Despedida dolorosa para el Acciona Sainz

Ni siquiera fue bonito mientras duró. Porque el último domingo de carreras en la historia de la Extreme E ya empezó con el pie cambiado para el Acciona Sainz. De hecho, los problemas comenzaron incluso antes que una jornada donde la estructura española, simplemente arrastró todos los daños provocados por el encontronazo con el Team KMS en el día anterior. Porque a partir de ese momento, cualquier opción u ambición por parte de Laia Sanz y Fraser McConnell por despedirse de la competición como los últimos ganadores de siempre, se convirtió en misión imposible. Y ese privilegio recayó sobre los hombros del Team Hansen.

El último baile de la Extreme E convitrió en protagonistas a unos actores secundarios, que hasta ahora habían pasado desapercibidos en la historia de la competición. Y aunque, como en cada historia, no se puede dar nada por sentado hasta llegar al punto y final, esta conclusión resultó inesperada. Porque ninguno de los dos favoritos acabó en lo más alto de un podio que, tanto el Team KMS como el Acciona Sainz, se habían encargado de visitar durante los cuatro años de la serie. Aunque eso no privó a Kristoffersson y Ahlin-Kottulinsky de visitar el último escalón de un cajón, para el que no tuvieron la necesidad de acabar para entrar en él... a diferencia del equipo de Carlos Sainz.

La estructura española ni siquiera pudo competir en unas clasificatorias que, paradójicamente, habían dominado con solvencia en la jornada anterior. Pero en esta ocasión, la falta de ritmo en el Odissey 21 del Acciona Sainz era evidente y los daños tan limitantes, que el equipo de Laia Sanz y McConnell tomó la decisión de no salir si quiera a la carrera de redención. En su caso ya no había ninguna aspiración y el sufrimiento no era necesario, cuando lo único que había en juego era el escribir la última página de la historia. Esa que el Team KMS también quiso hacer suya... hasta que la avaricia rompió el saco.

El equipo de Kristoffersson volvió a ser protagonista de otro impacto en la primera curva, aunque en esta ocasión la suerte le dio la espalada. El Odissey 21 del sueco volcó, acabó destrozado y por descarte, solo pudo ser tercero en un podio donde la victoria la sentenció una sanción. Esa salida compleja fraccionó la carrera desde la primera vuelta. Y aunque sobre la tierra fue el Jameel Motorsport quien dominó la gran final de principio a fin, diez segundos de penalización le dieron el triunfo al Team Hansen; que pasó por meta con siete de desventaja. Esa brecha fue suficiente para que Andreas Bakkerud se estrenase como vencedor en Extreme E y Catie Munnings se despidiese del certamen con un segundo triunfo que tiene un sabor especial. Porque más allá de cómo o por qué ha llegado, siempre será el último de la historia. Punto y final.

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