Da Costa anima la fiesta

Tuvo que renunciar a la pole a pesar de haber recuperado su mejor versión a una vuelta. Pero Da Costa tenía claro, que no iba a ceder ninguna primera posición más en lo que restaba de fin de semana en Portland. Y se salió con la suya. En plena recta final de la temporada, el portugués es consciente de que debía ponerlo todo de su parte y así lo hizo para animar una fiesta, de la que fue el protagonista. Al comienzo, porque logró arrebatarle la cabeza de carrera a Vergne (el poleman) en la salida; y cuando cayó la bandera a cuadros, porque se anotó el doblete de triunfos en el trazado americano al mismo tiempo, que firmaba su tercera victoria consecutiva del curso. Algo que no vivía la Fórmula E desde la sexta temporada del certamen cuando, precisamente el piloto de Porsche, logró otra racha de tres (Marrakech y Berlín por partida doble). Pero en esta ocasión hubo que pelearla.

Que el final sea idéntico al comienzo no quiere decir que el proceso fuese un camino de rosas. Ni mucho menos. Hubo intercambios de posición para no perder la costumbre, Hughes fue el primero en apartar a Da Costa de cabeza de carrera aunque su final estaba escrito y por detrás, el líder del Mundial, sentía cada vez más real el abismo en Portland. Cassidy se marchó de vacío sin anotar un solo punto, mientras que sus perseguidores buscaban la manera de anotar los 25 que otorgaba la victoria. Por momentos Buemi llegó a tenerlos en su mano, hasta que recibió un drive through por infracción técnica. El británico de McLaren volvía a ser quién llevaba la voz cantante y marcó un ritmo muy intenso, que preocupaba en el garaje de Woking.

Por el camino hubo varios avisos sobre las velocidades máximas para llegar con energía hasta el final. Pero no fueron las baterías, sino el alerón, lo que marcó el destino de Hughes. El británico se enredó con el Nissan de Fenestraz a mitad de carrera, mientras que un Da Costa con perfil discreto avanzaba sin contratiempos... aunque no estuvo exento de ellos. El portugués impactó con un Mortara que salió perdiendo y se fue a la hierba con un pinchazo, mientras que el Porsche también perdió su alerón delantero. Pero eso no fue un impedimento para Félix. Los Porsche se pusieron en cabeza a ocho vueltas del final y solo necesitaban gestionar una energía que mantenían a la par que sus rivales. Pero para Wehrlein fue misión imposible incluso con un safety car de por medio.

Evans realizó su último modo ataque cuando se marchó el coche de seguridad, dispuesto a ponerse al mando. Pero su mejor botín fue el último cajón de un podio que supone el número 100 para el neozelandés, que simplemente pudo ver para quién era una victoria que se decidió por la mínima. Frijns fue recuperando posiciones y se marcó como objetivo la primera plaza de un Da Costa en desventaja con la energía. Pero el portugués defendió su condición de líder y encontró tres décimas que valieron oro. Y vida en el Mundial. Porque con 33 puntos en su contra, todavía quedan 58 en juego que se repartirán en la final de Londres (20 y 21 de julio). Suena difícil, pero no imposible en la Fórmula E.

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