Palou sobrevive
Newgarden se llevó el triunfo en una carrera decidida con un final a una vuelta. Palou remonta tras un accidente, acaba cuarto y es más líder.
Las 500 Millas de Indianápolis vivieron uno de los finales más extraños y emocionantes de los últimos años, con tres banderas rojas en las últimas 16 vueltas protagonizadas dos de ellas por los aspirantes y cabeza de carrera y un esprint de una sola vuelta. La primera cancelación vino provocada por Rosenqvist cuando iba segundo. La segunda, en la resalida, por O’Ward cuando iba líder, otro McLaren. Y la última se dio por accidente en la penúltima relanzada en medio del grupo que dejó la solución del pleito a una vuelta que comenzó liderando el Ganassi de Ericsson tras una revisión que le dio ese privilegio tras adelantar a Newgarden en los últimos metros antes de la última roja. En la última vuelta el sueco no pudo aguantar el empuje del de Tennessee, que aprovechó mejor los rebufos y luego los negó con su Penske para tomarse un merecido trago de leche. Su primero en Indianápolis. Por detrás, Ferrucci y Palou, cuarto, quien sobrevivió a un grosero choque de VeeKay en boxes. “Ha sido un día difícil para mí y para el equipo. Teníamos un coche rápido”, se resignaba el barcelonés en meta. No vale ni el consuelo de ser más líder del campeonato.
La carrera comenzó con honores para Palou y con el vencedor desde la 17ª plaza y se presentaba larga, como fue, más de tres horas y media de prueba. Los iniciales intercambios de posición del español con Rinus VeeKay (Ed Carpenter) entraban dentro de lo normal y más con el ritmo imperante, tirando a bajo. La tensión fue subiendo durante el paso del tiempo y comenzó con las primeras entradas en boxes, que se dieron sobre la vuelta 30. De allí salió el español como entró, primero.
Cumplido el primer cuarto de carrera continuaban Veekay y Palou intercambiando la posición. Nada significativo, con lo que estaba por llegar. La segunda parada trajo líder nuevo, el mexicano O’Ward, principal rival de Palou por el campeonato y con el que abre más hueco ahora, y un mayor ritmo por los relevos en McLaren. Así se llegó al ecuador, con calma tensa antes de la tormenta perfecta.
Tormenta. La tempestad llegó de repente, con un trueno que dejó a Palou hundido. Sting Ray-Robb provocó la primera amarilla en la 92 y al abrirse los pit, todos para dentro. En la salida VeeKay golpeó de manera torpe y grosera a Palou aún en la calle de boxes. Drive-through para el neerlandés. Y el español, sin aparentes daños en el coche, regresó 25º a la carrera y a correr a la contra. Lanzado y enrabietado llegó Palou al tercer cambio, donde hubo otro momento dantesco: choque entre los Andretti de Herta y Grosjean antes de que Romain visitase el muro en la 150 y provocara el segundo warning, del que salió séptimo el irreductible Palou. Las calculadoras estallaron y la carrera saltó por los aires más tarde con las tres banderas rojas consecutiva. Inauguró el esperpento Rosenqvist, al perder el coche y Kirkwood tragárselo a falta de 16.
Luego se venía una carrera al sprint a ocho vueltas a la que salía Palou sexto por detrás de O’Ward, Ericsson, Newgarden, Rossi y Ferruci. La tormenta no cesó, la avivó O’Ward al irse a la pared en la resalida y provocar la segunda roja. Y la mantuvieron Grahan Rahal y Benjamin Pedersen, que provocaron la tercera. Se dio la relanzada a una vuelta a la que tras revisión salió Ericsson primero tras pasar a Newgarden antes de la última cancelación. El americano se rehízo en los últimos metros de la última vuelta para dejar uno de los triunfos más extraños y emocionantes de los últimos tiempos.