Una fiesta de pura pasión
Madrid se paralizó para celebrar los cien años del motociclismo español con MotoShow, una exhibición multitudinaria en la que no faltó representación de ninguna categoría.
Puede que la primera ola de calor haya llegado a todo el país, pero sin duda, en Madrid la temperatura subió mucho más de lo habitual. El centro de la capital se convirtió en todo un hervidero, y no solo por superar los 35 grados durante todo el fin de semana, si no por el calor de un público sumamente entregado a la causa. Como siempre en el caso del motociclismo español. La ocasión no merecía menos tampoco. La Real Federación Motociclista Española (RFME) celebraba su centenario con un evento sin precedentes, jamás visto en España y que, no hay duda, tardará en repetirse. “¿Cien años más? ¡No! La semana que viene ya”, pedía Gabriela Seisdedos, natural de Arroyomolinos (Madrid) que no se pudo sentir más arropada en la exhibición de este pasado domingo, que paralizó el Paseo de Recoletos desde la Plaza de Colón hasta la Cibeles.
Desde bien temprano las motos comenzaron a rodar y centenares de personas no tardaron en agolparse para no perderse ni un detalle. Eso sí, buscando una sombra enormemente cotizada. Llamaba la atención ver volar a los pilotos de freestyle por la Cibeles, pero el mayor atractivo llegaría momentos más tarde, cuando todas las categorías comenzaron a rodar por el circuito cerrado que la federación montó para sus cien años. Motocross, enduro, raids, trial, velocidad... y un paseo de motos clásicas que enamoró a la afición. Y es que en las caras de muchos se vio la felicidad y el asombro por ver Montesa, Bultaco, Ossa, Vespa, Vespino... marcas con las que empezó su pasión al motociclismo y que, pese al paso de los años, se pudieron poner en marcha para una jornada de lo más especial. Un olor a gasolina y un sonido de los dos tiempos que se añoraba entre los grandes amantes a las dos ruedas.
Incluso los grandes pilotos españoles no se quisieron perder la cita. Como no, Dani Pedrosa volvió a ser el gran reclamo de la afición y, queriendo disfrutar un poco de la jornada, tampoco dudó en subirse a una Derbi de Ángel Nieto y asombrarse con lo complicado que era correr hace tantos años. “Sin protecciones y lo que durara la carrera (en esa posición)”, comentaba el probador de KTM. Curioso porque, incluso con su estatura, la moto le quedaba pequeña. Luego, un nuevo baño de masas rodando con una KTM a la que puso al máximo mientras los fans rugían con su presencia. Tanto que, incluso con el calor abrasador de mediodía, se quedaron para disfrutar de sus comentarios en la retransmisión de la carrera de MotoGP. Todo un lujo que agradecieron con aplausos tras cada una de sus lecciones de motociclismo. A la altura de una fiesta de categoría.
Otro gran protagonista fue, como no podía ser de otra manera, el piloto español más galardonado de la historia. El trial no es especialmente conocido, pero es que un 32 veces campeón del mundo tenía que tener su momento. Y Toni Bou no decepcionó. Jugó con el público, pidió ruido y él mismo se encargó de maravillarlos con su espectáculo. Saltos de un lado a otro, subiéndose a todos los obstáculos que ocuparon el Paseo de Recoletos e incluso tomándose la ligera de indicar a los fotógrafos el mejor punto para las instantáneas. Tampoco se olvidaron de la representación española en el Dakar: Javi Vega, Sara García y Lorenzo Santolino se llevaron el cariño de la gente, a la que impresionaron con saltos que, pese a la altura que llegaron a alcanzar, resultaron pan comido frente a la dureza que guarda el desierto de Arabia. En resumen, un broche de oro a cien años de historia, con decenas de mundiales que seguirán aumentando en otros cien años más de motociclismo español.