“¿Yamaha? Hubiera cobrado la pasta y me habría ido a otro lado”
Maverick Viñales rompe su silencio y habla de su abrupta salida de la marca japonesa en 2021: “Me quité una mochila enorme, volví a respirar tranquilo”.


Maverick Viñales se abre en canal. Cuatro años después de su sonado adiós a Yamaha, el español habla con sinceridad en el podcast Dura La Vita y confiesa que, de haber tenido la experiencia de estos últimos cursos, habría gestionado su adiós a la marca japonesa de otra manera. O, al menos, con la madurez y la serenidad suficientes para no salir por la puerta de atrás y con un comportamiento que dio la vuelta al mundo. Y es que, para los aficionados al Mundial de MotoGP, el culebrón de Viñales con la fábrica de Iwata fue uno de los más sonados del campeonato en los últimos años, cuando llegó a su box revolucionando su M1 a propósito con la intención de lastimar el motor de su máquina.
“Con la experiencia de ahora, habría continuado, cobrado la pasta (renunció a 17 millones reconoció el propio piloto a este diario) y me habría ido a otro lado. Al final es importante para la familia toda la parte económica”, reconoce Maverick, rompiendo el silencio sobre su adiós a Yamaha. Una decisión que llegó antes de lo acordado porque “tenía un año más de contrato”. Sin embargo, la frustración por la falta de resultados y, sobre todo, de sensaciones con una moto que no estaba al nivel de competir por el campeonato, pudieron con su paciencia. “Ahora lo habría hecho diferente, también con la familia, lo que he aprendido... habría sido más productivo haberme quedado, haber meditado y encontrado la calma suficiente para gestionar esa frustración”, confiesa el piloto del Tech3, quien acaba de fichar a Jorge Lorenzo como ‘coach’ para el próximo 2026 para seguir persiguiendo ese objetivo que tiene desde su paso por el box de los japoneses: ser campeón del mundo.
Sin embargo, tras varias temporadas con ellos, entendió que ese no era su lugar. Cuatro años y medio de luces y sombras que no acabaron de la mejor manera, pero que, aun así, trajo calma a Viñales: “Cuando me fui de Yamaha me quité una mochila enorme, volví a respirar tranquilo”. El español asume que “en ese momento necesitaba el cambio” porque “como persona me habría estancado” en un equipo donde ya las cosas no funcionaban y donde la comunicación no era óptima. Y la verdad es que, desde entonces, la actitud de Maverick cambió por completo para ser un piloto mucho menos impulsivo, más calmado y, sobre todo, más maduro.
Divorcio total con Yamaha
Durante esta charla, Viñales habla del origen de todo el conflicto, que acabó por estallar en el GP de Estiria 2021. Allí, después de revolucionar la moto, Yamaha le castigó sin participar en la siguiente carrera y, la realidad, es que el español ya no volvió a subirse a la M1. Un mes después, Maverick estaba pilotando la Aprilia en Aragón. “En 2017 me dieron la moto de Jorge (Lorenzo), idéntica, la del fin de semana, sin las alas delanteras, porque las prohibieron”, explica el de Roses, que fue muy rápido con Yamaha desde los primeros test en Valencia: “Viví la entrada en Yamaha sintiendo que por fin llegaba mi oportunidad de demostrar quién era”. Su velocidad era tal que incluso sorprendió a todos los japoneses: “Cuando veían los cronos los de Yamaha, no se lo creían”.
Así que, tras unos test de Sepang en los que dominó con creces, pidió que no se tocara la moto antes del inicio de año. “Esta moto la tapáis y me la traéis a la carrera”, dijo Viñales a sus ingenieros, considerando que la máquina era perfecta para el comienzo del curso. Su sorpresa llegó cuando, en el primer gran premio del año, en Qatar, las sensaciones fueron totalmente diferentes a lo del mes anterior en las pruebas: “Llegamos a la primera carrera y era otra moto, era nueva”. Aun así, ganó esa carrera, pero ya desde entonces, no compartía la línea de desarrollo de la marca. Desde ahí, todo empezó a ser un caos: “Luego ya nos cambiaron la goma de delante y adiós, ya no había grip. Ya se ve ahora, la Yamaha sin grip no funciona”.

Y al año siguiente, tampoco tuvieron en cuenta sus comentarios sobre una moto que iba a peor: “En 2018 no escogieron lo que yo quería, y me enfadé mucho como piloto. Veía clarísimo lo que tenía que hacer para ganar, pero no siguieron mi camino”. Con las decisiones de los japoneses, Viñales tuvo que hacer frente a la temporada con una M1 “que no se paraba en las curvas, el motor no tenía potencia, no me gustaba”. Aguantó en 2019, pero al curso siguiente, el divorcio era un hecho que se alargaría hasta 2021. “2020 hice el año con cuatro motores. Hubo un problema de fabricación... tuve que salir incluso del pit-lane“, recuerda Viñales, que se vio perjudicado por la sanción que Yamaha recibió del Mundial por manipular sus motores dado a un defecto de las válvulas.
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Así que si tiene que destacar algo de su paso por Yamaha, Viñales se queda con la oportunidad de compartir box con uno de sus ídolos, Valentino Rossi. Además del honor que supuso para él poder trabajar mano a mano con el italiano: “Fue muy bonito, era la primera vez que competía contra mi ídolo, y de tú a tú, con las mismas armas. Rossi tenía mucho peso en Yamaha, fue muy divertido. Se los tenía ganados a todos”.
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