Márquez no sabía por dónde empezar

Durante cinco temporadas, Marc Márquez ha tenido que ver cómo nombres diferentes al suyo se inscribían en la Torre de Campeones de MotoGP. Mientras el español libraba una batalla personal, con el único objetivo de regresar a lo más alto, Joan Mir, Fabio Quartararo, Pecco Bagnaia (por partida doble) y Jorge Martín se relevaban en lo más alto de la categoría reina y ponían fin a la hegemonía que había instaurado el piloto de Ducati; entonces junto al Repsol Honda. El ilerdense dominó el Mundial durante cuatro años consecutivos que se amplían a seis, con la excepción del 2015. Pero la caída en Jerez 2020 frenó en seco un palmarés que durante el GP de Japón, en Motegi, volvió a poner en marcha el contador. Y la suma de títulos ya va por nueve.

Para Marc, esta corona ha significado “mucho más que un número” por toda la historia de superación que esconde detrás. Y aunque probablemente sea la más celebrada y disfrutada de todas hasta el momento, lo que no cambió en este nuevo Mundial es el modo de proceder. Como cada título, la celebración en el circuito conlleva un protocolo que, después de reencontrarse con su equipo y celebrarlo en plena recta de meta, le reencontraba con la Torre de Campeones (en una nueva versión estrenada por MotoGP durante esta misma temporada). Y fue entonces cuando el piloto de Ducati dejó un momento anecdótico junto a un trofeo que vuelve a inscribir el nombre de Marc Márquez.

La séptima ocasión en la que el español tuvo que colocar su placa de campeón en la torre no fue tan sencilla como acostumbraba. Su ausencia lejos de la cima le había hecho olvidar el mecanismo y una vez Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, le entregó su placa y el nueve veces campeón se reencontró en solitario con el trofeo, Marc no sabía por dónde empezar. “¿Cómo se pone? No me acuerdo", insistió en un par de ocasiones un Márquez tan emocionado como nervioso, que acabó dando con la tecla. Y acompañado de un “ahora sí”, sonrió y se alzó de nuevo hasta lo más alto de MotoGP tras haber conquistado un nuevo Mundial y sobre todo, tras haberse conquistado a sí mismo. Porque como repitió entre lágrimas una y otra vez, “ahora estoy en paz conmigmo mismo”.

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