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Dakar | La intrahistoria

Ford aprende a base de ‘golpes’

“Si no pones el coche en el extremo de saltar a romperlo estás liquidado”, asegura Nani Roma, que llevó al Raptor al límite para agilizar los plazos.  

Nani Roma con el Ford Raptor que competirá en el Dakar, durante la Baja Hungría.
Marian Chytka

Ford ha llegado al Dakar dispuesto a “cambiar la historia”. En un año con muchas novedades a nivel de marcas y modelos, el fabricante americano acepta el desafío de ser el primer equipo que logra llevarse el Touareg en su año de estreno. El Raptor ha sido el arma en la que han confiado para sobreponerse a las trampas del desierto. Pero antes de dar a luz al prototipo que ya sabe lo que es ganar etapas (Carlos Sainz se impuso en Marruecos) e incluso carreras (Nani Roma conquistó la Baja Hungría), desde la fábrica han trabajado a destajo en un coche completamente nuevo que en su primera fase de desarrollo ha aprendido a base de ‘golpes’.

Desde que comenzó el proyecto de Ford pensando en esta 47ª edición del Dakar, Nani Roma lideró el desarrollo del Raptor. Con más de 6000 kilómetros de test a sus espaladas, el español no se cansó de poner a prueba al prototipo de la marca del óvalo y en torno a ese recorrido, hubo cerca de 2600 kilómetros claves que agilizaron los plazos de desarrollo. Para el dos veces ganador del Touareg (en 2004 y 2014, en moto y coche respectivamente), más relevante que “hacer muchos kilómetros, son los kilómetros de calidad” que llevaron a cabo cerca de la sede de M-Sport, donde se inventó unos saltos a finales de marzo que pillaron por sorpresa a Mike Norton, respondable del programa Ford Performance off road. Pero dieron resultado.

“Empezamos cerca de M-Sport, hicimos una pista de ocho kilómetros donde dimos vueltas como un reloj y cada vez que terminábamos, hacíamos unos saltos que me fabriqué (donde el Raptor aterrizaba de cara tan solo con las ruedas delanteras). ¿Para qué? Para ver si todo el tema transmisiones, que es lo más complejo y el rediseño te hace estar parado mucho tiempo, funcionaban. Es algo que tienes que descubrir cuanto antes y eso es lo que hicimos. A finales de marzo empezamos a saltar y cuando Mike vio el coche saltar así... Pero fue muy bien porque descubrimos muchísimas cosas que teníamos que cambiar y rápidamente las cambiamos. Si no haces esto y no pones el coche en este extremo tan fuerte de saltar a romper el coche, esto te pasa en Marruecos, rompes una transmisión y estás liquidado”, explicaba Roma, sobre el proceso que ha desembocado en la máquina de la que disponen a día de hoy.

“El coche en global funciona maravillosamente”, pero eso no quiere decir que Ford se haya liberado de cualquier preocupación: “Como sabemos, los pequeños detalles, las pequeñas cosas son las que a lo mejor nos preocupan un poco más y esto nos lo dan los kilómetros y los años. Pero creo que estamos muy bien. Yo llevo 30 y pico años en esto, y el trabajo y la dedicación que se han puesto yo no lo había visto nunca. Pero a nivel de ‘performance’ estamos seguros de que tenemos muy buen coche”, asegura Roma, sobre el resultado de un desarrollo en el que tampoco se olvida de la otra pieza clave: “Mi exigencia y la de Carlos (Sainz) han hecho que las cosas funcionen”.

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