“No iré nunca al Dakar en moto”
Marc Márquez sigue con frecuencia el rally, sin embargo, asegura en Teledeporte que no se ve como parte de la aventura en un futuro: “Me conozco y me haría daño”.
Siempre se ha mostrado como un gran apasionado del off-road y sus entrenamientos en motocross lo dejan ver con claridad. Sin embargo, y pese a que “todo lo que sea moto” le guste, sabe que hay disciplinas en las que no se podría meter. Marc Márquez ha sido claro: el Dakar en moto no está entre sus planes. Ni a largo y, mucho menos, a corto plazo. Un nuevo Mundial de MotoGP sigue estando en mente y, después de sufrir todo lo que ha sufrido con su lesión en el brazo, nunca querrá volver a pasar por lo mismo. Se conoce a la perfección y sabe que si se embarca en una aventura como el Dakar, no irá a pasar el rato. En su sangre está la competición y apretaría al máximo, incluso con las consecuencias que eso implique en un terreno tan desconocido como el desierto.
“En moto no iré nunca”, aseguraba entre risas el ilerdense en una videollamada con Teledeporte, para comentar la décima etapa del rally, tan caótica para los españoles. “Me conozco y me haría daño, seguro”, confiesa, pero sin descartar la idea para un futuro, espera, que muy lejano. “Es una de las cosas que quizás en un futuro...”, deja caer el ocho veces campeón del mundo, eso sí, seguro de que, si se da el caso, será en más de dos ruedas. “De momento, no me lo he planteado. Pero te aseguro que en moto no, ni me lo he planteado, ni para ir a acabarlo, porque vas a competir, y necesitas una preparación previa, experiencia... es la carrera más dura del mundo”, añade, por eso la idea más seductora sería en coche.
Pero sabiendo como es, a Márquez le vale cualquier vehículo con propulsor: “Si es motor, correr, adrenalina... te apuntas a un bombardeo, no te voy a engañar. El Dakar es una carrera que da mucho respeto, no es ‘venga voy a hacer un Dakar’. Hay una preparación previa, tienes que intentar buscar la manera... y hay otra cosa, es que somos competitivos, no me gusta perder ni al parchís, y si vas a una carrera es para hacerlo bien y apretar, y mediáticamente también habría presión”. Y es que de un piloto que es ocho veces campeón del mundo de velocidad, pero con una conexión especial con el off-road, no se podría esperar menos. “Está claro que un Dakar no gana el más rápido, sino el que mejor se prepara, mejor estrategia y al que más le acompaña la suerte”, explica, consciente del gran reto que podría ser adentrarse algún día en el Dakar.
Aunque para ello su mentalidad tendría que dar un vuelco de 180 grados. Al menos si su intención fuera competir en coches y, por tanto, mano a mano con un copiloto. Tras una vida saliendo a pista él solo, confiando en sí mismo, tendría que ceder parte de ese liderazgo a una segunda persona. Por eso, asegura que “el tener a alguien al lado que le vaya cantando” sería lo más difícil para adaptarse. “Lo he hablado varias veces con Carlos Sainz”, releva Márquez. “Ahora vivo en Madrid y coincido mucho con él en el gimnasio, y se estaba preparando para el Dakar como si fuera el primero para él. Muchas veces le preguntaba cómo confiaba tanto en el copiloto, y me decía que para él es vital, es su mano derecha y pie derecho, el gas es el copiloto, tienes que confiar en él. Es lo que más me costaría, acostumbrarme a estas indicaciones, pilotar y escuchar a alguien”, añade. No le quedaría otra. Adaptarse para sobrevivir al desierto. C’est le Dakar.