“¿Hay que creer o no hay que creer en el título de Martinator?”
“He tenido dudas, pero al final Ducati nunca me ha defraudado. A nivel técnico siempre me han dado el apoyo”, dice Jorge Martín.
Jorge Martín, Martinator, no puso ninguna pega a gastar cinco minutos más en la sala de prensa de Montmeló para el cásico canutazo en español con los medios presentes. De hecho, de no haber sido por su generosidad no habría sido posible ese rato en el que analizó con una tranquilidad impropia en un recién proclamado campeón de MotoGP el tamaño de su exitazo. Con ustedes, la peúltima comparecencia ante los medios del tercero del GP Solidario Motul de Barcelona y nuevo rey de MotoGP:
-¡Felicidades, campeón de MotoGP!
-¿Hay que creer o no hay que creer en el título? Hemos creído y lo hemos conseguido.
-¿En el título de quién? Dígalo...
-¡De TermiMartinator! (Risas).
-¿Qué se siente en un momento así?
-Bueno, ahora ya han bajado un poco las revoluciones, pero sobre todo emoción, con ganas de celebrar con mi equipo. Ha sido una carrera muy larga, pero estaba preparado para una carrera larga, e incluso he disfrutado. Me he acordado de mi familia en estas últimas seis o siete vueltas, pero gracias al trabajo mental que he realizado he podido reenfocarme y ser competitivo.
-¿Para quién va?
-Va para mi gente, mi equipo, mi familia, mis amigos, y toda la gente que me apoya. Como dije el jueves a mí no me iba a cambiar la vida ser campeón, y no me la va a cambiar, pero la ilusión de ver a mi familia, a mi equipo, todo lo que hemos peleado, los momentos difíciles. Al final te vienen a la cabeza. Y me acuerdo de mi abuelo, que no está aquí para celebrar.
-¿Cómo se llamaba?
-Rafa, mi abuelo Rafa, pero también mi abuelo Ángel, que sí que está aquí. No está en Montmeló, pero está, y lo ha podido ver. A mis abuelas, a mi tío, podría estar diciendo nombres toda la tarde. Gracias a toda la gente que me ha apoyado, y que se sienta identificada cuando doy las gracias. Toda esa gente es para la que de verdad va el título.
-¿Qué le diría a ese chaval que si hace diez años no ganaba la Rookies igual no seguía en el motociclismo?
-Nada, al final lo ha hecho perfecto. Ese chaval era más fuerte mentalmente de lo que pensaba, luego con los años vas cogiendo miedos, vas teniendo mucha información y esto es muy difícil de gestionar. Llegamos a la élite muy jóvenes, y es como una caja de bombas, puede explotar por cualquier lado. Así que teniendo esa cabeza gracias a la educación que me han dado mis padres he podido saber dónde trabajar, para poder llegar aquí.
-En esas personas a las que agradece tiene un lugar especial su padre. Él le metió en las motos, ha hecho este viaje con usted, el 88 venía de él y se han dado un abrazo muy emotivo…
-Hemos llorado juntos, y mi padre no es alguien que llore mucho, y me gusta hacerlo llorar, la verdad, porque cuando le hago llorar es cuando es de verdad. Es la figura principal, pero igualmente mi madre, lo han sufrido ambos a la par, los dos son los que han estado sufriendo para hacerme seguir cuando no tenía ni idea de lo que era una crisis, cuando no tenía ni idea de lo que era estar en el paro. Seguir luchando, peleando, mi familia, mi tío, mis abuelos… Mi familia más cercana. Pero luego mi equipo, Pramac, se lo merecen más que nadie. Estoy agradecido de no haberme ido a ningún sitio porque al final lo he ganado con ellos, y son los que se lo merecen, y esto se lo van a llevar para toda la vida.
-¿No ha dudado nunca?
-Joder…
-Me refiero al momento de fichar por Aprilia, Pramac a Yamaha, pensar en eso de que no le iban a dejar ganar...
-Sí, obviamente, he tenido dudas. Pero al final Ducati nunca me ha defraudado. Vale, han hecho otra elección, y esto no lo puedo controlar, así que me centro en lo que puedo controlar, que es pilotar la moto. Pero a nivel técnico siempre me han dado el apoyo. Incluso hoy, cuando antes de la carrera le he dicho a Gigi (Dall’Igna, director del departamento de competición de Ducati): ‘Gigi, no sé qué hacer con la rueda de atrás. Por favor, ayúdame’. Ha venido al box y hemos estado hablando un rato. O sea, hasta en el momento más crítico en el que dirías ‘Igual ni me responde y me deja en visto’, ha venido a ayudarme. Nunca me han defraudado. Ducati ha confiado en mí, me han puesto en la mesa contratos increíbles. Es una pena no haber cerrado este ciclo, pero la vida es así, y estoy muy feliz por lo que viene.
-¿Cómo de diferente es el Jorge Martín del mes de enero al de hoy?
-Mucho, mucho. Al final la vida de un deportista de élite es fácil, pero la presión, los miedos, todo aumenta. Desde fuera dices: ‘Bah, un chaval joven, le va bien, lo tiene todo…’. Pero al final está claro que hay que relativizar, hay situaciones muy difíciles, hay cosas en la vida que son durísimas, como lo que ha pasado en Valencia, pero al final cada uno tiene sus problemas, y siendo un piloto tan joven tienes muchos miedos, y eso tienes que saber llevarlo.
-¿Es consciente del trabajazo que ha hecho Aleix Espargaró, de guardaespaldas suyo?
-No he visto la carrera, pero sé que Aleix es gran parte de esta victoria. No sólo hoy, desde que yo era un niño, cuando me ayudaba a ir a entrenar cuando yo no tenía moto para entrenar. Y hoy me daba mucha tranquilidad ver ese 41 en la pizarra, ver ese 41 a 0.3, 0.4. No te voy a engañar, sabía que tenía un aliado. Prefiero ver un 41 que un 23. Vamos, esto lo tengo clarísimo. Y Aleix se merece este título, y es parte de mi equipo, así que le estaré siempre agradecido.
-¿Ha decidido si va a ir con el 1 el próximo año en la Aprilia?
-No, no, aún no. Está claro que será una decisión fácil. Pero prefiero disfrutar del momento. Esto lo decidiré más adelante.
-¿Qué puede decir de Pecco, de su rival?
-Pecco es una persona increíble. Dentro del paddock creo que es de admirar el respeto que nos tenemos ambos. Me hace mejor cada día, porque que haya conseguido once victorias, que vaya tan rápido, me hace llevarme a mi límite. Y espero yo a él también llevarle a su límite. Creo que es una historia bonita que ambos compartiéramos habitación, que fuéramos niños, y que ahora estemos ganando mundiales.