Pasaba por aquí

En ese viejo campo se forjó el milagro de un sentimiento que hoy es un icono de supervivencia.

La primera parte de la temporada ha tenido demasiadas circunstancias adversas.

Puede seguir bailando si le da la gana, pero lo importante es que se calme a la vuelta.

Que un estado disfrazado de club participe en torneos contra otros clubes es muy confuso.

El racismo solo es racismo si es a tiempo completo y de forma generalizada.

Iribar me dijo que los porteros son gente especial, que probablemente nacen siéndolo...

La suerte para los napolitanos es que Spalletti ha montado un equipo que envía las supersticiones al carajo.

Son estrellas porque meten goles o los paran. Son decisivos y eso es una hecatombe.

A ver si le metemos psicología a la eliminatoria e intentamos atemorizar al vecino.

Silva, campeón del mundo, de Europa, mito de nuestro fútbol. Podría estar de vuelta de todo...

Una asistencia y el gol definitivo encumbraron a Ceballos. Pero, ¿es suficiente?

La madurez física de los futbolistas suele ir un paso por delante de la mental

El Barça ganará la guerra al fútbol aguerrido, tacitista y científico con cultura ‘cruyffista’

Cuando uno tiene un equipo condenado a sufrir, este mes lo es todo; no hay vuelta atrás.

De momento, la disputa es por la atención, el más codiciado y preciado de nuestros bienes

En el Madrid pasan estas cosas porque hay alguien tratando de ganar Copas de Europa.

Se ha perdido el carácter espontáneo de estas series, que se acercan más al publirreportaje.

¿Qué diablos hacían los jugadores miopes hasta que se popularizó el uso de lentes de contacto?

Los supuestos muy buenos jugadores que conserva el Barça, no muchos, han rendido poco.

Le debe un relato que transciende lo deportivo, decenas de recuerdos colectivos...

Recordaré qué injusto resulta que el destino de un equipo se decida a los penaltis...

¿Por qué los jugadores en el banquillo nunca están preparados para salir al campo?

Al esperpento también contribuyó el presidente de la Federación Española.

Para la mayoría, un buen resultado en Qatar era llegar a cuartos o semis, no a la final o ganar.

Dani Olmo y Morata son diferentes, pero en los dos descansan nuestras esperanzas.