En medio de la nada
Un vivac donde cada carpa podría ser la casa de un vecino, parece a los pies de la arena una casa de muñecas esperando a que alguien juegue con ellas.
Hemos vuelto a uno de los lugares que consideran más inhóspitos del mundo. El ‘Empty Quarter’, que hace tan solo un año lo conocimos como Shaybah, este año nos recibió rebautizado como Shubaytah. Pero en el fondo, seguía siendo lo mismo. Mares de arena que acaparan un espacio 1,3 veces más grandes que España, el desierto más grande del mundo y visto desde una de sus dunas, a sus pies, lo que parece el campamento más pequeño de la historia. Estar en medio de la nada lo cambia todo. Ese lugar que estando en su núcleo consideras incluso una ciudad donde cada carpa podría ser la casa de cualquier vecino, parece una casa de muñecas esperando a que alguien empiece a jugar con ellas. Aunque la diversión estaba entre las dunas.
Valía la pena dejar el vivac aunque fuese por unos instantes, sobre todo porque el paso por ese escenario iba a ser efímero. La carrera marca el ritmo y hay que saber bailar con ella, por eso hubo quien jugó a ser piloto con quads o 4x4 en los que la falta de experiencia hacía imposible surfear la cresta. Por eso acabó siendo mucho más eficaz subir a pie, parar en lo más alto y contemplar uno de esos atardeceres que acaba convirtiéndose en un regalo. Porque en medio de la nada, puedes encontrarlo todo. Hasta cobertura.
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