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RAIDS

El más difícil todavía para Isidre Esteve

AS se sube en Portugal al asiento del copiloto para descubrir todas las bondades del Hilux que pilota el español del Repsol Toyota Rally Team.

El más difícil todavía para Isidre Esteve

Isidre Esteve se salió con la suya y se puso a prueba en el Rally Transibérico donde, nada más acabar con el fuego real en la novena posición, le tocó poner a prueba con AS ese Hilux del que se despide después de haber celebrado su mayoría de edad en el Dakar y haber realizado juntos dos visitas al desierto. Para el piloto del Repsol Toyota Rally Team ha sido un bonito viaje a los mandos del T1+, pero ahora toca dar un paso adelante con el V6 biturbo que seguirá siendo “un coche competitivo”, donde el objetivo es claro: “Tener un combustible al 100% renovable lo más pronto posible que continúe siendo eficaz como lo es ahora (pues desde Toyota destacan prestaciones y fiabilidad)”.

AS se sentó al lado derecho del habitáculo y pudo comprobar de primera mano cómo rendía el V8 de Toyota con un combustible renovable al 70% de Repsol. Pero antes de empezar a rodar, había que entrar en temperatura. “Hay que calentar un poco los frenos porque trabajan a alta temperatura. Con el agua sufren y nosotros tuvimos que cambiar cada día el equipo de frenos (en cinco días de carrera Overdrive cambió 160 discos) porque con el agua se fueron agrietando los discos. Se partían por se calentaban muchísimo y al entrar en el agua se enfriaban de golpe, perdían la templanza y se abrían por la mitad. Al final del día, cuando veíamos los discos, nos echábamos las manos a la cabeza”, explicó Isidre, antes de apretar el aro adicional superior de su volante con el que acelera, para dar comienzo a los cuatro kilómetros que definieron la prólogo en Portugal.

“¿Ha estado cerca el árbol, eh?”, se permitía bromear el español sobre una pista embarrada, pues los chubascos marcaron la jornada, intensificaron las roderas, pintaron de barro el Hilux y le complicaron más la misión al piloto del Repsol Toyota Rally Team. Había mucho trabajo para solo dos brazos, como de costumbre, pues Isidre se bate cada día frente a los mejores del mundo gracias a los mandos de Guidosimplex que se instalaron en su Toyota. Y desde ahí aceleró, frenó, giró y embragó de manera precisa para no quedar encallado en un terreno marcado por las roderas y que era “lo más difícil a nivel de pilotaje” para él: “Soy muy consciente de cuáles son mis puntos débiles, debido a que tengo que hacerlo todo con las manos”. Pero hizo magia, por imposible que resulte para el resto, y resolvió a la perfección una actuación donde su talento fue el protagonista. Porque pocas cosas se pueden comparar a vivir en primera persona un manejo que parece imposible. Pero Esteve continúa demostrando que no lo es.

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