de diciembre de 2001 ante el Cáceres. Hagan sus apuestas.
