Verstappen respalda a su padre pero manda callar a todos

Multitudinaria e inquietante rueda de prensa de Verstappen en el ‘hospitality’ de Red Bull. Lleno hasta la bandera alrededor de dos mesas de plástico. Cerca de 50 dispositivos de grabación a centímetros del campeón, que se sienta y mira hacia abajo. Su padre había dicho cuatro días atrás que Red Bull se rompería mientras Christian Horner siga al frente. Sus motivos tendrá. Pues bien, Max camina sobre las aguas. Después de diez minutos, viene a decir que seguirá en ese equipo mientras el coche sea competitivo, pero que nunca se apartará de su padre en la F1. Sobre Horner, poco o casi nada.

“Soy el piloto, no sé lo que pasa arriba. Pero por mi parte, estoy centrado en la parte del rendimiento. Lo que se dijo en Bahréin se deja atrás”, introduce el neerlandés de 26 años, que pasó los últimos días en Dubái y celebró el cumpleaños de Jos en una multitudinaria fiesta el pasado lunes. “Estuve con mi padre hasta el martes. Hablamos todo el tiempo, somos un equipo, yo, mi padre y Raymond (Vermeulen, su mánager). Siempre será así”. “No me veo en la F1 sin él”, ilustra.

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¿Por qué dijo eso su padre? “Supongo que él lo sintió así. El único que lo sabe es mi padre, la gente se inventa cosas en las redes y el único que sabe lo que quiere decir es él. Pero por mi parte, no importa estar de una parte o de otra. Como hijo de mi padre, sería raro estar en la otra parte”. “Mi padre, por cómo le conozco, dice las cosas y no es un mentiroso. Pero es importante, como equipo, que podamos hablar por fin de las prestaciones del gran coche que tenemos. Nadie lo está mencionando mucho en los últimos días”, elabora. Insiste: “Mi padre y yo somos cercanos, hablamos todos los días. Pero no me gusta hablar de ciertas cosas. Me centro en la pista. Si hay problemas, se resolverán dentro del equipo”.

Tampoco abandona a Horner, al menos no del todo. ¿Seguirá en un Red Bull con Christian? “Estamos en el mismo equipo. He visto muchas historias, por mi parte lo que quiero es independiente de quien esté o no esté al frente del equipo, es tener un entorno tranquilo en el que todos estén felices de trabajar”. Su intención es cumplir el contrato que le vincula a Red Bull hasta 2028: “Esa es la intención cuando firmas por tanto tiempo, estar aquí. Depende de las prestaciones del coche. De 2026 en adelante hay dudas por el cambios de reglas, pero ya sabía eso cuando firmé y sé lo que han hecho por mí durante mi carrera. La intención es seguir con este equipo, absolutamente, y estoy muy feliz aquí. Mientras rindamos, no hay razón para marcharse”.

“Nadie hubiera imaginado que Lewis se marchaba a Ferrari. No sabes lo que va a pasar a tu alrededor y cómo te va a influir. Nunca se puede saber al cien por cien lo que va a suceder. Yo lo veo así, pero tampoco lo pienso mucho. Estoy feliz en este equipo, el rendimiento está ahí y no hay razones para marcharse”, elabora sobre la posibilidad de cambiar de escudería en un futuro lejano. Y cierra con elementos de concordia: “Cuando tienes discusiones, siempre se puede trabajar en algunas cosas. Todo el mundo tiene respeto por el otro en cualquier caso. Yo no siempre estoy de acuerdo con todo lo que sucede, en general, en la F1. A veces es bueno tener una discusión. Puede que estés de acuerdo, puede que no, es lo que sucede en una relación y es lo que hay”.

Diez minutos después, y con pocos mensajes claros o definitivos, parece evidente que a Max le molesta el ruido, pero no culpa a su padre de haberlo generado. No se presta a la rumorología que le acerca de manera irreal (por ahora) a Mercedes. Quizás tenga ganas de ponerse el casco, dejar de escuchar el ruido y subirse al espectacular RB20.