“Al principio sigues a Sainz, pero ahora confío en mí”

Dicen que no hay dos sin tres y el ejemplo de Sandra Gómez (31 años, Madrid) es una muestra más de ello. Después de dos participaciones en el Dakar (del 3 al 17 de enero), la española regresa al desierto de una manera muy diferente hasta ahora. Para empezar, porque un equipo oficial como Fantic ha depositado su confianza en ella y porque además, por primera vez, participará en el mítico raid junto a la tablet digital aunque sigue prefiriendo la versión del roadbook en papel. Sin ni siquiera haber comenzado la aventura, los desafíos ya se suceden para Sandra, que no quiere ir más rápido de la cuenta. “Ganar la categoría femenina es posible, pero lo primero es terminar”, asegura la española a AS, medio que también le acompañará en el casco y la moto durante su travesía por Arabia.

“Estoy contenta de estar con AS. Mola enseñar un poco más todo lo que podamos. Yo contaré cosas y sacaré todo lo que pueda, como la pasta de los italianos (risas). El equipo cuando me llamó me puso sus condiciones y yo tenía ‘sponsors’ desde hace muchos años. Ellos no querían que los llevase y les dije que no iba. Obviamente quería ir, pero soy piloto de moto todo el tiempo, no solo en enero, y eso lo dejé claro. Entonces, luego me volvieron a llamar, me preguntaron cuánto sitio necesitaba y me lo dieron”, cuenta Sandra sobre cómo se forjó esa unión con la estructura italiana. Y aunque por el momento el acuerdo entre Fantic y la española “es solo para este Dakar, mientras sigo con el Hard Enduro el resto del año, pues ya veremos qué pasa. Venimos a hacer un buen Dakar y eso me puede abrir muchas puertas".

La piloto española ya conoce bien la exigencia de esta carrera, que en 2023 la mandó a casa por una pérdida de aceite, cuando lideraba la categoría femenina con más de una hora y media de margen. Y aunque “el año pasado tiré un poco la toalla porque no encontraba la manera de volver”, la llamada del Fantic lo cambió todo para Sandra. Porque en su regreso a la disciplina en el Rally de Marruecos, ya comprobó que seguía siendo competitiva: “Yo confío en mí. Totalmente. Me he demostrado a mí misma que puedo hacerlo. Al principio, claro, ves a Carlos (Sainz) y le sigues. Pero ya es el tercer Dakar y llevo tres Rally de Marruecos". Esa época en la que costaba llegar a los 155 km/h ya es historia.

Cuando se volvió a subir en la moto durante la carrera más importante previa al Dakar, “fue un poco a ver si me acordaba de cómo iba la navegación y fue perfecto. Santolino me ha enseñado muy bien a navegar”, decía entre risas la española, que tuvo al piloto de Sherco como maestro. De hecho, Gómez tiene claro que “el más rápido no es el que gana, porque puede ser que no sepa dónde va”, y aunque las dunas son una gran incógnita para ella junto a una moto con la que apenas tiene rodaje, en esta ocasión espera mejorar incluso su actuación de los dos años anteriores... siempre y cuando la XEF 450 Rally Factory le respete: “Me ha sorprendido para bien, porque es muy fácil de llevar, aunque tiene mucho peso en la parte delantera. En ese sentido sé que sufriré un poco más en las dunas, pero en otros sitios como las piedras podré sacar ventaja. Al final es cambiar un poco tu posición, creo que tengo que ir mucho más tiempo sentada”.

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“La etapa de 127 kilómetros da miedo”

“La etapa de 127 kilómetros en el Empty Quarter da miedo”, puntualiza Gómez, pero a pesar de que existirán dificultades, la realidad es que se vivirán de otra manera bajo el estatus de piloto oficial. La confianza que le han dado desde Fantic de cara a este Dakar, es una motivación extra para la española, que llega con un reto personal: “Acercarme a mis compañeros de equipo. En Marruecos iban por delante, pero no era una pasada. Y en el Dakar quiero acercarme un poco a ellos”. Y sabe dónde está la clave para conseguirlo: “El Dakar es mucho que vayas a tu 70 u 80%, porque tienes que dejarte el margen de no me puedo caer. Pero que ese porcentaje tiene que ser siempre lo más alto posible y ser constante”.

“Por todo lo que ha hecho” Laia Sanz es un referente y “tiene que serlo para cualquiera”. Después de once dakares en moto, la catalana dio el salto a las cuatro ruedas y ese es un objetivo que Sandra no descarta al largo plazo: “Al final quieres seguir en el Dakar y la moto es el riesgo máximo. Además (el coche) puede ser una nueva motivación y el cambio siempre se suele dar por seguridad. Si a Santolino le apetece ir en buggy, podemos hacer equipo”. Aunque por el momento, toca seguir disfrutando de la moto y una cuenta atrás que ya emociona: “Ya he pensado ‘qué guay me quedan solo 10 días”. El Dakar está a la vuelta de la esquina.

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