El Seat Córdoba WRC celebra sus bodas de plata
El arma con la que la marca española compitió en ‘primera división’ del Mundial cumple 25 años. AS ha probado el coche con el que Didier Auriol subió al podio en el Safari.
Parece que fue ayer, pero ha pasado un cuarto de siglo. El Seat Córdoba ‘world rally car’ el arma con la que la firma española compitió en la ‘primera división’ del Mundial, cumple 25 años. Y AS ha tenido el privilegio de probar el coche con el que Didier Auriol subió al podio en el Safari, la prueba más dura del calendario.
Tras ganar tres títulos de ‘segunda división’ con el Ibiza, Seat afrontó el reto de pasar a la ‘premier’. Y eligió el Córdoba para afrontar el reto. Un coche con el que compitieron desde finales de 1998 hasta el 2000, enfrentándose a la flor y nata, a los mejores equipos del Mundial. Un periplo en el que se consiguieron tres podios (Gardemeister en Nueva Zelanda, Rovanpera en Gran Bretaña y Auriol en Kenia), pero con el que, sobre todo, la marca española dejó su impronta entre los aficionados a los rallys. Aún hoy en día sigue siendo un modelo que levanta pasiones.
25 años después lo han celebrado con un evento muy emotivo en el Circuito de Osona, en Vic (Barcelona). Tres versiones de las tres evoluciones que hubo del Córdoba WRC estaban presentes: el Evo I de tierra, el Evo II versión Safari y el Evo III de asfalto. Con este último todo un excampeón como Mía Bardolet nos da el ‘brefing’ al volante. Y, tras calentar frenos y neumáticos, protagonizó un recital de conducción y derrapes que mostraban al periodista convertido en copiloto su buen comportamiento. “Es un coche muy noble. Permite todo”, explicaba.
Cambio de tercio. Bardolet pasa al asiento de la derecha y el copiloto toma los mandos, pero esta vez con la versión Safari, con suspensiones y neumáticos de tierra. Aún a pesar de ser un vehículo pensado para surcar los caminos de Kenia, permite al humilde probador comprobar su buen comportamiento sobre el asfalto, los 300 caballos potencia de su motor, su cambio secuencial y un chasis, que, como explicaba Bardolet, es tremendamente noble. Sensaciones fuertes sobre un coche español que ha hecho historia.
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