“Quiero ser leyenda de MotoGP”
Jorge Martín reflexiona sobre la relación de los pilotos con el dinero y confiesa una época de desfase: “Ese no era yo; es muy fácil perderse”.


Veintiséis años y el sueño de una vida cumplido. Jorge Martín vive sus meses más dulces desde que se convirtió en campeón del mundo de MotoGP. Disfruta de unas merecidas vacaciones, además de estrenar en 2025 un nuevo proyecto como piloto oficial que le hará cumplir otro sueño. Un nuevo camino en el Mundial de la mano de Aprilia que, asume, no será para nada fácil. Así como tanto lo fue llegar a donde está: viviendo de su pasión. Un privilegio que pocos tienen y que, por fortuna, el español ha conseguido a base de esfuerzo desde mi temprana edad. Pero además de llegar, lo más complicado es mantenerse con todas las tentaciones que a uno le rodean en su vida cotidiana. El dinero y la fama puede jugar malas pasadas y de eso es muy consciente el campeón que, en su visita al podcast Tengo Un Plan, habla sin tapujos de lo que es vivir a muy temprana edad ya ganando cantidades impropias de una persona tan joven.
Y es que, aunque acaba de ganar su primer Mundial de MotoGP, no es el único que tiene. Conquistó la corona de la categoría más pequeña en el pasado 2018 y ya entonces se embolsaba una cifra importante de dinero: “Básicamente, en Moto3 yo ya ganaba dinero. En cuanto subí al Mundial, con Aspar, yo ya tenía mi contrato. No me acuerdo, pero igual eran 30 o 40 mil euros. Más algún sponsor. Con 17 años ya ganaba unos 70.000. Luego, hay pilotos de Moto3 que pueden estar ganando 150.000 euros, o así, con todo. Los pilotos buenos. Pero de la categoría, el 60 por ciento paga y el 40 por ciento gana algo”. Y es que esa realidad sigue estando muy presente en el motociclismo. Muchas plazas siguen siendo para quienes pagan por ellas.
Algo que ya se reduce según se sube de categoría: “En Moto2 diría que es al revés, el 60 por ciento gana dinero. Igual están en 300.000 euros o así, que ya es dinero, puedes ahorrar y hacer cosas que te pueden dar tus ingresos. Y un 30-40 por ciento seguirá pagando por estar en Moto2, igual 400 o 500 mil. O más. Y en MotoGP, llegas ganando menos, porque lo que quieres es llegar. Puedes ganar desde 600.000 hasta los 12 millones por año que se han llegado a ganar”. Y entonces llega el momento de tener la cabeza fría porque, si no, uno se puede perder. Bien lo sabe el propio Martín, quien admite una época de desfase con su entrada a MotoGP, que coincidió con una recién estrenada soltería y su primera victoria en la categoría reina: “Cuando subí a MotoGP, me quedé soltero, gané en Austria mi primera carrera... Y empecé a salir de fiesta. Yo nunca había salido mucho, la verdad, pero empecé a bajar a Barcelona para ir de fiesta. Recuerdo que llegaba un domingo de carreras y me iba a Barcelona de fiesta. Volvía a entrenar a Andorra, y el fin de semana volvía a Barcelona de fiesta. Otra carrera, y así”.

Continuaba manteniendo la profesionalidad en pista, pero una noche fue clave para entender que no estaba haciendo las cosas bien. “Seguía siendo rápido, y todo iba bien. Pero llegó un momento en el que en una discoteca llegó una cuenta, que no voy a decir cuánto fue, pero cuando la vi pensé, ‘se te ha ido la olla, ¿qué haces aquí?’. La pagué, pero desde ese día hubo un cambio en mí. Ese no era yo. Volví un poco a mis raíces y pensé que eso no podía hacerlo. Ahí corté y se acabó. A los meses conocí a María, mi novia, y eso me ha ayudado a mantener la cabeza. Pero es muy fácil perderte”, explica el español, sincero y avergonzado por su comportamiento de entonces, pero que, sin duda, muestra una gran madurez por su parte. Por ello, también agradece la educación de sus padres, una familia normal y humilde que creció en San Sebastián de los Reyes (Madrid).
“Creo que he tenido una educación muy buena, y mis padres y mis abuelos siempre me han tenido con los pies en la tierra. Cuando te das cuenta, entre esos amigos que dicen que lo son, ya no hay nadie y estás sin un duro, y se te acaba la carrera deportiva. Fue ese momento, pero ya nunca más. Ahora me va muy bien. Pero hay que saber lo que tienes, ser feliz con ello y disfrutarlo. Y ayudar sobre todo a los tuyos. Mi madre y mi padre trabajan para mí, y toda la gente que pueda ayudar... Estoy orgullosísimo de ello”, reflexiona Jorge, motivado ya por el reto que se le presenta ya el próximo año con Aprilia y con la esperanza de poder dejar “un legado cuando me retire y ser alguien”. “Eso al final no hay dinero que lo compre. Con lo que tengo, podría retirarme hoy y vivir. Pero quiero ser alguien. El dinero es una consecuencia. Si lo puedo conseguir, perfecto. Pero si no, haría lo mismo ganando dinero que sin ganarlo. Quiero ser una leyenda de MotoGP, que se me recuerde. Trascender a otras generaciones”, indica el español, al que todavía le quedan muchos años dando guerra en el Mundial.
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