Una plaga de accidentes

La séptima carrera de la temporada del DTM comenzó con varios toques en la primera horquilla del circuito de Norisring. Tal fue el daño que sufrió el Walkenhorst BMW de Esteban Muth y el Lamborghini Grasser de Franck Perera, que después de ser embestidos por el compañero de equipo de Perera, Alessio Deledda, no pudieron realizar la prueba del domingo. El debutante Perera criticó la falta de respeto por la competición. “Hay que respetar y hay que adelantar limpiamente. Creo que a veces, algunos pilotos no piensan en esto, no les importa”.

El Winward Racing perdió a sus dos coches en la primera curva, tanto el de David Schumacher como el de Lucas Auer en contacto con el Ferrari de Ayhancan Guven. Su CEO, Hohenadel estuvo muy crítico también con la agresividad de los pilotos en la prueba del sábado. “Hoy realmente hubo una falta de respeto contra los otros participantes, para la salud de los otros participantes, los coches y los espectadores”, comentó Hohenadel tras finalizar la prueba.

En nuevas reanudaciones de la carrera, los choques volvieron a ser protagonistas hasta terminar con 16 abandonos. Otro piloto, Maro Engel, que se retiró cuando fue golpeado por detrás por Mirko Bortolotti acercándose a la curva 4, fue también muy claro con lo sucedido en Norisring. “El nivel de agresión ha aumentado lenta pero seguramente en las últimas carreras”, dijo Engel. Además, pidió a los organizadores de la serie una ofensiva contra los estándares de conducción. El ganador de la primera carrera, Thomas Preining, ofreció una opinión similar en la conferencia de prensa, afirmando que “en una pista como esta es inevitable” esperar un mayor volumen de accidentes.

La pista de Norisring no era la más favorable para la competición por su superficie tan estrecha. La prueba se convirtió en la prueba más accidentada de la temporada fruto que la agresividad de los pilotos fue muy alta. La organización tomará medidas ya que lo ocurrido el sábado no es la mejor publicidad para la categoría.