Javi Villa, tras los pasos de Kimi Raikkonen y Robert Kubica
Tras brillar en karting, monoplazas, turismos y montaña, el asturiano se pasa a los rallys al volante de un Toyota Yaris. “Ellos entraron por la puerta grande”, asegura.
Pocos pilotos en el automovilismo son tan polifacéticos como Javi Villa. El piloto asturiano se inició cuando era un niño en el karting, para dar el salto a los circuitos, monoplazas, posteriormente a los turismos y finalmente a la montaña. Llegó a ganar tres carreras en GP2 (el piloto más joven en triunfar con 19 años), y fue piloto de test del equipo BMW de Fórmula 1 en 2007 y 2008. Para culminar esta intensa vida, ahora da el salto a los rallys, siguiendo el camino de Kimi Raikkonen y Robert Kubica, entre otros.
“Me encanta el automovilismo”, explica. “Me gusta correr, competir y conocer un poco todo. Estuve en karting, en circuitos, me pasé a montaña y me encantó, y hace un par de años me entró ese ‘gusanillo’ de conocer los rallys. Hice una pequeña carrera en un rallysprint, pero fue a final del año pasado cuando surgió la posibilidad de correr la Toyota Iberian Cup, que era algo que me encajaba. Quiero saber hasta dónde llego, y conocer la disciplina con un coche de 260 caballos y tracción total, corriendo en tierra y asfalto, haciendo un montón de kilómetros y enfrentándome a dieciséis pilotos con coche iguales y con gente muy rápida”.
Raikkonen confesó cuando iniciaba su periplo en el Mundial de Rallys que “llevo toda la vida conduciendo con los ojos y ahora me tengo que adaptar a conducir con los oídos”, refiriéndose a tener que escuchar las notas del copiloto. “Es evidente que tengo que acostumbrarme a las notas”, reconoce el Villa. “Es lo que más me está costando. Voy ciego. Acostumbrado durante veintisiete años a conocer todo al detalle, aquí es diferente. El problema ya no es escuchar al copiloto, el problema es interpretarlo”.
Sobre lo que hicieron el propio Kimi y Kubica, Villa asegura que “entraron por la puerta grande en los rallys, en el Mundial. Criticaban que Raikkonen chocaba mucho, pero lo veo normal. Cuando quieres ir rápido, al más mínimo fallo ya no te libras de salirte. Por eso estoy muy mentalizado a intentar tener los mínimos fallos posibles, hacer kilómetros y que en cada carrera demos un paso adelante. Por ello, no me pongo objetivos. Quiero rodar y a final de año analizar dónde estoy. El futuro dependerá de lo que pase este año. Si todo va bien, me gustaría seguir e intentar hacer más cosas en rallys, pero quiero ser realista”.
“La primera carrera fue en Fafe y fue complicada”, recuerda. “Hice pocos kilómetros porque suspendieron muchos tramos, y estaba muy roto y no pude correr lo que me hubiera gustado para no destrozar el coche. Eso sí, me sirvió para descubrir algunas de mis carencias, que es en lo que he trabajado cara a la segunda cita en Galicia, donde fueron mucho mejor las cosas. Y es lo que quiero: mejorar carrera a carrera y ver hasta dónde somos capaces de llegar”.