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Dakar

Laia Sanz, Carlos Sainz y ahora Loeb: “Esto es una mierda”

El francés vive el mismo desenlace que los dos pilotos españoles y abandona el Dakar por una deformación en la barra de seguridad derecha del Dacia.

Al Henakiyah (Arabia Saudí)
Sebastien Loeb y su copiloto Fabian Lurguin trabajan en el Dacia que se volcó en la etapa 3 del Dakar.
Sebastien Loeb y su copiloto Fabian Lurguin trabajan en el Dacia que se volcó en la etapa 3 del Dakar.VALERY HACHEAFP

Este inicio de Dakar ha comenzado con un pleno en el lado malo de la baraja. Una edición en la que los participantes necesitaban jugar sus mejores cartas respecto al resto de rivales, ha estado comprometida por los vuelcos desde que comenzó. El primer día de carrera, un revolcón de Laia Sanz dejó a la española por primera vez en quince años sin la condición de finisher y la mandó a casa sin ni siquiera tener la opción de reengancharse a la carrera. Durante la siguiente etapa, Carlos Sainz vivió ese mismo desenlace tras un accidente en el kilómetro 327 de la 48 Horas y en el día de hoy, en una especial menos exigente que servía de transición antes de abordar el desafío de la Maratón, Sebastian Loeb también ha tenido que decir adiós a la carrera.

De la misma manera que los dos pilotos españoles sobrevivían contra todo pronóstico al resto de la etapa que tenían por delante, con un coche lastimado al que únicamente respetaba la mecánica, el francés llegaba a las carpas de Dacia. Con más de una hora de pérdida en la general causada por un ritmo de SSV que adoprtaron tras un fallo mecánico y la mitad de carrocería ausente, ya que esta se perdió en el kilómetro 12 de la especial cuando Loeb chocó contra un borde y salió “rebotado hacia el otro lado”. Desde el equipo, la única mentalidad era reparar el Sandrider y dejarlo como nuevo para el día de mañana. Pero una hora antes de ponerse manos a la obra para salirse con la suya, un miembro de la FIA ya se dejaba ver por la zona de trabajo de la marca rumana, con el objetivo de ser la primera persona en revisar el coche de Seb.

Desde Dacia supieron desde ese momento que estaban presenciando la crónica de una muerte anunciada. El Sandrider del francés afrontaba un problema como el que dejó fuera a Carlos Sainz de la competición tan solo un día antes y con ese antecedente, en la marca rumana asumían que su piloto viviría el mismo final y que por lo tanto, perderían una tripulación. Sobre todo, porque nada más bajar del coche el mensaje de su piloto fue claro: “Está rota (decía Loeb en referencia a la barra del chasis)”. Ese simple detalle era sinónimo de un abandono directo y así fue. Después de una revisión por parte de la FIA y su pertinente deliberación, el mensaje coincidía con el que dejó a Laia y Carlos fuera de carrera: una rotura en la barra derecha de seguridad despedía a Loeb del Dakar. Dacia reconoce que hay daños, pero que no supone un peligro y aunque están en pos de apelar, el propio Loeb ha pedido al equipo que no lo hagan.

Después de un día aciago donde llegó el vuelco y se rompió un tirante de la dirección, que el francés no pudo reparar por sus propios medios (la pieza de repuesto se había quedado dentro de la carrocería en el lugar del accidente), llegó la peor de las noticias. El Dakar volvía ha darle la espalda a un piloto que después de nueve ediciones buscando el Touareg, tan solo ha obtenido como mejor recompensa una seguna posición en 2017, cuando acabó a solo cinco minutos de Stephane Peterhansel. Pero como reconoció el francés a AS antes de volver a la carrera, “quedar tan cerca de la victoria no me ha ayudado” y este final, por supuesto, tampoco lo ha hecho. “No ha sido nuestro día, es una mierda”. No lo puede definir mejor.

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