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FÓRMULA E

El ajuste perfecto

Hankook, suministrador de neumáticos del Mundial eléctrico, se enfrenta a un nuevo reto en las carreras con el objetivo de lograr una movilidad más sostenible.

Monoplazas de Fórmula E con neumáticos Hankook durante la temporada 2023
Simon Galloway

Este 2023, la Fórmula E vive el comienzo de su tercera era con la llegada del Gen3, la principal novedad del Mundial eléctrico que ha dado otro color a las carreras, pero no la única. El nuevo monoplaza estrenó zapatos con el cambio del suministrador de neumáticos que se anunció en julio de 2020: Hankook recogería el testigo de Michelin. Después de su experiencia en otras categorías como el DTM o las W Series, la firma coreana tuvo más de dos años para preparar el salto a un campeonato de la FIA y ya encara la recta final de su primera campaña.

Como pasa siempre las primeras veces, hay cosas que mejorar, solo faltaría. Los pilotos, que son los que ponen a prueba las prestaciones de las gomas y exigen el mejor rendimiento, han señalado una excesiva dureza del neumático, pero Hankook confía en su trabajo y seguirá con su actual compuesto en 2024: el iON FE. Fabricado con un 30% de materiales reciclados, una cubierta válida para rodar en seco y en mojado, todo un reto, y que se caracteriza por un rodaje silencioso, rendimiento de alto kilometraje, eficiencia energética y agarre sobresaliente.

Unas cualidades que comparte con sus neumáticos para vehículos eléctricos, la gama iON, la primera del mundo que se fabrica específicamente para este tipo de coches. ¿Y qué la hace especial? Una resistencia a la rodadura significativamente menor para una mayor autonomía; una alta tracción, incluso en carreteras mojadas; una muy buena potencia de frenado para la máxima seguridad; y un alto nivel de durabilidad. Así, los clientes de Hankook ya se pueden beneficiar de la trasferencia de tecnología de las carreras a las carreteras.

Del circuito a la carretera

Mecánico de Fórmula E con una neumático de Hankook.
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Mecánico de Fórmula E con una neumático de Hankook.Fórmula E

De eso, de lo que una marca aprende en una competición como la FE, nos habla Felix Kinzer, director de comunicaciones de Hankook: “Una de las razones de nuestro compromiso con la FE es que las carreras son en circuitos urbanos. Por lo tanto, las condiciones de la carretera para los pilotos de FE son las mismas que para los conductores de vehículos eléctricos normales. Además, el iON Race debe ofrecer un rendimiento óptimo en una amplia gama de condiciones: seco, caliente, húmedo, mojado... como cualquier otro neumático de carretera”.

“La transferencia de tecnología del circuito a la carretera también se produce cuando se trata de optimizar una baja resistencia a la rodadura o de soportar la mayor autonomía posible de un vehículo eléctrico”, dice sobre un compuesto “estrechamente relacionado con la familia de neumáticos iON”. “Esta colaboración encaja perfectamente en nuestra estrategia corporativa, que se centra fuertemente en la sostenibilidad. El desarrollo de neumáticos y la transferencia de tecnología funcionan realmente en la FE. Es un ajuste perfecto”, resume Kinzer.

Una fábrica modelo de 880 M€

Fábrica de Hankook en Rácalmás, Hungría.
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Fábrica de Hankook en Rácalmás, Hungría.Hankook

Hankook opera en 160 países a través de cinco centros de I+D y ocho fábricas de producción, y AS visitó una de las principales que tienen en suelo europeo, la de Rácalmás en Budapest. En ella trabajan 2.800 de los 20.000 empleados de la marca coreana que producen 18 millones de ruedas al año, el 18% de su producción mundial. Para esos números gigantes hacen falta unas instalaciones a la altura, y las que levantaron en 2006 en esta localidad húngara lo son, sobre todo tras sus ampliaciones de 2011 y 2015 y una inversión de 880 millones de euros.

Algo que se aprecia desde su entrada hasta el paso por los diferentes puestos de producción. Solo fuimos testigos de una parte de la enormidad del proceso, pero la suficiente como para ver la creación de los componentes de un neumático hasta su resultado final. Un laberinto de naves, máquinas y cintas trasportadoras sincronizadas a la perfección (entre un intenso olor a caucho) con capacidad de tener al día siguiente las ruedas en la calle y un objetivo, lograr una movilidad sostenible, misión que ahora comparte con la Fórmula E.