Otro golpe para Yamaha
Tras la espantada del equipo RNF a Aprilia, la marca japonesa se quedó sin un equipo satélite que tampoco va a recuperar en 2024. “No es el momento adecuado”, dice Jarvis.
Confiaban en poder recurrir a Valentino Rossi, pero Yamaha tiene que resolver antes los muchos problemas que le rodean. Aunque asumían que en 2024 volverían a contar con cuatro motos en la parrilla de salida de MotoGP, su objetivo resultó ser más ambicioso de lo que podían afrontar. Con cinco pruebas disputadas, la fábrica de Iwata descarta ya cualquier posibilidad que les devuelva el equipo satélite que perdieron el pasado 2021. Fue entonces cuando el RNF confirmaba su espantada con destino a Aprilia y, aunque a los japoneses les duela aceptarlo, el tiempo ha demostrado que el cambio ha sido a mejor para Razlan Razali, dueño del equipo. Su relación ya no era idílica y la falta de competitividad en la M1, con su correspondiente ausencia de resultados, lastraba cada vez más un acuerdo que acabaría por llegar a su fin.
El golpe vuelve a ser duro de aceptar para Yamaha, pero tiene toda su lógica. El gigante japonés no puede hacer frente a cuatro prototipos sin antes resolver la delicada situación que atraviesa en el Mundial de MotoGP. Fueron campeones en 2021 con Fabio Quartararo, subcampeones con el francés en 2022 y, sin embargo, el 2023 apunta a un desastre total para la marca. Por el momento, y a la espera de poder mejorar en Mugello el próximo 11 de junio en Mugello, ‘El Diablo’ marcha en novena posición de la clasificación general, a 45 puntos de Pecco Bagnaia (líder de la categoría) y con muy malas sensaciones de su Yamaha. De hecho, en diez carreras (contando las sprint), el francés solo ha podido subirse al podio en una ocasión (tercero en Austin). Ni el nuevo formato les ayuda en su crisis, con problemas compartidos con Honda, mientras que las marcas europeas despegan hacia lo más alto. Ni que hablar de su compañero de equipo, Franco Morbidelli, décimo tercero en la general y del que siguen esperando ese nivel que le hizo subcampeón en 2020 con una Yamaha del equipo Petronas.
Por ahora, todo pasa por encontrar una base con la que afrontar la temporada, esa que Fabio Quartararo pedía a gritos hace unas semanas si realmente quieren engancharse a la lucha por el Mundial. Y, si difícilmente pueden hacer frente a los problemas con dos motos, contar con cuatro sería complicarse la vida. Por ello, en una entrevista con Speedweek, Lin Jarvis, director del equipo, era claro: “No es el momento adecuado para volver a tener un equipo satélite”. Al menos no en 2024 y, en función de como avance su situación, verán si 2025 es el indicado, aunque todo pasa por encontrar una estructura que quiera apostar por ellos. Valentino Rossi parecía la idea más lógica, especialmente tras firmar con la marca japonesa para ser su embajador internacional, aunque en términos de competición, la historia es muy diferente. El acuerdo podría parecer un acercamiento de posturas, pero la estructura del Mooney VR46 Racing tiene contrato con Ducati hasta final de 2024 y, convencer al italiano de cambiar la comodidad de la casa de Borgo Panigale por un tiro al aire con Yamaha se presenta como una tarea muy complicada de afrontar. La incógnita seguirá en el aire, al menos, durante un año más.