“No voy a cambiar, vengo a divertirme”

En cualquier Dakar hay competidores fuertes, pero el más fuerte de todos es el desierto. Y esa lección la tiene bien aprendida Carlos Sainz. El madrileño afronta su 14ª participación en el mítico raid y cargado de experiencia, prefiere “ir día a día” descubriendo qué le depara el desierto. De partida, le ha dado una vivencia nueva dentro del Sea Camp que le ha “gustado en relación con otros años”. El hecho de haber aterrizado en el campamento antes de lo habitual da la sensación de que “el rally ha empezado ya” y aunque será mañana cuando comience la competición sobre la tierra, hay quienes ya han empezado a disputarla fuera de ella.

Los juegos psicológicos han sido la primera parte de una rivalidad entre Carlos y Al Attiyah, donde el qatarí ha tratado de quitar valor al trabajo de un Audi que según Peterhansel “está para ganar”. El francés ha sido claro y mientras que las palabras del vigente campeón pierden todo su valor para Sainz, el madrileño prefiere tener muy en cuenta el análisis de un piloto que sabe lo que es ganar el Dakar hasta en 14 ocasiones: “Peterhansel es una persona prudente y me parece que lo que diga en el Dakar, hay que tener bastante respeto. Si lo ha dicho, me alegra”. Pero, ¿cuál es su opinión al respecto? “Yo no voy a decir nada, prefiero esperar y ya veremos”.

El español se muestra prudente de partida, pero el buen humor le ha acompañado durante toda la jornada una vez se ha bajado del coche a pesar de que “ha sido un día bastante ocupado”. Aprovecharon desde primera hora de la mañana para probar fiabilidad, repuestos y cualquier detalle que sea decisivo para ganar una carrera o quedarse sin ella. “Teníamos bastantes cosillas que hacer”, reconoce Carlos, pero todo ese trabajo ha hecho que el día pasase “bastante más rápido de lo que habitualmente suele ser el día de antes a iniciar una carrera”. Lo confirma su rostro y lo reafirman sus palabras. El madrileño está “muy tranquilo y feliz, con ganas de que empiece para disfrutar” una carrera donde no cambiará nada de lo que ha sido Carlos Sainz hasta ahora: “Voy a salir como siempre he salido al Dakar, no va a variar mi estrategia. Voy a tratar de divertirme, que es a lo que he venido, e intentar ganar, claro que sí”.

Para cumplir con el último objetivo deberá no sufrir en exceso la dureza de un desierto acostumbrado a poner sus propias reglas. Aunque el año pasado su propia naturaleza, no fue la única que decidió el rally: “Queremos hacer días limpios y no como el año pasado, que fue un jarro de agua fría el primer día. Estar todo el año trabajando para el primer día decir adiós al Dakar, es duro. Fue un trago duro”. El waypoint oculto sigue resonando en su cabeza pero afortunadamente, esta edición arrancará con un recorrido sencillo de 12,5 kilómetros donde la única dificultad es memorizarlo debido a su similitud. Las notas en las que invirtieron dos horas de la jornada de ayer han ido “a la basura” ya que “al final no nos dejan llevarlas”, pero han tenido tiempo de tratar de memorizar la pista en otra vuelta en bici con la que esperan, al menos, evitar las primeras plazas: “Todo lo que no sea salir delante (en la primera etapa), que es salir primero, segundo, tercero o cuarto me va bien”.

La estrategia es repetir un inicio similar a la del prólogo de hace tan solo un año, donde hicieron “segundos y elegimos salir novenos”. A partir de ahí, Carlos recuerda que el Dakar “es un rally largo (de hecho esta será la edición más extensa desde 2014) que puede pasar cualquier cosa”, y cuando se trata de marcar un objetivo, el madrileño tiene claro cuál es el suyo: “Ir pasando etapas sin problemas”. Eso les acercará a una victoria que lucharán desde el principio, aunque “de luchar por ganar, a ganar, hay un trecho largo”. Ese mismo, que el ya ha conseguido alcanzar hasta en tres ocasiones.

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