Un ‘cowboy’ pulido por el desierto
Brabec salió del colegio sin saber qué quería hacer con su vida, hasta que decidió hacer historia en el Dakar por partida doble.
Habría que ir hasta San Bernardino, California, para encontrar las raíces de Ricky Brabec. El piloto, de 33 años, salió de un colegio militar (en el que ingresó con 12 años) sin saber qué quería hacer con su vida. Pero al final decidió hacer historia en el Dakar y ahora, por partida doble. Las bromas en la asistencia de Honda llegan desde una cabeza decolorada y acompañada por un mullet excesivo que hace alarde de ese sentimiento ‘cowboy’ que pulió el desierto para hacer del californiano, una figura clave en la historia del Dakar.
Un talento natural recibió las recomendaciones de una leyenda en Estados Unidos. Johnny Campbell, ganador de hasta en 17 ediciones la Baja 1000 y desarrollador de varios modelos en Honda, fue el mentor de un Brabec por el que la marca del ‘ala dorada’ se interesó a partir de 2015. Hubo incertidumbres, ya que pasar de ser piloto de Bajas a los rallies siempre entrañaba un riesgo, pero Ricky pasó de ser un alocado chaval de 28 años a un campeón que consiguió acabar con la sequía del fabricante japonés en la prueba de 2001 frente a KTM.
Brabec se convirtió en el primer hombre que ganó el Dakar en Oriente Medio, pero al mismo tiempo, fue capaz de conseguir aquello que desde la sede japonesa llevaban buscando en los últimos 19 años. La racha de Mattighofen acababa con un cowboy que echó el freno, al igual que lo ha echado en un 2024 donde vuelve a dejar a KTM sin premio después de dos años con dominio austriaco. Brabec ha vuelto a la carga.
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