La odisea de Laia Sanz termina de manera épica
La piloto de Astara acabó viendo meta 11 horas después de volcar en el kilómetro 28. Perdió más de cuatro hasta que pudo retomar la marcha, pero ya está en el vivac.
Menudo Dakar está viviendo Laia Sanz, y eso que solo ha hecho más que empezar. La española, que dejaba atrás una segunda jornada complicada pasando página con su mejor posición en coches hasta ahora (20ª en la Etapa 4), volvió a encontrarse con la cruz de la moneda tras sufrir un fuerte accidente en el kilómetro 28 de la especial donde dio cinco vueltas de campana para cambiar por completo el transcurso de la jornada para ella. La mejor noticia de todas pese al revés que suponía esto en sus aspiraciones de la carrera, era que tanto Laia como su copiloto Maurizio Gerini habían salido ilesos del vuelco, aunque el prototipo de Astara quedó completamente destrozado y a partir de ahí comenzó la odisea.
Un cuarto coche mochilero con recambios suficientes para comenzar a trabajar en la reparación, puso rumbo a la zona del vuelco. Resulta poco habitual que los equipos tengan este tipo de servicio durante la carrera, pero Sergio Vallejo se encargó de descargar material y valorar las posibilidades de arreglar un prototipo, que Óscar Fuertes creía que diría adiós a la carrera. Pero con un poco de trabajo el Century CR6 estaba para continuar. Después de la primera valoración, hubo que esperar unos cincuenta minutos para que llegase el camión de asistencia, que terminó de proporcionar las piezas suficientes para reparar los desperfectos de un prototipo que comenzaba una cuenta atrás decisiva. De primeras contaban con seis horas desde que arrancaron la especial (8:17 hora española) para llegar al kilómetro 209 y en total, fueron 11:30 de las que disponían (consumió 11:05.49) para completar una lucha contra el crono que ha concluido con éxito.
Pese a que todo dependía del tiempo que requiriese una reparación costosa, donde lo más afectado fueron los cuatro brazos y un palier que se destrozaron de una manera más agresiva por el estado de la tierra a consecuencia de la lluvia, todos se pusieron manos a la obra para terminar cuanto antes una reparación donde cualquier tipo de ayuda era bienvenida. Laia infló neumáticos, Gerini retomó su misión de mecánico y los daños quedaron en el olvido para que diese comienzo otra necesidad: la de no fallar en el recorrido ni volver a sufrir un accidente. Lo primero suponía no llegar a tiempo en el horario establecido y lo segundo, despedirse definitivamente de un Dakar 12+1 para Sanz, donde al final podría ser verdad eso de que al 13 no le acompaña la suerte.
Sin embargo jamás hubo que descartar a una piloto con 12 participaciones completadas a sus espaldas, que conoce mejor que nadie cómo funciona el espíritu del Dakar. Laia apuró sus opciones para regresar mucho antes de optar por el abandono y la jugada salió bien. El equipo hizo un gran esfuerzo para tratar de revertir situaciones como esta y Astara, se mantendrá en carrera al menos una jornada más con dos coches en pista, tras la baja de Óscar Fuertes y Diego Vallejo en la Etapa 1 por un vuelco. También volcó durante la jornada de ayer el catalán en una acción donde, afortunadamente, solo dio una vuelta de campana y el coche cayó de pie. Carlos pudo continuar sin problemas (más allá de un pinchazo) y aunque el caso de Laia fue bastante más relevante, el CR6 ha llegado al campamento con una gran historia a sus espaldas. Pura épica del Dakar y una Laia, que sigue brillando.