“Una de las peores sensaciones con la moto”

La historia se ha vuelto a repetir. Y Marc Márquez no puede más. Aunque las últimas carreras habían supuesto un repunte para el piloto de Honda, el GP de Indonesia ha echado por tierra toda la confianza que se había recuperado con los dos podios de India y Japón. También es verdad que resolver de una vez la incógnita sobre su futuro había desviado el tema de lo puramente deportivo, pero la realidad es la que es. El español se marcha de HRC en medio de la mayor crisis de la marca japonesa, después de once temporada, seis títulos y con una moto que desde 2020 ha perdido totalmente el rumbo. Y lo peor de todo es que, lejos de volver a enderezarse, sigue siendo cada vez más crítica. A la vista están los registros en lo que va de año: últimos en el Mundial de Constructores, últimos en el Mundial de Equipos y con el propio Marc como mejor piloto de la marca en una pobrísima 16º posición. Así que, para el ilerdense ha llegado la hora de apostar por un nuevo reto.

El próximo curso vestirá los colores del Gresini Racing, ocupando una de las Ducati de la parrilla, pero hasta entonces, Márquez tendrá que hacer frente a las cinco citas que faltan de una temporada que se está haciendo, como poco, eterna. Carreras perdidas por lesión, un físico que no ha dejado de sufrir y muchas dudas que no dejan de aumentar a cada nueva caída. Y ya son 23 en lo que va de curso. Cinco arrastrones más que la pasada temporada. Números críticos, tanto para la marca como para el piloto a quien han mermado tanto mentalmente que han acabado provocando su salida un año antes de lo que indicaba un contrato que firmaban en 2020 como prueba de un amor eterno que ha acabado en divorcio de mutuo acuerdo. Pero quiere acabar con las incógnitas y ver si es posible volver a ganar, o incluso más importante, volver a disfrutar encima de la moto. Una última oportunidad para su carrera deportiva porque, de no encontrar esas buenas sensaciones con la Ducati, la posibilidad de una retirada está encima de la mesa. Y es que aún con el lío de su futuro resulto, Márquez está al límite. Y no por buscarlo en pista. “Una más, veintitantas este año. Bueno, ya se acaba, cinco carreras...”, exponía en sus declaraciones en DAZN, sin ya poder llevar la cuenta exacta de sus incidentes este curso.

En definitiva, está siendo un año para olvidar y el propio Marc es consciente de ello. Prueba es su reacción a la última carrera, durante la carrera del domingo en Mandalika, cuando, posteriormente, se le vio abatido, con los brazos cruzados sobre uno de los muros de la escapatoria de la curva 13 y sin entender la acción que le había llevado a arrastrarse por el suelo una vez más. “Evidentemente, no ha acabado como esperábamos. He tenido una de las peores sensaciones del año con la moto”, aseguraba Márquez en un audio compartido por su equipo, después de no querer atender a la prensa escrita desplazada hasta el circuito. “Cosa rara, hemos hecho un fin de semana de más a menos”, añade, después de cambiar la mentalidad con la que llegaba desde Japón. Allí consiguió volver a tener cierta confianza para apretar, pero después de la caída en la sprint de Indonesia, optó por “ir muy calmado”.

Tampoco funcionó. “Me iban pasando los pilotos, pero no tenía ninguna intención de apretar. Aun así, sin apretar, me he caído. Una caída que no esperaba para nada porque iba calmado, en esa décima posición más o menos, esperando a que pasaran las vueltas”, asegura frustrado. Con esto, Marc Márquez tan solo ha podido puntuar en cinco de las quince carreras de domingo disputadas en lo que va de curso y añade un abandono más en su casillero, que ya se eleva hasta las nueve. Su compañero de equipo, Joan Mir, aporta otros 13 abandonos al Repsol Honda Team, que sigue sin mostrar una reacción clara. “Nada, toca pasar página. En Australia más”, zanjaba Marc, quien ya solo puede pedir al tiempo que pase lo más rápido posible.

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