Cristina se sacrificó para que “MacGyver” salvara a Loeb
La española cumple con el equipo y sacrifica sus opciones para ayudar a Al Attiyah y un Loeb, al que Pablo Moreno le reparó una avería en el Dacia.
Para ningún piloto resulta fácil renunciar a sus propias prioridades, por satisfacer las de los demás. Esa necesidad va en contra de la competición pero antes de llegar al Dakar, Cristina Gutiérrez tenía muy claro que como recién llegada a la categoría reina las órdenes estarían presentes. Tardaron en llegar menos de lo esperado para la burgalesa, por culpa de un recorrido que así lo exigió. Su quinta posición en la etapa inaugural del Dakar era una alegría pero al mismo tiempo una especie de castigo, pues desde Dacia necesitaban tenerla cerca de Nasser Al Attiyah y Sebastien Loeb; ambos más allá de la vigésima posición y eso conllevaba una pérdida de tiempo que la española tenía que cargar a sus espaldas.
Tiphanie Isnard, team principal de Dacia, explicaba la decisión que tomaron y por la que Cristina tuvo que sacrificar su resultado: “Ha sido un día de altibajos. Los pilotos han sido muy cuidadosos y han llegado casi sin daños a la asistencia remota. Allí hemos hecho casi un pit stop para cambiar las ruedas y en ese momento hemos decidido parar a Cristina para poder hacer el resto de la etapa en grupo. Le agradecemos que haya aceptado la decisión y por suerte ha conseguido llegar al mismo campamento que ellos”. La desventaja con la cabeza de la española pasó de 13 minutos en la zona donde la marca rumana comenzó a hacer efectivo el trabajo en equipo, hasta la hora y veinte cuando llegaron al campamento de descanso. Una sangría demasiado dolorosa en la que también influyó un contratiempo de Loeb.
Dacia consiguió lo que quería y no era otra cosa que contar con el apoyo de Gutiérrez, en caso de que el piloto francés o Al Attiyah sufrieran un contratiempo. En esta ocasión fue Loeb quien se detuvo en el kilómetro 401 por un problema eléctrico que le obligó a perder tres ventiladores, pero gracias a Pablo Moreno, el copiloto de Cristina, pudo reemprender la marcha como explica la burgalesa: “La verdad es que ha sido una etapa buena, aunque no ha sido lo más rápido del mundo, pero digo buena porque al final ha sido mucho trabajo en equipo. ‘Seb’ (Loeb) venía con problemas, nos hemos parado, y por suerte tenemos en el equipo a Pablo (que además de copiloto también es mecánico), que es un MacGyver de la vida y ha reparado”.
El copiloto español fue el salvavidas de Dacia en general y un Loeb en particular, que mucho tiene que agradecerle a la tripulación del Dacia #212. En primer lugar, porque Cristina aceptó renunciar a su resultado y su carrera personal por pensar en el equipo. Y también, porque Pablo aplicó todos sus conocimientos para que el francés no haya renunciado definitivamente a este Dakar; otra vez. Poco más de media hora con toda la carrera por delante separa ahora a Sebastien de aspirar a la victoria... porque siempre tuvo a un Ángel de la guarda: “Hemos estado parados en tres ocasiones, y siempre detrás de ‘Seb’ para refugiarle. Están muy contentos porque han podido llegar hasta el penúltimo campamento como nosotros, y mañana en principio saldrían sin problemas”. Gracias a Cristina y Pablo.