El mundo del deporte se puede interpretar por números o por sensaciones y en ambos casos la figura de Marc Márquez está a un nivel muy alto, tanto que para muchos, por sensaciones, se ha convertido con la consecución del título de MotoGP de este año en el mejor piloto de la historia. Así lo vemos en AS, y no somos los únicos...

El ya nueve veces campeón del mundo, siete de MotoGP, una de Moto2 y una de 125cc, ha culminado brillantemente su apuesta de Todo al rojo, al rojo Ducati del equipo oficial, tras pasar el rodillo para coronarse a seis pruebas del final y la friolera de 2.184 días después de la vez anterior. Nunca antes en la historia de este deporte había transcurrido tanto tiempo entre una coronación y otra de un mismo piloto y esos 2.184 días son el tiempo vivido entre el GP de Tailandia 2019 (6 de octubre de 2019) y el GP de Japón 2025 (28 de septiembre de 2025).

El noveno título del nuevo campeón le permite alcanzar a Rossi y tener ya sólo por delante en el palmarés a Nieto (12+1) y a Agostini (15). Y a nivel de victorias, con las 99 que ostenta en la actualidad el de Cervera, por delante ya sólo le queda Rossi (115) y de nuevo Agostini (123). Si las lesiones se lo permiten, alcanzará con probabilidad la centena y habrá que ver hasta dónde llega, porque a sus 32 años (cumplirá los 33 el próximo 17 de febrero) se le ve con cuerda para rato, entre otras cosas, porque siente que la vida le debe varios títulos y victorias que se piensa cobrar mientras siga en activo el caníbal que lleva dentro.

La decisión de Ducati

El título 2025 de Marc comenzó a cuajarse en el GP de Italia 2024, cuando ya estaba decidido que Martinator pasaría del equipo Pramac al Lenovo para convertirse en el nuevo compañero de Bagnaia en el box oficial Ducati. Ese mismo fin de semana Márquez movió ficha y convenció a Dall’Igna, director general de Ducati, para que cambiara de opinión y tres días después de la carrera se anunciaba oficialmente que sería él y no el madrileño el piloto que vestiría de rojo, junto a Pecco, para las temporadas 2025 y 2026.

Un Márquez diferente, tanto físicamente (por la lesión sufrida en el GP de España 2020 y que arrastró durante dos años) y mentalmente (por lo vivido durante el largo tiempo de baja), pero con la esencia de siempre consiguió que se diera la mejor ecuación posible: mejor piloto + mejor moto + equipo = victoria segura. Y así fue, con un arrase pocas veces visto, plagado de victorias para un total de 25 (14 al esprint y 11 en carreras) y coronarse a seis citas del final para hacer de las cinco últimas una gira vacacional que no completó, porque cayó lesionado del hombro derecho después de Bezzecchi le tirara en la primera vuelta de Indonesia. Se rompió el coracoides, en la parte baja del hombro, y los ligamentos, pero no afectó al húmero que tanta guerra le dio desde que se lo rompiera el 19 de julio de 2020…

El calvario del bazo derecho

Aquella lesión en el brazo derecho le hizo vivir un calvario que le llevó a pasar cuatro veces por el quirófano en dos años, la última de ellas para corregir una rotación de 33 grados que tenía en el húmero y pese a la cual fue capaz de ganar tres carreras en 2021, aún con la Honda (Alemania, Texas y Misano 2). Es en 2022 cuando tiene que parar en un par de ocasiones, la primera por una fuerte caída en el warm up de Indonesia en la que se golpea la cabeza y se reproducen los problemas de diplopía (visión doble) que ya sufrió 2011, cuando estaba en Moto2. La segunda, después de la cita de Italia para operarse en Estados Unidos y hacer esa corrección del húmero. Esa última operación le hace estar otras siete carreras fuera, pero acaba bien físicamente ese curso y llega a tope para 2023, año en el que demuestra que él ha hecho los deberes con su recuperación, pero Honda no y esa RC213V le impide estar a su nivel, al punto de caerse cinco veces en su jardín particular de Sachsenring, y sin disputar la carrera.

Es ahí cuando se plantea el cambio de aires y su hermano Álex le convence para irse con él al Ducati Gresini, un equipo satélite, de los más humildes de la parrilla, pero una familia en la que se sentiría a gusto y en la que podría comprobar si el problema era suyo, porque ya no iba como antes ni con el brazo recuperado, o de la moto. Eso suponía salir de su zona de confort en Honda, abandonar a su familia de MotoGP, renunciar a un año millonario de contrato firmado (25 millones por temporada le pagaban entonces), más la posibilidad de renovar por otros cuatro años más con el ala dorada, y exponerse a ojos de todos para comprobar si estaba acabado o podía seguir soñando con volver a reinar algún día. Todo eso se jugó Márquez, y desde muy pronto se vio que había acertado…

En el Ducati Gresini, recuperó enseguida la sonrisa, ganó tres carreras con una Desmosedici GP23, la del año anterior, que era sensiblemente inferior a la GP24 que llevaban los oficiales, y aún así se las apañó para ganar tres carreras y acabar tercero de la general, por detrás de Martinator y Pecco. Todo ello como aperitivo de un 2025 en el que su mayor rival fue él mismo, porque en muchos momentos dio la sensación de que ganaría toda carrera que acabase. Él ha dicho que la carrera más importante del año para él fue la de Qatar, porque es un circuito en el que nunca tuvo buenas sensaciones y porque supuso volver a la senda del doblete, tras la pifia de Texas, donde se cayó liderando. A partir de ahí, fallo en España, muebles salvados en Francia (12 y 20, para 32) e Inglaterra (9 y 16, para 25) y coser y cantar a continuación para una racha de siete dobletes consecutivos, lo nunca visto en MotoGP: Aragón, Italia, Holanda, Alemania, República Checa, Austria y Hungría.

El único piloto capaz de apearle del liderato de manera anecdótica en un par de ocasiones fue Álex Márquez, pero siendo su hermano le dolió menos y su título también vale más para Marc por ser Álex y no otro el que le acompañó en la foto de final de curso como subcampeón, completando juntos otro hito nunca visto: dos hermanos por vez primera como primero y segundo de la clase reina. Como dice su padre, Julià, un extraterrestre y el mejor de los terrestres. Y uno de ellos, además, el mejor de la historia.

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