Sainz sentencia el Dakar
El madrileño, que llegó a liderar hasta un pinchazo en la parte final, bajó el ritmo en una etapa complicada donde Loeb se quedó fuera de juego por una avería.
Después de tantas y tantas veces en las que la suerte miró para otro lado, ahora solo se trata de aguantar una etapa más. Superar el día a día ha sido la filosofía que ha acompañado a Carlos Sainz y Lucas Cruz en este Dakar y tras haber ido cumpliendo esos pequeños objetivos, ahora puede lograr el más grande de todos: su cuarto Touareg. El español tiene casi una hora y media a su favor con De Mevius (1 hora y 35′ con Loeb)y por lo tanto, el premio definitivo en sus manos. Desde Audi se blindaron para que así fuese al terminar la especial y aunque era un día donde cada pinchazo contaba debido a un terreno rocoso que hace un año decidió la carrera en el segundo día, en esta ocasión cumplió con la misma misión pero dejó fuera de juego al máximo rival del piloto madrileño en la lucha por la victoria.
Las probabilidades de salir ileso en una especial que recortó su distancia en 60 kilómetros debido a su exigencia (la lucha contra el crono se estableció en 420 km), eran del 20% según las estimaciones del Audi. Y a pesar de que la criba no fue tan escandalosa como se podía esperar, el infortunio se encontró con un Loeb que hace tan solo un año perdió la carrera en el mismo escenario. Entonces fueron los pinchazos aquello que le obligó a esperar al camión de asistencia y en esta ocasión, una rotura en la horquilla delantera derecha tras un aterrizaje brusco donde no se acabó su carrera, pero sí sus esperanzas del Dakar.
Saltó la sorpresa en el km 132, después de dos primeros puntos de control dominados por Sainz. La organización informaba de que el francés se detuvo en un cañón con fondo de arena por un problema que parecía irreparable y aunque en un principio el plan pasaba por esperar a la asistencia, la historia fue cambiando sobre la marcha. Abandonar sería una manera muy cruel de acabar este duelo y aunque el segundo recurso del piloto de BRX fue pedir la recogida para salir de la etapa, apareció la tripulación del YunXiang China para socorrer al francés que acabó entrando en meta con tres ruedas planas después de cinco pinchazos. La labor que nunca pudo llevar a cabo Al Attiyah y que tan necesaria era en un día como hoy, fue llevaba a cabo por una estructura china que consiguió reparar la pieza rota contra todo pronóstico y por ende, que el francés continuase en carrera en un día donde no era admisible la derrota.
Audi cambió la estrategia
Por un camino despejado para Sainz donde el español iba superando a rivales, Seb se dejó más de una hora y cuarto con Carlos (aunque mantiene con vida sus esperanzas de podio), vio como el español también le superaba y lejos de pedir clemencia, le informó de que estaba bien y abogó por un gesto de deportividad en el que le advirtió a su rival de que marchase con cuidado. El terreno no estaba para bromas y a partir de ese momento, Audi reorganizó toda su estrategia para proteger todavía más a un piloto que se las apañó solo para seguir liderando y solamente aflojar, cuando vio que tomar algún tipo de riesgo ya no era necesario.
Peterhansel comenzó a descolgarse poco a poco para ayudar a Sainz, que de por sí ya tenía a Ekstrom cubriéndole las espaldas. Con el nuevo escenario que planteaba la carrera la prioridad era ir más sobre seguro que nunca y después del refuelling, el francés también marchó por detrás del piloto español para que, en caso de tener un problema similar al de Loeb, pudiesen actuar rápido. Simplemente llegó un pequeño pinchazo en la recta final que, probablemente, fue el culpable de que se le escapase la victoria. Pero en uno de esos días donde todo sale bien, Sainz (3º) se conformó con renunciar al triunfo que fue para un Chicherit que lideró el top-10 donde entró Nani Roma (9º), a la espera de escribir su nombre en el más importante de todos.
Resultados etapa 11 coches
Así va la general de coches
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